miércoles, abril 2, 2025

GRANADA

ISSN - 2952-5187

Época I - Año III - Núm: 0883

Ángel Calvo Pose

Madrid 1969. Publicó su primer poema en 1993, un alegato en contra del servicio militar obligatorio para celebrar su condición de insumiso. A partir de entonces colaboró y publicó relatos y poemas en diversas revistas literarias. Estudió Filología inglesa y Psicología en la Universidad Complutense de Madrid. Residió en Madrid, La Habana y Alicante, se dedicó a escribir guiones cinematográficos. Actualmente reside en Galicia, en una aldea al norte de Lugo, con vistas (si no hay niebla) al Cantábrico.

Desmemoria

Ya el hombre apenas llora. Se pregunta por el sabor a muerto de su lengua. —Antonio Gamoneda— Podía ser el cielo de cualquier otro lugar. Azul, con...

Ojalá mi corazón fuese de piedra – Capítulo 8

Jamás cedió a la tentación de buscar en sus padres algún motivo mínimamente sentimental relacionado con su persona para aquel primer, lejano y único...

Ojala mi corazón fuese de piedra – Capítulo 7

La mujer ha salido como ha entrado. Temerosa, amparada por su sombra y la oscuridad de los recovecos de la casa. Su temor era...

Ojalá mi corazón fuese de piedra – Capítulo 6

Aunque le estaba buscando, en ese u otro lugar del pueblo y de la sierra, y aunque le reconoce inmediatamente —detrás de su tamaño...

Ojala mi corazón fuese de piedra – Capítulo 5

A nadie puede extrañar su nerviosa omnipresencia entrando y saliendo del pueblo parapetado tras su máscara de odio crónico. Porque no es el único;...

Ojala fuese mi corazón de piedra – Capítulo 4

Antes de prender el candil de aceite, sabe que alguien ha entrado en la majada. No está seguro de la disposición de los objetos...

La voz de Ángel Calvo Pose

Una noche comprendí, mientras recorría las calles de Madrid perdido en la nube de mis pensamientos y de mi cigarrillo, que yo era un...

Ojalá mi corazón fuese de piedra – Capítulo 3

El detonante resultó ser, una vez más, la codicia, o la repentina amenaza contra todo lo que de alguna forma justificaba o pretendía justificar...

Ojalá mi corazón fuese de piedra – Capítulo 2

2. Le había preguntado a Benavides por la noche, mientras devoraban unos platos de patatas cocidas con abundante pimentón que una mujer vestida de negro,...

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