Estas máximas inspiradas en una noche robada al sueño invitan a una visión atractiva y esperanzadora del amor. Nos recuerdan, y de modo efectivo nos muestran, que el amor es una fuerza intensa que puede transformar nuestras vidas y conectarnos con algo más grande que nosotros mismos. Cada uno de estos aspectos es una exploración diferente del mismo amor, y juntos ofrecen una visión recóndita y significativa de este poderoso sentimiento. Creo con corazón que el amor es una fuerza que puede iluminar nuestras vidas y ayudarnos a ver la verdad, el misticismo, el poder de nosotros mismos y del mundo que nos rodea en su naturaleza más insondable e inmensa.
- Encuentra al ser absoluto mirando con el amor.
Desde las cumbres más altas hasta el cielo nocturno, en cada rincón posible se encuentra la presencia de lo divino. Pero es en la mirada del ser amado donde brilla la esencia del todopoderoso con mayor luminosidad.
Si se puede encontrar divinidad en cualquier parte, en una montaña, en el cielo nocturno, también se revela en los aspectos más íntimos de un ser amado. ¿Cómo no encontrarlo observando directamente tu rostro?
Lejos de ser solo una presencia abstracta, es también táctil y palpable en la conexión profunda que compartimos. En cada pliegue de tu piel, en cada brillo de tus ojos, en cada detalle se encuentra derramándose el amor de dios.
Me sumerjo cuando contemplo tus ojos en un mar de creación sin límites. En ti, lo infinito se hace sensible, y el mundo de lo sutil se origina desde tu propia sonrisa.
Explicación:
Esta máxima evoca la idea de que la divinidad se manifiesta en el amor humano. Al comparar la omnipresencia del ser absoluto con la mirada de un ser amado, se sugiere que en los detalles más íntimos y personales de la persona adorada —su rostro, su piel, sus ojos— se puede experimentar una conexión divina. La deidad aquí no se manifiesta como una entidad distante o abstracta, sino como una presencia tangible y muy cercana, accesible a través de la mayor admiración que puede sentir un ser humano por otro ser humano.
Esta máxima sugiere que el amor es una experiencia íntima que nos conecta con algo más grande que nosotros mismos. La percepción del ser amado es vista como un portal a lo sublime, un lugar donde podemos experimentar la belleza, la compasión y la sabiduría más desarrolladas.
La metáfora del océano de la deidad es particularmente evocadora, despertante, hermosa. Es una imagen que todos podemos descubrir en nuestro interior con una gran inmensidad y fondo. Sugiere que el amor es una fuente de infinito poder y potencial.
- La luz de la verdad nace del amor.
¿Podríamos salir los seres íntegros de la verdad para ver la no verdad? ¿Puede el pez ver la no agua? Así tampoco puedo ver la sombra en tu rostro porque cuando medito en ti solo percibo claridad.
En el amor, no hay lugar para la falsedad o la ilusión. Contemplando tu rostro, veo un resplandor que eclipsa las sombras. En tu presencia, me despojo de las vestiduras de la inseguridad y me visto con tu luz pura y radiante. Entonces eres el faro en una noche oscura que me guía hacia un sol que siempre permanece en su cenit.
Explicación:
Esta máxima explora la idea de que el amor es muy superior incluso a la propia certeza. Pues sin amor la verdad no se llegaría a manifestar con sinceridad, ya que ilumina la sabiduría desde dentro y disipa las sombras de la falsedad y la ilusión. La metáfora del faro y el sol en su cenit representa la guía y la claridad que el amor proporciona. Aquí, el amor es visto como una fuerza purificadora y reveladora que nos ayuda a ver y vivir en una realidad más intensa y luminosa. Un discernimiento extenso al que solo se puede encontrar en la sinceridad y la transparencia de los sentimientos genuinos.
Este aforismo afirma que el amor es una fuerza permitida. Una luz de nivel cósmico que ilumina nuestras vidas. En la presencia de la persona amada, nos sentimos libres de ser nosotros mismos y de experimentar la verdad según nuestra propia naturaleza.
La metáfora del faro que alumbra el camino es particularmente valiosa. Es una imagen de guía y seguridad, y sugiere que el amor nos proporciona un sentido de dirección y propósito en la vida.
- Si sueño que estoy volando siente que lo estoy haciendo hacia ti. Estar volando hacia ti es volar en verdad hacia nosotros.
En un viaje hacia tu amor, me desplazo justamente con ese mismo amor, con cada impulso me acerco más a la esencia de tu ser. En la libertad de mis sueños, siento todavía la fuerza de nuestra atracción, un vínculo indisoluble, un sueño de maravillas que siempre está ahí. Mientras contemplo la bondad gloriosa que emanas es como estar vislumbrando una visión divina.
Explicación:
Esta máxima reintegra la sensación de libertad y anhelo que acompaña al amor consagrado en la conciencia. Este «vuelo» no es solo físico, sino también es del mundo sensible y espiritual, representando un genuino viaje hacia la realización y la totalidad que existe en el amor
Expresa el deseo de confluencia y conexión que conduce al amor. El tránsito en sueños hacia la persona amada es una metáfora de un trayecto directo hacia la realización y la plenitud. El deseo de armonía se encuentra en el amor profundo hacia la persona amada como un viaje hacia la perfecta obra del ser.
La idea extraña de que este retorno es «hacia nosotros» refleja la creencia en un destino compartido y una correspondencia mutua gozosa. Que sea este vuelo en ambas direcciones es particularmente significativa, indicando que no existe una autentica separación primordial. Un término que expresa la convicción de formar un hado simultáneo para los amados y que consigue una unión continua que trasciende los límites que consideramos como individuales.
© Rafael Casares. Enero 2024. Todos los derechos reservados.
Bellísimo artículo. En ocasiones, durante la lectura he sentido como si estuviera leyendo un poema escondido entre la prosa.
Felicitaciones.
Claro es el momento de una nueva literatura de fusión. Opino que hay que rescatar la sabiduría y la belleza en todos los ordenes de la vida, entre ellos la metafísica y el arte. un abrazo cósmico