Tecnología y barbarie – Michel Nieva

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En el año 1274 Ramon Llull publicaba una de sus obras clave, el Ars Magna, donde desarrollaba la tesis de la creación de una máquina que, a través de la combinación de diversos sujetos, predicados y sentencias activados a través de palancas, ruedas, manivelas y guías, podía refutar o confirmar postulados lógicos acerca de la Naturaleza y de Dios.

Como se destaca en este artículo, «para Llull, el razonamiento podía trasladarse a un proceso secuencial y, por tanto, automatizable», por lo que esta máquina sería capaz de pensar y crear un lenguaje formal que pudiese demostrar que los dogmas que profesaba la religión cristiana eran verdaderos y, con ello, atraer a todos los creyentes bajo un mismo credo, combinando filosofía y religión e inventando, según se dice, la teosofía.

El Ars Magna podría considerarse, también, el inicio de lo que se conoce como «biteratura», una disciplina inventada por Stanisław Lem a la que Michel Nieva hace referencia en su colección de ensayos Tecnología y barbarie, ocho textos en los que el autor argentino revisa el binomio que da título al libro a través de la historia del pensamiento y de la literatura latinoamericanas.

La biteratura engloba «toda obra de procedencia no humana, o sea, toda aquella obra cuyo autor directo no ha sido el hombre», cuenta el autor polaco en su delirante obra Magnitud imaginaria, un conjunto de prólogos a libros inexistentes. Bajo ese prisma, los mecanismos que activan axiomas lógicos (como es el caso de la máquina de Lull) entrarían dentro de esta categoría al convertirse en los autores de los dogmas resultantes, así como sucede en los otros muchos casos en los que la técnica y el azar han tomado la delantera al autor, desde el famoso Cent mille milliards de poèmes, de Raymond Queneau, que permitía componer poemas combinando versos, a los autómatas escribientes o a la famosa idea de los monos que escriben una obra de Shakespeare, a la que hicimos referencia en esta newsletter.

Lo más apasionante de la biteratura es que enlaza directa e inquietantemente con la conversación actual alrededor de la Inteligencia Artificial y del concepto de autoría, así como nos obliga a desplazar el foco de los estudios literarios que, como apunta Nieva, actualmente está muy centrado en la interpretación del lector, para dirigirlo hacia el análisis de las condiciones de producción de las obras: ¿qué soportes lógicos y mecánicos permiten escribir a un artefacto? ¿Cómo fue programado? ¿De qué manera almacena y procesa información? Estas serían algunas de las preguntas centrales de un crítico literario que practicase la llamada «bitística» (nombre que Lem inventa para los estudios de la biteratura).

Según esta reflexión, y como apunta Nieva, «acaso un milenario libro como la Poética de Aristóteles, cuyo tema de análisis es la forma en que se produce un texto, sería más acertado para entender la biteratura que el formalismo, o que cualquier aproximación estética y hermenéutica del siglo XIX, del XX o del actual».

A través de las reflexiones que plantea la biteratura de Lem y la revisión contemporánea del concepto que realiza Michel Nieva en Tecnología y barbarie, se subrayan las apasionantes conexiones que existen entre pasado, presente, futuro, y nos señalan algo que ya sospechábamos: que la tecnología no deja de ser, al fin y al cabo, un espejo de nosotros mismos.

Autor:

Michel Nieva (Buenos Aires, 1988) estudió Filosofía en la Universidad de Buenos Aires y actualmente es investigador doctoral y docente en la Universidad de Nueva York. En 2021 fue elegido por la revista Granta como uno de los mejores narradores jóvenes en español y en 2022 ganó el Premio O. Henry. Es autor del poemario Papelera de reciclaje (2011) y de las novelas ¿Sueñan los gauchoides con ñandúes eléctricos? (2013) y Ascenso y apogeo del Imperio Argentino (2018). En Anagrama ha publicado la novela La infancia del mundo(2023): «Una obra steampunk que imagina la desaparición del sur de América Latina entre literatura gauchesca, videojuegos bestiales y plagas monetizadas. Inteligente, divertida y brutal» (Mariana Enriquez) y el conjunto de ensayos Tecnología y barbarie (2024): «Forja magistralmente un artefacto de lecturas y conceptos ingeniosos que permiten (re)abordar la historia, el presente y el porvenir de la nación argentina —incluso del mundo— desde la literatura» (Belén González Johansen, Revista Luthor). Además escribió el guión del videojuego en 8 bits Elige tu propio gauchoide.

© Anagrama. Febrero 2024.

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