LAS ALAS DE LA PALOMA
Henry James
Por José Luis Alvarado
Las alas de la paloma (1902) quizá sea la novela más representativa dentro de la evolución en la narrativa de Henry James a partir del nacimiento del siglo XX. Nos referimos, en concreto, al período de cuatro años que abarca desde 1901 a 1904, en el cual escribe cuatro novelas fundamentales para entender su literatura y, más precisamente, para entender los presupuestos estilísticos que ya mantendría hasta su muerte.
La génesis de la novela
El propio Henry James, en el prefacio que escribiría pocos años después, explica la génesis de Las alas de la paloma:
La idea, reducida a lo esencial, es la de una joven consciente de su gran capacidad de vivir, pero desde muy pronto golpeada y condenada, sentenciada a morir en breve plazo, no obstante su amor por la vida, pero que sabiéndose condenada aspira ardientemente a «agotar», antes de extinguirse, todos los estremecimientos posibles para obtener así, aunque de una manera fugaz y parcial, la sensación de haber vivido.
Esta idea, naturalmente, no es sino el trasfondo en el que se desarrolla una trama mucho más compleja, donde si bien la protagonista es la joven enferma, no menos importancia adquieren las personas que revolotean a su alrededor, no siempre con sanas intenciones. Henry James explota en esta novela hasta sus últimas consecuencias determinados sentimientos que pueden surgir a partir de tan delicada situación, como puede ser la compasión, la amistad, la solidaridad o el interés. No hay que olvidar que la joven estadounidense que decide viajar a Europa con el fin de vivir intensamente el final de su vida es multimillonaria, y que en la vieja Europa decadente, esta circunstancia puede acarrear algún suceso adverso.
Un gran personaje femenino
Libertad, dinero, un espíritu inquieto y encanto personal es lo que tiene Milly Theale, que llega de visita a la Inglaterra rural procedente de los Estados Unidos junto a una amiga. Se hospedarán en la casa de una amiga de esa amiga, Mrs. Lowder, en un acto que es muy del gusto de Henry James, habitual visitante también de amigos ingleses. En la casa de Mrs. Lowder se ha producido -o se está produciendo- un hecho que a la postre resultará decisivo en la vida de Milly: Kate Croy, la joven sobrina de la adinerada Mrs. Lowder, se encuentra en el aprieto de estar enamorada de un joven periodista sin recursos económicos, pero con evidentes recursos de seducción, llamado Merton Densher.
No estamos ante la típica situación de dos diferentes clases sociales que no pueden unirse por razones crematísticas, sino bien al contrario, Kate y Densher son, los dos, pobres de solemnidad, y si bien a Kate le puede quedar la esperanza de una vida más holgada tras la herencia de su tía, a Densher no le queda ni eso. Ello es lo que hace que Mrs. Lowder se niegue (muy sutilmente) a que continúen las relaciones entre su sobrina y el periodista, aún más cuando un tal Lord Mark se halla revoloteando por los salones de la ricachona con intenciones bien claras.
El peculiar estilo de Henry James
Hasta aquí un primer acercamiento a Las alas de la paloma, compleja y densa novela. Y digo compleja porque la sutileza de la mirada de Henry James llega a rastrear los más exquisitos pormenores que se pueden dar en cualquier relación social o de amistad, los presenta de una manera, digamos, con todas sus facetas al aire, y más tarde las estudia y las estruja hasta dejar al lector y a los personajes exhaustos.
Quiero decir: Henry James lleva las situaciones hasta sus últimas consecuencias, y para ello no duda en utilizar un estilo igualmente llevado hasta sus últimas consecuencias en lo que se refiere a sintaxis. Como si fueran cajas chinas, los párrafos de Henry James se van bifurcando una y otra vez, abriéndose las frases en otras frases de las que a su vez derivan otras frases y llevando la subordinación hasta los límites del entendimiento del lector.
¿Y cuáles son las razones que llevan al autor a adoptar un estilo tan prolijo? Que, en primer lugar, las situaciones argumentales, muy delicadas y sutiles, así lo requieren y, segundo y más importante, Henry James trata de narrar desde tres puntos de vista a la vez: el narrador omniscente, la tercera persona y el estilo indirecto libre. Así, en cualquier página de Las alas de la paloma sabremos qué está pasando física y psicológicamente a los personajes, aderezados con los comentarios nunca explícitos del autor que se adentra intertextualmente en la narración.
Una compasión mal entendida
La complejidad de la trama viene dada por la especial relación que se produce entre Milly y la pareja formada por Kate y Densher. Para empezar, Milly no sabe que los otros dos amigos son una pareja enamorada, y nadie la saca de ese malentendido cuando habría razones para hacerlo. ¿Qué impide contar a la pobre heredera que el hombre del que se ha enamorado ya se encuentra enamorado a su vez de su mejor amiga? Por lo pronto, Mrs. Lowder siente una curiosa atracción por Densher y, digámoslo claro, desea quitárselo de encima para endosárselo a la americana.
La amiga de Milly también está en el secreto, pero por compasión no quiere quitarle la ilusión a su enferma amiga acerca del objeto de su amor: ya que ha de vivir la vida plenamente, al menos que lo haga sin reparos ni desengaños. Pero la parte retorcida de sangre fría de la trama la pone Kate: a pesar de su amistad, o aprovechándose de ella, ve los millones de Milly como una oportunidad para que ella y su novio puedan labrarse un futuro halagüeño, por lo que incita a su novio Densher para que se muestre en todo su esplendor ante Milly y desarrolle ante sus ojos todo su poder de seducción. En su defensa hay que decir que también hay cierta compasión en su conducta, la misma compasión que siente Densher aunque éste ponga reparos a la situación.
Una lente de aumento
¿Quién va a perder y quién va a ganar con el engaño? Ahí es donde Henry James aplica su lente de aumento para no dejar un solo cabo suelto y hacer con ello que Las alas de la paloma se desarrolle hasta el final siguiendo una sibilina lógica humana que puede o no dejar contento al lector. Pero lo que le quedará claro finalmente es que no se le puede dar más vueltas al asunto, que el escritor ha agotado todos los puntos de vista posibles para que la trama llegue al lugar al que tiene que llegar, como si no hubiera más posibilidades al respecto.
No es casual que el nudo gordiano de la trama se desarrolle en una ciudad bella y decadente como Venecia ni que nunca sepamos cuál es la enfermedad que aqueja a Milly y el tiempo que le puede quedar de vida, a pesar de que una parte de la novela gire alrededor de las conversaciones del médico con distintos personajes de la novela; ni siquiera sabemos si Milly llega a saber que hay un engaño detrás del hombre del que se ha enamorado o si Densher solo finge amor o lo vive realmente.