CRIMINALÍSTICA # 4. Avances criminalísticos

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CRIMINALÍSTICA 04. Avances criminalísticos

— Dr. Sergio A. Fernández Moreno


—> Es en el año 1886 cuando el mal etiquetado como primer espía y detective, el escocés Allan Pinkerton, aplicó por primera vez la fotografía criminal para ayudar a reconocer a los criminales. Con el antropólogo y policía argentino Juan Vucetich en 1892, se reduce a cuatro los tipos fundamentales de dactiloscopia, determinados por la presencia o ausencia de los deltas.

Allan Pinkerton. Detective estadounidense de origen escocés, fundador de una famosa agencia de detectives privados americana, nacido el 25 de Agosto de 1819 en Glasgow (Escocia) y muerto el 1 de Julio de 1884 en Chicago. Hijo de un sargento de policía, tras completar el aprendizaje del oficio de tonelero emigró a Estados Unidos en 1842, y se estableció en Chicago, donde trabajó como fabricante de barriles. Trasladado al año siguiente a Dundee, en el cercano condado de Kane, abrió su propio negocio. En 1846, un día que recogía madera en una isla desierta, descubrió y capturó a una banda de falsificadores; al tener éxito en sucesivos intentos para descubrir otras bandas, y por otras hazañas, fue promovido para ser el sheriff del condado de Kane y pronto también en el condado de Cook, con cuartel general en Chicago.

En 1850 Pinkerton abandonó la fuerza policial de Chicago para organizar una agencia de detectives privados que se especializó en casos de asaltos a trenes, agencia que había sido fundada por su padre en 1865 para suplir las deficiencias de la policía oficial, minada por la corrupción. La Agencia Nacional de Detectives Pinkerton llegó a ser una de las agencias más famosas de su género. Por otro lado, Pinkerton y su hermano Guillermo fueron los pioneros en utilizar el teléfono para las informaciones policíacas.

Juan Vucetich criminalista argentino, nace el 20 de Julio de 1858 en Lessina (Croacia). Emigra junto a su familia a la República Argentina. En 1888 ingresa en la policía de la provincia de Buenos Aires con el cargo de meritorio en la Oficina de Contaduría y Mayoría, pasando posteriormente a la Oficina de Estadísticas. En Junio de 1891, se le encomendó un estudio para establecer el servicio de identificación antropométrica. Ante la carencia de exactitud y seguridad que había observado en la Antropométrica, agregó también las impresiones digitales. Creó el sistema de clasificación de los dibujos digitales. Estos fueron descubiertos hacía siglos y se sabía también que no existen dos individuos que tengan dibujos similares en las yemas de los dedos, pero nadie, hasta Vucetich, había logrado implementar un sistema universalmente reconocido para la individualización de personas. Al aprobarse este sistema en 1891 se inauguró la Oficina de Identificación. En 1901 presentó su tesis Nuevo Sistema de Identificación en el Congreso Científico Latinoamericano celebrado en Montevideo. Participó en el Congreso Internacional Científico celebrado en Rio de Janeiro en 1905 presentando su trabajo titulado Evolución de la Dactiloscopia y una tesis sobre el tema Congreso Policial Sudamericano. En Octubre de ese mismo año participó en la Conferencia Internacional de Policía, en Buenos Aires, donde propuso la creación de la Cédula de Identificación Personal. En 1908 asistió al Congreso Científico de Chile donde presentó la tesis Necesidad de crear en cada país una Oficina de Identificación, Estadísticas de la Criminalidad y la Fica o Cédula de Canje Universal. En el Congreso Internacional de Jefes de Policía de 1913 realizado en la ciudad de Washington, presentó la tesis sobre el tema La Dactiloscopia Argentina y sus Aplicaciones Internacionales.

En 1911 crea el Gabinete de Identificación Dactiloscópica del Ministerio de Guerra a pedido del Ministro de Guerra del Gobierno Argentino. Donó a la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata, su archivo y biblioteca lo cual sirvió para fundar el museo que lleva su nombre. Falleció el 25 de enero de 1925 en la ciudad de Dolores.

El siglo XIX se cierra para los avances criminalísticos y con la aparición de un grupo de tres importantes nombres en 1899, la bióloga y botánica italiana Giuseppina Alongi (Desarrolla sus actividades académicas y científicas en el Departamento de Ciencias Biológicas, Geológicas y Ambientales, Sección de Viología Vegetal, Universidad de Catania), a la que secundaría el periodista y escritor italiano Enrico Ferri Cuenca (Llegó a postular teorías que basaban el poder de la legalidad en la prevención del delito frente a su castigo. Ferri fue uno de los fundadores de la escuela positivista. Siguió con sus investigaciones sobre el positivismo psicológico y social en línea con el positivismo de Lombroso) junto con el médico y criminólogo italiano Cesare Marco Lombroso, precursores de la Policía Judicial Italiana. (Verona, noviembre de 1835. Descendiente de una familia de judíos españoles, comenzó sus estudios de medicina en Pavía. En 1880 funda junto a Ferri y Garófalo, el Archivio de Psichiatria, Antropología Criminale e Scienze penali. Según su teoría, existe una continuidad del delito que va desde las plantas hasta el hombre, pasando por los pueblos salvajes, en muchos de cuyos grupos estos delitos son perfectamente normales y hasta celebrados y reconocidos. En los niños se forma la conciencia moral sobre todo por la fuerza del ejemplo y la madurez de los órganos; de fallar ambos se produce el estado de infancia moral prolongada de los delincuentes natos y de los locos morales), con la utilización de técnicas antropométricas para determinar la identidad criminal.

Así pues, como hemos podido ver, el siglo XIX trascurre con avances en dactiloscopia, algunas intenciones de utilizar la balística como ciencia forense y con una incipiente toxicología y fotografía criminal basadas en técnicas antropométricas que comienzan a vislumbrarse como métodos identificaciones del delincuente.

El siglo XX comienza con un nombre importantísimo, el juez austriaco Hans Gross, al que se le considera el padre de la criminalística, a él se debe la generalización del término Criminalística, con el que se refería al «análisis sistemático de las huellas dejadas por el culpable»; llegando así, en el año 1905, a un gran hito en la Criminalística y en especial en la dactiloscopia, reflejado en la figura del médico español y granadino Dr. Federico Olóriz Aguilera que tomó como base de su sistema la clasificación de Vucetich, que establecía cuatro tipos de dactilogramas atendiendo al núcleo:

  • Primer tipo: A-Adeltos (sin delta)
  • Segundo tipo: D-Dextrodeltos (con una delta a la derecha).
  • Tercer tipo: S-Sinistrodeltos (con una delta a la izquierda)
  • Cuarto tipo: V-Bideltos (con dos o más deltas)

Federico Olóriz Aguilera. Estudio medicina en Granada. Al terminar sus estudios en 1875, continuó en la Facultad de Medicina como profesor ayudante, primero en la cátedra de higiene y posteriormente en la de anatomía descriptiva. En 1880 publicó en la prensa médica de Granada, unos trabajos sobre técnica anatómica, que más tarde desarrollaría en su Manual de Técnica Anatómica. Este libro, basado en apuntes inéditos de Rafael Martínez Molina, en unos cuadernos también inéditos de Aureliano Maestre de San Juan y en observaciones propias hechas entre 1872 y 1882, se publicó en Madrid en 1890, y sirvió de manual a varias generaciones de estudiantes de medicina. Fue profesor de la Escuela de Policía y director del Museo Antropológico de la Facultad de Medicina de Madrid. En este museo reunió más de dos mil cráneos recogidos durante catorce años, consiguiendo una colección comparable a las de Pierre Paul Broca y de Carl Ernst Ranke, que constituía una excelente fuente de investigaciones antropológicas.

El siglo XX pasará con tan solo otros acontecimientos para la Criminalística en el año 1928, con el Dr. en Medicina y jurista francés Edmon Locart (Se le asocia con el «Principio de Intercambio» por él enunciado, uno de los pilares fundamentales de la investigación forense: «siempre que dos objetos entran en contacto transfieren parte del material que incorporan al otro objeto». En 1923 sugirió el nombre de «Técnica Policial» a esa investigación de la prueba del delito, mediante el establecimiento de las pruebas indiciarias y la agrupación de nociones en un cuerpo de doctrina. Afirmó que «los restos microscópicos que cubren nuestras ropas y cuerpos son testigos mudos, seguros y fieles de nuestros movimientos y encuentros» Teoría que, afirman, habría puesto en práctica durante la I Guerra Mundial trabajando para el Servicio Secreto Francés, identificando los sitios por donde habían pasado los soldados tomados como prisioneros, para localizar la ubicación de los enemigos), que enuncia el conocido como «Principio de intercambio de Locard» que señala «siempre que dos objetos entran en contacto transfieren parte del material que incorporan al otro objeto» y asimismo, la llegada sobre 1985 de la Biología forense o más conocida como Genética Forense (Es la especialidad de la Criminalística que se basa en el estudio de la transmisión de los caracteres hereditarios y el análisis del polimorfismo o variabilidad genética humana, aplicada a los problemas judiciales. Ciencia multidisciplinaria que abarca los conocimientos de biología molecular, bioquímica y genética, que se aplican para establecer la identidad humana por medio de muestras forenses de origen humano. Establecer la identificación humana a través de los perfiles genéticos que se determinan de las muestras forenses; fluidos biológicos, restos anatómicos, dientes y restos óseos, así como el parentesco biológico padre y madre, el origen biológico de las muestras de delitos sexuales y el sexo bilógico que se solicita de restos o muestras forenses. Genética: parte de la ciencia que se dedica al estudio de la trasmisión hereditaria por medio de los genes (Gen: fragmento del ADN que constituye la base estructural del genoma, cuya función básica es la de trasmitir las características de un individuo a su descendencia), con la incorporación del ADN a la criminalística, que revolucionó claramente la identificación criminal en la escena del crimen mediante el análisis de restos epiteliales o fluidos corporales.

El siglo XXI deparará grandes acontecimientos para el apasionante mundo de la Criminalística que amplían el elenco de ciencias forenses que la componen y que, debido a la inmediatez de sus comienzos, desvelaremos más adelante.

Este pequeño paseo por la historia de la Criminalística pone de manifiesto que «La ciencia del pequeño detalle» como la definió el Dr. Moreno González, ha ido incorporando sus mayores avances en los dos últimos siglos, en lo que podríamos significar como su contenido más científico, y este ha venido de la mano de hombres inquietos y cultos de muy diversa formación académica, e incluso sin información académica inicial, entre los que destacamos antropólogos, biólogos, químicos, médicos, estadistas, matemáticos, psicólogos, jueces, escritores, detectives e incluso delincuentes, lo que evidencia que las Ciencias Forenses que componen la Criminalística deben ser necesariamente multidisciplinares y con una orientación clara, enfocadas a combatir el delito por todos los medios y técnicas reconocidos por la comunidad científica, por lo que vuelvo a reivindicar su integración necesaria dentro de la Criminología, componiéndose así la Criminología y la Criminalística, como parte de un todo, tal y como expresaba el Dr. Moreno González.

Sin embargo, tal  como anuncié la inicio, discrepando rotundamente, desde mi humilde pero formada opinión, del enunciado un tanto vetusto por el que considera que «[…] ambas disciplinas hermanas que provienen de un tronco común, la medicina forense, […]», ya que como hemos podido ver, la medicina ha sido solo una de las disciplinas que han contribuido a la evolución de la Criminalística y en la actualidad, la Medicina Legal es tan solo una de las líneas de las ciencias forenses, circunscrita al cadáver o a las lesiones de la víctima, como no puede ser de otra manera, de entre las más de quince ciencias forenses que conforman la Criminalística, entre las que cabe destacar las que paso a exponer.

© Dr. Sergio A. Fernández Moreno. Junio 2023

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Director Técnico del Laboratorio de Criminalística de la Universidad de Cádiz. Profesor Investigador del IAIC sección de Cádiz. Director de Área Industrial e Ingeniería – Codirector del Área de Estudios de Seguridad – Coordinador de las áreas de Ciencias Biológicas y Medicina Legal e Identificación y Antropología Física del Laboratorio de Criminalística de la Universidad de Cádiz. Con un amplísimo bagaje de formación, titulación e investigación. Miembro del Grupo de Investigación SEJ-541 «Retos en la Sociedad Contemporánea» Universidad de Almería. 2018. Profesor Investigador en el Área de Criminalística Forense, del Instituto Andaluz Interuniversitario de Criminología, Sección dela Universidad de Cádiz, desde 2016. Investigador del Laboratorio de Antropología de la Universidad de Granada el Área de Antropología Física y Forense, desde 2004.

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