El Pensamiento de Sabino Arana a través de sus Textos
— ARMANDO BESGA MARROQUÍN
— Como observó Benjamin Franklin: “ser criaturas racionales resulta harto inconveniente, pues nos permite encontrar o inventar una razón para todo aquello que se nos antoje”. Eso explica por qué seguidores de Arana encuentran argucias para defenderlo. Con eso no consiguen refutar lo que los historiadores han demostrado, pero sí réditos importantes: impedir las deserciones y suscitar entre el gran público, que desconoce cómo pensaba Arana, que el fundador del nacionalismo vasco sea una figura polémica. De ahí a considerar que la verdad se encuentra en el medio sólo hay un paso en estos tiempos en el que el relativismo es un valor en alza. Por eso, la mejor estrategia para colocar a Arana en el puesto que le corresponde en la Historia es partir de los textos. Y más cuando sus partidarios no se atreven a citar ninguna de sus frases; se limitan a venerarle con calles, estatuas, premios y fundaciones. Textos que, además, hay que situar en su contexto, porque el socorrido argumento de que fue un hombre de su tiempo no puede ser más falso: Arana odiaba la época en que vivió. Arana no fue sólo un racista por encima de toda medida; también fue antiliberal, fundamentalista católicomachista. Y todo ello en sumo grado. Liberticida y partidario de una sociedad completamente cerrada con castas, el Estado que deseaba era una teocracia totalitaria en la que los súbditos fueran réplicas suyas. Y es que el nacionalismo de Arana fue un aranismo, que tenía poco que ver con la cultura vasca y los vascos reales, a los que condenó por no ser como él.
Autor:
Armando Besga Marroquín nació en Bilbao en 1956. Se licenció en Geografía e Historia y se doctoró en la Universidad de Deusto. En 1983, obtuvo una cátedra de enseñanza media en las últimas oposiciones para cátedras y desde 1987 es profesor de historia medieval de la Universidad de Deusto. Su tesis de licenciatura (Consideraciones sobre la situación política de los pueblos del Norte de España durante la época visigoda del Reino de Toledo, Universidad de Deusto; Bilbao, 1983,158 págs.) supuso la primera refutación de la teoría indigenista sobre los pueblos del norte de España, que culminó con la tesis de doctorado (Orígenes hispanogodos del Reino de Asturias, Real Instituto de Estudios Asturianos, Oviedo, 2000, 635 págs.), que demostraba que la monarquía asturiana era un reino neogodo, que aseguraba la continuación de la historia de España, iniciada con la conquista romana. Susinvestigaciones, que abarcan medio centenar de monografías, se han centrado en la Alta Edad Media, particularmente en el reino visigodo, el reino de Asturias y los Países Vascos. Ha publicado una docena de libros y más de noventa artículos.