Vandalismo contra un mural feminista en Sevilla: destrozado un homenaje a mujeres poetas andaluzas en el barrio de La Macarena
Un mural de gran formato dedicado a mujeres poetas andaluzas —entre ellas María Zambrano, Carmen Conde, Julia Uceda, Ángeles Mora o Concha Lagos— ha sido parcial o totalmente destruido por actos vandálicos durante la madrugada del lunes 14 de abril en el barrio sevillano de La Macarena. El ataque, cometido con pintura negra y eslóganes insultantes, ha sido denunciado por diversos colectivos culturales y asociaciones feministas como un acto de violencia simbólica y ataque deliberado contra la memoria cultural de las mujeres en Andalucía.
El mural, que fue inaugurado en marzo de 2022 con motivo del Día Internacional de la Mujer, ocupaba una medianera de más de 12 metros de largo en la calle Fray Isidoro de Sevilla, y había sido creado por el colectivo artístico Pinturas Vivas, en colaboración con el Ayuntamiento hispalense y el Centro de Estudios Andaluces. Representaba los rostros y versos de nueve escritoras andaluzas del siglo XX que rompieron con los estereotipos de género y contribuyeron a renovar la lírica española desde un enfoque introspectivo, crítico y vinculado al territorio.
Una destrucción metódica y cargada de intencionalidad
Según los informes de la Policía Local y la denuncia interpuesta por vecinos, el mural fue atacado entre las 2:00 y las 5:00 de la madrugada del lunes. Los agresores utilizaron pintura en spray, además de brochazos gruesos con alquitrán o pintura sintética de difícil limpieza, para borrar los rostros y tachar los nombres de las poetas, así como cubrir los versos inscritos.
Asimismo, aparecieron frases como “Fuera feminismo de nuestras calles”, “ni poetas ni santas, fuera rojas” o “España una y no cincuenta feministas”, en clara alusión a la ideología de género y el revisionismo histórico que impulsa la Ley de Memoria Democrática en Andalucía.
Varios grafitis incluían simbología de extrema derecha —cruces célticas, referencias al yugo y las flechas franquistas— y consignas similares a las utilizadas en ataques recientes a sedes sindicales y universidades andaluzas.
Condena institucional y respuesta ciudadana
El Ayuntamiento de Sevilla ha condenado el ataque mediante un comunicado firmado por el alcalde José Luis Sanz, quien declaró: “No se puede permitir que el arte público, en particular aquel que rinde homenaje a figuras de nuestra cultura, sea objeto de odio e intolerancia. Este mural es parte de la memoria poética de Andalucía y será restaurado lo antes posible”.
Por su parte, la concejala de Igualdad, María del Carmen Romero, ha calificado el ataque de “acto de terrorismo cultural”, y ha anunciado que se activarán fondos del Plan Municipal de Memoria Feminista para restaurar el mural e implementar medidas de vigilancia en obras públicas de sensibilidad social.
Más de una veintena de colectivos —incluyendo Asociación Andaluza de Mujeres de la Cultura, La Caja de Pandora, Sevilla Feminista, y Poetas en Resistencia— han organizado una lectura pública en el lugar del atentado, con versos de las autoras representadas en el mural. La acción tuvo lugar el 16 de abril y congregó a más de 300 personas, muchas de ellas jóvenes y activistas culturales.
Las poetas silenciadas y el valor de su legado
Entre las autoras homenajeadas en el mural se encontraban Julia Uceda, primera mujer en recibir el Premio Nacional de Poesía (2003); María Zambrano, cuya obra filosófica ha influido en generaciones de pensadores hispánicos; Carmen Conde, miembro de la Real Academia Española y figura clave de la poesía comprometida de posguerra; y Concha Lagos, conocida por su labor editorial desde Córdoba en tiempos difíciles para la voz femenina.
El proyecto artístico nació con el objetivo de visibilizar las voces de mujeres escritoras que durante décadas fueron marginadas por el canon literario oficial. Según explica la artista plástica Miriam León, coordinadora del colectivo Pinturas Vivas, “no se trataba solo de pintar retratos, sino de devolver la palabra a mujeres a las que les fue negada durante generaciones”.
El mural combinaba imágenes figurativas con versos en caligrafía artística, entre ellos los siguientes fragmentos ahora tachados:
“No hay exilio más hondo que el que uno no nombra” (Uceda)
“Toda luz que se calla, deja una herida” (Lagos)
“Las palabras que no decimos se pudren en la sangre” (Conde)
Un patrón preocupante de violencia cultural
Este no es el primer ataque a obras de arte feministas en el espacio público andaluz. En 2023 se registraron al menos cinco incidentes similares en Huelva, Cádiz y Granada. En la mayoría de los casos, los murales estaban vinculados a iniciativas comunitarias o escolares, y fueron objeto de sabotajes tras su aparición en redes sociales vinculadas a grupos ultras.
La Delegación del Gobierno en Andalucía ha señalado que estos actos deben ser investigados como delitos de odio, según establece la legislación vigente. Sin embargo, desde colectivos feministas y culturales se lamenta la falta de mecanismos de protección preventiva, así como la impunidad con la que actúan grupos extremistas en espacios artísticos periféricos.
Arte, memoria y resistencia
A raíz del ataque, diversas instituciones culturales como la Fundación Machado, el Centro Andaluz de las Letras y la Universidad de Sevilla han lanzado campañas bajo el lema “La poesía no se borra”, con lecturas, talleres y encuentros poéticos orientados a escolares. Además, la editorial sevillana Renacimiento ha anunciado una reedición especial con selección de textos de las poetas homenajeadas en el mural.
Como ha señalado la escritora Rosa Berbel, presente en la lectura pública del martes:
“Cuando se borra un mural, se está diciendo a las niñas que sus palabras valen menos. Pero también se nos recuerda que debemos escribir con más fuerza, más rabia y más ternura”.
Este nuevo acto de violencia simbólica contra la cultura de las mujeres se suma a una preocupante cadena de episodios que afectan al espacio público como lugar de memoria, pluralidad y libertad de expresión. En un tiempo de polarización creciente, el arte vuelve a ser campo de disputa entre el silencio impuesto y la palabra colectiva que resiste.
Equipo redactor de HOJAS SUELTAS