Cultura y turismo: una disonancia entre el conocimiento y la superficialidad en la era digital – 3ª parte

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Consecuencias del turismo superficial en el patrimonio cultural

El turismo superficial, caracterizado por el consumo visual y la búsqueda de experiencias inmediatas y descontextualizadas, ha tenido un impacto profundo y, a menudo, negativo en el patrimonio cultural. Esta forma de turismo, impulsada por la masificación y la lógica del “check-in” digital, no solo afecta a los lugares en términos de conservación física, sino que también altera la vida de las comunidades locales y desnaturaliza la experiencia cultural misma. A continuación, se desarrollan en detalle las principales consecuencias del turismo superficial en el patrimonio cultural desde distintas perspectivas: la degradación física y simbólica del patrimonio, el impacto social y económico en las comunidades locales, y la transformación de los destinos culturales en “escenarios de consumo”.

1. Degradación y banalización del patrimonio cultural

El turismo de consumo visual, que privilegia la captura de imágenes por encima de la comprensión y apreciación de los lugares, ha provocado una serie de efectos adversos en el patrimonio cultural. La presencia masiva y constante de turistas en lugares de gran valor histórico y artístico tiende a propiciar su degradación física, así como la pérdida de su significado cultural intrínseco.

1.1. Degradación física del patrimonio

La masificación turística ha generado una sobreexplotación de espacios que, en muchos casos, no están preparados para recibir un volumen tan elevado de visitantes. La acumulación de personas en sitios frágiles y de gran valor patrimonial puede derivar en un deterioro físico irreversible. Algunos ejemplos destacados de esta problemática incluyen:

  • La Alhambra de Granada: Aunque la Alhambra limita el número de visitantes diarios para preservar su integridad, la afluencia de turistas es constante y genera una presión significativa sobre las estructuras. El desgaste de los suelos, el deterioro de los frescos y la necesidad de realizar restauraciones periódicas son algunas de las consecuencias del flujo continuo de visitantes.
  • Venecia: La ciudad italiana es uno de los casos más paradigmáticos de la sobreexplotación turística. La llegada masiva de cruceros y el turismo de masas han deteriorado tanto el ecosistema de la laguna como la estructura de los edificios. La vibración de las embarcaciones y la erosión de las mareas provocan fisuras y grietas en las estructuras, poniendo en peligro el frágil equilibrio de la ciudad.
  • Machu Picchu: La ciudadela incaica sufre un deterioro constante debido al gran número de turistas que recorren sus pasajes cada día. Las pisadas de miles de personas erosionan el terreno y afectan la estabilidad de los muros, llevando a las autoridades peruanas a limitar el acceso y establecer rutas para mitigar el impacto.

Además de estos casos específicos, muchos otros monumentos y sitios arqueológicos han sufrido un desgaste acelerado por la falta de regulación y control del turismo, que ve en ellos una oportunidad de negocio sin tomar en cuenta su preservación a largo plazo.

1.2. Banalización simbólica del patrimonio

El turismo superficial tiende a despojar a los sitios culturales de su valor simbólico, reduciéndolos a meros escenarios fotográficos. La importancia histórica, religiosa o cultural de un lugar se ve reemplazada por su “fotogenia” y su capacidad para atraer a visitantes que desean obtener una instantánea, a menudo desprovista de contexto. Este fenómeno de banalización simbólica genera:

  • Descontextualización de los significados históricos: Un ejemplo claro es el Muro de las Lamentaciones en Jerusalén. Mientras que para la comunidad judía este sitio tiene un profundo significado espiritual y religioso, para muchos turistas no es más que una parada exótica en su recorrido, sin tomar en cuenta su historia ni su importancia cultural.
  • Transformación en “escenarios de consumo”: Muchos lugares de gran valor cultural se han convertido en escenarios donde lo primordial es la búsqueda de la “experiencia perfecta” para las redes sociales. La plaza de San Marcos en Venecia o la calle Karl Johans en Oslo se ven saturadas por turistas que interactúan con el entorno únicamente a través de la lente de sus móviles.

2. Impacto en las comunidades locales y la economía

El turismo superficial no solo afecta a los sitios patrimoniales en términos de conservación, sino que también tiene un impacto significativo en las comunidades locales. La afluencia masiva de visitantes altera la estructura social, económica y cultural de las ciudades y pueblos que acogen estos flujos turísticos.

2.1. Desplazamiento y gentrificación

La masificación turística tiende a provocar un fenómeno de desplazamiento de las comunidades locales, que se ven forzadas a abandonar sus hogares debido al aumento desproporcionado de los precios de alquiler y la conversión de propiedades residenciales en alojamientos turísticos (como los pisos de alquiler en plataformas como Airbnb). Esto da lugar a procesos de gentrificación, en los que el tejido social y cultural se ve alterado de manera irreversible:

  • El caso de Barcelona: El barrio Gótico y otras zonas emblemáticas de la ciudad han sufrido una gentrificación acelerada. La conversión de antiguas viviendas en alojamientos turísticos y la saturación de las calles por parte de visitantes han llevado a muchos residentes a trasladarse a otras áreas o incluso a abandonar la ciudad. El resultado es una pérdida de identidad local y la transformación del barrio en un escaparate turístico.
  • Lisboa: La capital portuguesa ha experimentado un incremento exponencial en los precios del alquiler, especialmente en las zonas históricas. La llegada masiva de turistas, atraídos por el encanto bohemio de barrios como Alfama, ha expulsado a muchos residentes, alterando la vida comunitaria y creando tensiones entre locales y visitantes.

2.2. Alteración de la economía local

El turismo superficial y de masas tiende a concentrar los beneficios económicos en unas pocas manos, especialmente en grandes cadenas hoteleras y multinacionales, mientras que las comunidades locales reciben escasos beneficios directos. Esto puede derivar en:

  • Desaparición de comercios tradicionales: Las tiendas y negocios que servían a los residentes locales son reemplazados por franquicias, restaurantes y tiendas de souvenirs orientados exclusivamente al consumo rápido por parte de los turistas. Esto no solo reduce la diversidad comercial, sino que también altera la fisonomía y el carácter de los barrios.
  • Dependencia económica del turismo: Al basarse en un modelo económico dependiente del turismo, las comunidades locales se vuelven vulnerables a los vaivenes del mercado turístico. La crisis del COVID-19 evidenció esta fragilidad en ciudades como Roma y Florencia, que sufrieron un colapso económico debido a la ausencia de visitantes.

3. La transformación de los destinos culturales en “escenarios de consumo”

El turismo superficial ha llevado a la conversión de muchos destinos culturales en “escenarios de consumo” diseñados para satisfacer las expectativas de los turistas. En lugar de preservar la autenticidad de los lugares, muchos destinos han sido transformados para adecuarse a un imaginario simplificado y estandarizado. Esta transformación tiene múltiples implicaciones:

3.1. Pérdida de autenticidad cultural

La comercialización de la cultura y la adaptación de los lugares a las expectativas turísticas conllevan una pérdida de autenticidad. En muchos casos, los festivales, las tradiciones y las manifestaciones culturales se simplifican y “embellecen” para ajustarse a la demanda de los turistas. Esto da lugar a una suerte de “folklorización” que desvirtúa el significado original de las prácticas culturales.

  • El caso de los “tablaos” en España: Muchos locales de flamenco han pasado de ser espacios de expresión artística auténtica a convertirse en espectáculos diseñados exclusivamente para turistas, sacrificando la riqueza y complejidad del arte flamenco en favor de una versión edulcorada y accesible.
  • Los festivales tradicionales adaptados al turismo: Festividades como el Carnaval de Venecia o la Feria de Abril en Sevilla han sufrido alteraciones para acomodar la llegada masiva de turistas, diluyendo la esencia de estas celebraciones para satisfacer el deseo de exotismo y autenticidad predefinida.

3.2. Desnaturalización de los espacios urbanos

Las ciudades históricas se convierten en meros decorados para la actividad turística, perdiendo su carácter de espacios de vida y comunidad. Los centros urbanos son transformados en parques temáticos donde la vida cotidiana de los residentes se ve interrumpida por la invasión constante de visitantes. Esto genera una disociación entre la ciudad real y la ciudad turística:

  • Dubrovnik como “escenario de Juego de Tronos”: El auge del turismo en esta ciudad croata, impulsado por su aparición en la serie “Juego de Tronos”, ha convertido el casco histórico en un plató donde los residentes tienen cada vez menos espacio y las actividades comerciales tradicionales son desplazadas por la venta de merchandising relacionado con la serie.

Las consecuencias del turismo superficial en el patrimonio cultural son profundas y de largo alcance. La degradación física y simbólica del patrimonio, el impacto social y económico en las comunidades locales, y la transformación de los destinos en escenarios de consumo representan desafíos que exigen una respuesta coordinada y efectiva. La implementación de políticas sostenibles, la educación del turista y la promoción de un turismo cultural responsable son pasos necesarios para mitigar estos efectos y preservar la riqueza cultural para las futuras generaciones.

Se acerca el final de mi ensayo, 4ª parte dentro de cuatro días.

© Anxo do Rego. Todos los derechos reservados.

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