Cultura y turismo: una disonancia entre el conocimiento y la superficialidad en la era digital – 2ª parte

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El verdadero ejercicio cultural frente al turismo de consumo visual

El contraste entre el verdadero ejercicio cultural y el turismo de consumo visual pone de manifiesto una disonancia que se ha acentuado en las últimas décadas con el auge de las redes sociales y la mercantilización de las experiencias. Mientras que el ejercicio cultural auténtico se basa en la inmersión, la comprensión y la reflexión, el turismo de consumo visual se centra en la captura rápida de imágenes, la búsqueda de validación social y la superficialidad de la experiencia. A continuación, se analizan en profundidad ambas formas de aproximación al patrimonio cultural.

1. El verdadero ejercicio cultural: características y objetivos

El verdadero ejercicio cultural se define como un proceso de acercamiento y comprensión del patrimonio tangible e intangible, sustentado en la curiosidad intelectual y la apreciación crítica. No se trata simplemente de observar, sino de participar de manera activa en el diálogo con la obra, el monumento o el entorno cultural que se visita. El verdadero amante de la cultura no se contenta con la superficie; desea profundizar, establecer conexiones y, en última instancia, aprender.

Características del ejercicio cultural auténtico:

  • Participación activa: A diferencia del turista que se limita a tomar fotografías, el verdadero visitante cultural se involucra. Lee sobre la historia del lugar, asiste a conferencias, visita bibliotecas y museos, y establece un diálogo constante con el entorno.
  • Búsqueda del conocimiento: La experiencia cultural implica ir más allá de lo evidente. Un viajero cultural que visita la Alhambra, por ejemplo, no solo se queda con la belleza de sus estancias, sino que se interesa por los detalles arquitectónicos, el simbolismo de la decoración islámica y el contexto histórico que llevó a su construcción.
  • Apreciación crítica: El verdadero ejercicio cultural requiere un esfuerzo interpretativo que va más allá de la estética. Implica cuestionar la significación de las obras, su impacto en la historia y su papel en la conformación de identidades.
  • Reflexión personal: A diferencia de la simple observación, la reflexión crítica lleva al visitante a reconsiderar sus propias creencias, conocimientos y experiencias previas a la luz de lo observado. Se trata de un proceso de autoconocimiento y enriquecimiento personal.

Objetivos del verdadero ejercicio cultural:

  • Fomentar un entendimiento más profundo de las sociedades y sus manifestaciones artísticas e históricas.
  • Promover la empatía y el respeto hacia otras culturas, evitando la instrumentalización y la trivialización del patrimonio.
  • Estimular la creatividad y la innovación a partir del contacto con nuevos contextos, ideas y formas de expresión.

En definitiva, el verdadero ejercicio cultural busca el enriquecimiento del individuo y la comunidad a través de un conocimiento profundo y reflexivo. Su objetivo no es poseer, sino comprender y, en última instancia, transmitir el legado cultural a futuras generaciones.

2. El turismo de consumo visual en la era digital

Por otro lado, el turismo de consumo visual es una práctica caracterizada por la búsqueda constante de la imagen perfecta, más que por la vivencia significativa de un lugar. El viaje se convierte en un ejercicio de captura visual y en una competición por mostrar la experiencia en redes sociales. Este fenómeno, potenciado por plataformas como Instagram, TikTok o Facebook, ha dado lugar a una nueva generación de turistas que priorizan la estética y el espectáculo por encima de la conexión cultural.

Características del turismo de consumo visual:

  • Obsesión por la fotografía: La principal actividad del turista de consumo visual es la toma constante de fotografías. Las cámaras, móviles y selfie sticks se han convertido en extensiones de su cuerpo, mediando la experiencia a través de la lente y desvinculando al individuo del contexto real.
  • Estructuración de la experiencia por el “check-in”: En lugar de profundizar en el significado de los lugares visitados, el turista se limita a pasar por los “puntos emblemáticos” para registrar su presencia y poder decir “yo estuve aquí”. Este comportamiento reduce la experiencia cultural a una lista de destinos consumibles y fácilmente reconocibles.
  • Validación a través de las redes sociales: La experiencia cultural se transforma en un producto que debe ser expuesto y validado por la audiencia. El número de “me gusta”, comentarios y seguidores se convierte en la medida del éxito del viaje.
  • Desconexión emocional: El consumo visual prioriza la reproducción de imágenes por encima del compromiso emocional e intelectual con el lugar. La consecuencia es una desconexión creciente entre el turista y la experiencia, que resulta en una banalización de la cultura.

Impacto del turismo de consumo visual:

  • Pérdida del significado cultural: Cuando la experiencia se limita a la captura de imágenes, el significado cultural se desvanece. El Coliseo, la Torre Eiffel o la Sagrada Familia se convierten en escenarios vacíos cuya única finalidad es ser fotografiados, perdiendo su valor como símbolos históricos y culturales.
  • Degradación del entorno: La masificación turística impulsada por el consumo visual deteriora físicamente los sitios de interés. El exceso de visitantes daña las estructuras, genera problemas de basura y contaminación, y altera el equilibrio ecológico de espacios naturales.
  • Estandarización de la experiencia: La búsqueda de la fotografía perfecta lleva a una homogeneización de la experiencia. Los turistas se limitan a reproducir las mismas poses y encuadres, siguiendo patrones preestablecidos por otros usuarios de redes sociales. Este fenómeno reduce la diversidad y riqueza de las formas de experimentar la cultura.

Ejemplos del turismo de consumo visual:

  • En ciudades como París, el turismo de consumo visual se manifiesta en la masificación de lugares como el Louvre, donde las personas se congregan en torno a la Gioconda únicamente para obtener una instantánea. Pocos se detienen a observar con detenimiento el resto de la colección o a reflexionar sobre la importancia del museo como institución cultural.
  • En Barcelona, el turismo masificado en torno a la Sagrada Familia ha desvirtuado la relación de los habitantes locales con la iglesia. Los turistas, más interesados en obtener una foto desde el mejor ángulo, apenas reparan en la historia del templo o en su simbolismo religioso y artístico.

Contrapunto: el turista reflexivo frente al turista de consumo visual

Mientras que el turista de consumo visual se mueve por la inmediatez, la superficialidad y la búsqueda del espectáculo, existe una minoría de viajeros que practican un turismo reflexivo y consciente. Este tipo de turista, cercano al perfil del viajero del Grand Tour, se preocupa por conocer a fondo los lugares que visita, y prioriza la calidad de la experiencia por encima de la cantidad de lugares visitados.

El turista reflexivo:

  • Realiza investigaciones previas sobre la historia, el arte y la sociedad del destino.
  • Participa en actividades culturales, como visitas guiadas con expertos, talleres y conferencias.
  • Dedica tiempo a leer e informarse sobre el contexto de las obras y los monumentos, estableciendo conexiones con su propio bagaje cultural.
  • Utiliza la fotografía como un medio de expresión artística, pero no como el fin último de su experiencia.

La diferencia entre el verdadero ejercicio cultural y el turismo de consumo visual es, en última instancia, una cuestión de actitud y propósito. Mientras que el ejercicio cultural persigue la comprensión y la integración, el consumo visual se centra en la posesión rápida y superficial de un momento congelado en una imagen. En este sentido, el reto consiste en cómo reorientar las prácticas turísticas para que se reconcilien con el valor del conocimiento y la apreciación crítica del patrimonio cultural. Lograr un equilibrio entre ambos enfoques será fundamental para preservar la riqueza cultural de los destinos y fomentar un turismo sostenible y respetuoso.

Aún no acaba el ensayo, quedan la 3ª y 4ª parte que se publicarán proximamente.

© Anxo do Rego. Todos los derechos reservados.

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Narrador. Fundador, Director y Editor de la extinta editorial PG Ediciones. Actualmente Asesor y colaborador en Editorial Skytale y Aldo Ediciones, del Grupo Editorial Regina Exlibris. Director y Redactor del diario cultural Hojas Sueltas. Fundador de una de las primeras revistas digitales de novela negra «Solo Novela Negra» en la actualidad incorporada a la sección LEYENDO en el diario cultural HOJAS SUELTAS que dirige. Partícipa en numerosas instituciones culturales. Su narrativa se sustenta principalmente en la novela policíaca con dieciseis títulos del comisario del CNP, Roberto H.C. como protagonistal. Mantiene su creatividad literaria con relatos, artículos y reseñas en algunas revistas digitales culturales. Redactor del diario cultural Hojas Sueltas.

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