En VOCES DE AYER, exploramos las vidas y obras de autores y autoras que, con su talento y compromiso, han dejado una huella imborrable en la literatura y la cultura. A través de sus palabras, revivimos tiempos pasados y nos sumergimos en los pensamientos de quienes, desde la intimidad de sus versos y relatos, nos abrieron ventanas hacia mundos complejos, íntimos y, a menudo, desconocidos.
En esta entrega, nos adentramos en el legado de Carmen Conde, una de las escritoras más influyentes del siglo XX en España y la primera mujer en ocupar un sillón en la Real Academia Española. Poeta, narradora, y pionera en el ámbito educativo, se destacó por su firme voz lírica y su aguda mirada sobre la condición femenina en un tiempo de grandes retos. Su obra, marcada por la introspección, la lucha interna y la resistencia, nos ofrece una visión única de los conflictos y anhelos de su época.
Hoy, rescatamos su figura para darle la palabra, reconstruyendo su pensamiento y su espíritu a través de una entrevista ficticia que nos acerca a la Carmen Conde más auténtica: la mujer, la escritora y la incansable defensora de la libertad y la cultura.
BIOBIBLIOGRAFIA REAL
Carmen Conde Abellán fue una poeta, narradora y académica española, reconocida como una de las voces más destacadas de la literatura del siglo XX. Nació en Cartagena, España, en 1907, en una familia de clase trabajadora, y desde joven mostró un profundo interés por la literatura y la educación. Se formó en la Escuela de Maestras y, más tarde, se adentró en el ámbito de la literatura y el periodismo.
Conde fue una mujer adelantada a su tiempo, comprometida con la cultura y la enseñanza. En 1931, fundó junto a su marido, Antonio Oliver, la Universidad Popular de Cartagena, un proyecto educativo y cultural que buscaba acercar el conocimiento a las clases populares. Su carrera literaria estuvo marcada por una mezcla de lirismo y compromiso social, con una obra que abarca poesía, novela, ensayo y literatura infantil.
En 1978, se convirtió en la primera mujer en ocupar un sillón en la Real Academia Española (RAE), rompiendo así una barrera histórica para las escritoras en España. Su obra está marcada por un lenguaje íntimo, una exploración constante de los sentimientos y una crítica social sutil pero presente. Carmen Conde falleció en Madrid en 1996, dejando un legado literario que sigue siendo referente para las nuevas generaciones.
Bibliografía destacada y detalles de las obras:
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«Brocal» (1929): Este poemario es una de sus primeras obras, donde Conde empieza a definir su estilo lírico y personal. La poesía de «Brocal» es íntima, con una clara influencia del modernismo y una búsqueda de la expresión de los sentimientos más profundos.
- «Ansia de la Gracia» (1945): Una obra en la que la autora refleja sus inquietudes espirituales y existenciales. En estos poemas se nota una evolución hacia una poesía más madura, con temas recurrentes como la búsqueda de la verdad y el sentido de la vida.
- «Mujer sin Edén» (1947): Considerada una de sus obras maestras, este poemario aborda la condición femenina desde una perspectiva profundamente reflexiva y crítica. Los poemas tratan la soledad, el amor, el dolor y la lucha interna de la mujer en una sociedad patriarcal.
- «Mientras los hombres mueren» (1953): Un libro de poemas marcado por el dolor y la desolación de la guerra civil española. Conde expresa en esta obra su repudio a la violencia y el sufrimiento humano, resaltando la vulnerabilidad del ser humano en tiempos de conflicto.
- «La noche oscura del cuerpo» (1980): Este libro destaca por su tono introspectivo y la exploración de la espiritualidad. Conde reflexiona sobre la muerte, la fe y el alma humana con un estilo depurado y maduro.
- «Obra poética completa» (1986): Una recopilación de sus poemas más significativos, que abarca toda su trayectoria literaria y muestra la evolución de su voz poética desde sus inicios hasta su consagración.
FICCIÓN
Como siempre y con todo el respeto que nos merecen las autoras y autores que comienzan a llenar esta sección de VOCES DE AYER, nos permitimos imaginar la siguiente entrevista ficticia con la admirada y recordada CARMEN CONDE.
H.S.: Carmen, su obra refleja una intensa exploración de los sentimientos humanos y la condición femenina. ¿Cuál cree que ha sido el mayor reto al escribir sobre estos temas en su tiempo?
Escribir sobre la condición femenina y los sentimientos humanos ha sido, para mí, una forma de desvelar lo que se esconde en la vida cotidiana de las mujeres, de aquellas que no tienen voz en los libros de historia. El reto ha sido constante, sobre todo en una época en la que la mujer debía guardar silencio, ajustarse a un rol impuesto. Era como gritar desde la página en blanco, sin saber si alguien te escuchaba realmente. Mis versos son, en muchos sentidos, un acto de resistencia, una manera de decir: «Estamos aquí, sentimos, pensamos, existimos». La censura, la incomprensión y, a veces, la soledad que implicaba esta lucha fueron barreras difíciles, pero necesarias de atravesar.
H.S.: Fundaste la Universidad Popular de Cartagena en un momento convulso de la historia de España. ¿Qué significó para ti este proyecto educativo y cultural?
La Universidad Popular de Cartagena fue una de las mayores alegrías de mi vida, un proyecto nacido del amor por la educación y por mi tierra. Queríamos, junto a Antonio, crear un espacio donde la cultura y el conocimiento fueran accesibles para todos, especialmente para aquellos que no podían acceder a la educación formal. Vivíamos tiempos difíciles, pero estábamos convencidos de que la cultura era una herramienta de transformación social. La Universidad Popular fue un refugio, un lugar donde la libertad de pensamiento encontraba su espacio y donde se tejían sueños en medio de las adversidades. Significó esperanza, una pequeña luz en medio de la oscuridad.
H.S.: Fuiste la primera mujer en ocupar un sillón en la Real Academia Española. ¿Cómo viviste ese momento histórico? ¿Crees que se ha avanzado lo suficiente en la inclusión de las mujeres en los espacios de la alta cultura?
Ser la primera mujer en la Real Academia Española fue un honor, pero también una responsabilidad enorme. Sabía que no solo estaba ocupando un sillón por mí, sino por todas aquellas mujeres que durante siglos habían sido ignoradas y excluidas. Fue un momento agridulce, porque aunque era un avance, no dejaba de ser una muestra de cuán lejos estábamos de la verdadera igualdad. Aún hoy, creo que hay mucho por hacer. Las mujeres seguimos luchando por un espacio que se nos niega en muchas ocasiones. No es suficiente con abrir una puerta; debemos asegurarnos de que todas las puertas permanezcan abiertas para las que vienen detrás.
H.S.: En tus libros, como «Mujer sin Edén» y «Mientras los hombres mueren», abordas el sufrimiento y la resistencia. ¿Cómo influyó la guerra civil y la posguerra en tu poesía?
La guerra civil y la posguerra fueron cicatrices que marcaron mi alma y mi obra para siempre. Vivimos un tiempo de dolor y silencio, de pérdidas irreparables. En «Mientras los hombres mueren», quise reflejar esa desolación, esa sensación de impotencia y el dolor de un país roto. La poesía se convirtió en un refugio, en una forma de resistir a la desesperanza. Escribir era una forma de llorar en silencio, de dar voz al sufrimiento de tantos. Fue también una manera de sanar, de enfrentar el dolor y de mantener viva la memoria de lo que habíamos perdido.
H.S.: Muchos de tus poemas reflejan una espiritualidad profunda y una búsqueda constante de la verdad. ¿Cómo definirías tu relación con la fe y la introspección en tu obra literaria?
La fe y la introspección han sido compañeras constantes en mi vida. No hablo necesariamente de una fe religiosa, sino de una búsqueda interior, de un diálogo continuo con mi yo más profundo. Mis poemas son un espejo de esa búsqueda incesante de la verdad, de lo que significa existir y sentir. La poesía me ha permitido explorar esos rincones oscuros del alma que a veces tememos enfrentar. Escribir es, en cierto modo, un acto de fe: una creencia en el poder de la palabra para desentrañar lo que somos y lo que podríamos llegar a ser.
H.S.: La soledad y el aislamiento son temas recurrentes en tu poesía. ¿Escribir ha sido para ti una forma de compañía o de confrontación con tus propios demonios?
Escribir ha sido ambas cosas. En muchos momentos, la escritura fue mi única compañía, un lugar donde podía ser completamente libre y honesta. Pero también fue una confrontación, un enfrentamiento con mis miedos, con la soledad y con los fantasmas que todos llevamos dentro. La poesía me permitió dar forma a esos sentimientos que no siempre se pueden expresar con palabras sencillas. Cada poema era una batalla y, a la vez, una reconciliación conmigo misma. La soledad, lejos de ser un enemigo, se convirtió en una aliada que me permitió conocerme en profundidad.
H.S.: ¿Qué consejo le darías a las jóvenes escritoras que buscan encontrar su voz en un mundo todavía lleno de prejuicios hacia las mujeres?
Les diría que no se rindan, que no permitan que nadie silencie su voz. Escribir es un acto de valentía, especialmente cuando se es mujer y se decide hablar de lo que incomoda, de lo que se ha callado por siglos. La literatura es un arma poderosa, y su voz tiene un valor incalculable. Sean fieles a sí mismas, a lo que sienten y piensan, y no se dejen amedrentar por los prejuicios o las críticas. Cada palabra escrita es un paso hacia adelante, hacia un mundo más justo y más inclusivo. Que nunca dejen de escribir, porque sus voces son necesarias.
8. Hasta ahora hemos hablado de tu poesía, ¿puedes comentarnos tu trayectoria en prosa?
Mi incursión en la prosa fue un proceso natural, un complemento a mi poesía que me permitió explorar otros ritmos y formas de contar. Mi obra en prosa abarca desde novelas hasta relatos cortos y ensayos. En mis novelas, como «Las oscuras raíces», intento capturar la complejidad de las relaciones humanas, las sombras que arrastramos y los silencios que habitamos. La prosa me ofreció la posibilidad de desarrollar personajes con más profundidad y de adentrarme en los matices del alma humana. Escribir prosa me permitió, además, abordar de forma más directa temas sociales y psicológicos, añadiendo una capa narrativa que complementa mi trabajo poético.
H.S. Háblanos, por favor, de tus estudios y ensayos.
Mi obra ensayística es una parte fundamental de mi trayectoria literaria, un espacio donde he podido reflexionar sobre las figuras que admiro y los temas que me inquietan. Uno de mis ensayos más queridos es «Emilia Pardo Bazán» (1942), en el cual rendí homenaje a una de las grandes escritoras españolas, explorando su vida y su obra con la intención de poner en valor su legado en una época en que la figura de la mujer escritora aún luchaba por el reconocimiento.
Otro de mis ensayos, «Sobre poesía y poetas» (1976), reúne mis reflexiones sobre la poesía en general y sobre el trabajo de poetas que marcaron mi camino. Es un libro que me permitió dialogar con mis contemporáneos y con la tradición, aportando mi visión sobre el papel del poeta en la sociedad y sobre la misión de la poesía como vehículo de expresión humana.
Asimismo, en «En la tierra de nadie» (1955), abordo el papel de la mujer en la sociedad y la literatura, temas que siempre han sido una constante en mi obra, desde una perspectiva crítica y reflexiva. Estos ensayos son una extensión de mi voz poética, un intento de comprender mejor mi lugar y el de otras mujeres en el vasto paisaje de la literatura. Para mí, el ensayo ha sido una herramienta para seguir explorando el mundo y conectando con otros, más allá de los límites del verso..
H.S. Tu paso por la creación de obras para niños, ¿ha sido especial para ti?
Escribir para niños ha sido una de las experiencias más gratificantes de mi carrera. Los niños poseen una imaginación y una capacidad de asombro que los adultos muchas veces perdemos. Mis cuentos y obras infantiles, como «Canciones de nana y desvelo», son un intento de conectar con esa pureza y esa magia que caracteriza la infancia. Escribir para los más pequeños me permitió despojarme de formalismos y conectar con una parte de mí que nunca he querido perder: la niña curiosa que aún vive dentro. Además, era mi manera de contribuir a la formación de los jóvenes lectores, de ofrecerles un mundo lleno de palabras y posibilidades donde se sintieran acompañados y comprendidos.
H.S.: Disculpa, en esta sección siempre preguntamos: ¿Qué obra de tu bibliografía presentarías en esta época del S.XXI a un certamen literario?
Si tuviera que presentar una obra mía en un certamen literario del siglo XXI, sin duda elegiría «Mujer sin Edén». Creo que sus temas son atemporales y siguen resonando con fuerza hoy en día. Es un libro que habla del desarraigo, de la búsqueda de identidad y de la lucha interna de las mujeres por encontrar su lugar en el mundo. Aunque escrito en otro contexto, pienso que la esencia de esos poemas sigue siendo relevante, pues aún hoy muchas mujeres continúan librando batallas similares. Es una obra que no solo representa mi voz, sino la de muchas que siguen buscando su propio Edén en una sociedad que todavía les impone límites.
H.S. ¿Estarías dispuesta a responder preguntas que pudieran hacernos los lectores del diario cultural Hojas Sueltas?
Por supuesto, sería un honor y una alegría inmensa poder entablar ese diálogo con los lectores de Hojas Sueltas. Siempre he creído que la literatura no termina en el libro, sino que cobra vida en la conversación, en las interpretaciones y en las preguntas que despierta en quienes la leen. Escuchar las inquietudes, curiosidades y reflexiones de los lectores es una forma de seguir viva a través de mis palabras. Para mí, la interacción con el público es fundamental, pues la literatura se enriquece y se completa con cada mirada nueva que se posa sobre ella. Así que sí, estaré encantada de recibir esas preguntas y compartir mis pensamientos con todos vosotros.
H.S.:
Estimada Carmen Conde, en nombre del equipo redactor de Hojas Sueltas, queremos expresarle nuestro más sincero agradecimiento por su disposición a participar en esta entrevista ficticia y por la generosa voluntad de responder a las preguntas que puedan formular nuestros lectores. Su amabilidad y su infinita generosidad al compartir sus pensamientos, su tiempo y su sabiduría son profundamente apreciadas.
Sus reflexiones sobre la poesía, la prosa, sus estudios y la pasión con la que ha abordado cada aspecto de su proceso creativo nos han brindado un verdadero tesoro literario. A través de sus palabras, no solo hemos podido adentrarnos en su vida y obra, sino que también hemos recibido una lección invaluable sobre la esencia del arte poético y el compromiso que implica ser una escritora fiel a su voz y a su tiempo.
Estamos convencidos de que su participación en la serie VOCES DE AYER será una fuente inagotable de inspiración y conocimiento para nuestros lectores, quienes encontrarán en sus palabras una guía luminosa para apreciar y crear poesía con mayor profundidad y sensibilidad. Su testimonio no solo honra su legado, sino que también enriquece nuestro presente y anima a las nuevas generaciones de poetas a seguir explorando con valentía sus propios caminos.
Agradecemos especialmente su disposición para mantener este diálogo vivo al responder las futuras preguntas de nuestros lectores. Esta interacción, estamos seguros, contribuirá a fomentar un espacio de intercambio fructífero, y a fortalecer la comunidad literaria que juntos construimos día a día.
Querida Carmen Conde, nuestra gratitud y respeto por su valiosa colaboración y por seguir compartiendo con nosotros la magia de sus letras.
© Equipo de Redacción.