Cuando los tratamientos cosméticos eran tabú y se llevaban en secreto, Madame Rachel abrió un salón de belleza en el Londres victoriano y aprovechó esta circunstancia para chantajear y estafar a sus clientas con una desfachatez increíble. Ella es la primera de las Seis mujeres criminales (1949) de las que Elizabeth Jenkins ofrece una documentada semblanza biográfica en esta recopilación aguda y sorprendente que abarca casos desde el siglo XIV hasta el XIX. Sus protagonistas llevaron al límite, siempre transgrediéndolo, las condiciones que se atribuían a una mujer en su época: Alice Perrers, amante de Eduardo III, rapaz usurpadora de tierras y hasta de joyas de la Corona; lady Ivie, falsificadora y pleiteadora incansable, «en el ámbito de la ley, más astuta que nadie», que llegó a legar en su testamento bienes que no le pertenecían; la condesa de Somerset, que consiguió con malas artes volver impotente a su marido para obtener la anulación de su matrimonio y casarse con el favorito del rey Jacobo I de Inglaterra; Jane Webb, líder ya en su adolescencia de una banda de ladrones callejeros que vaciaba los bolsillos de todo Londres en el siglo XVIII; y Florence Bravo y su dama de compañía, la señora Cox, envueltas en un caso de envenenamiento que escandalizó a la sociedad victoriana. Elizabeth Jenkins, aun señalando la codicia y el «olfato para las debilidades, los miedos y los deseos de una gran parte de la humanidad» de estas criminales, no puede dejar de sentir cierta simpatía por ellas: las sitúa adecuadamente en su contexto histórico, que compara frecuentemente con nuestra época, y revela su psicología en un intento de comprenderlas y explicar sus anomalías.
Autora:
Nació en 1905 en Hitchin (Hertfordshire); su padre fundó la Cardicott School, cerca de Londres, aún hoy en funcionamiento. Estudió en Cambridge y fue profesora en la King Alfred School de Hamsptead. Se relacionó con el Grupo de Bloomsbury, aunque parece que no se llevaba muy bien con Virginia Woolf. Durante la Segunda Guerra Mundial tuvo un papel muy activo ayudando a refugiados judíos y a víctimas de los bombardeos de Londres. Fue una de las fundadoras de la Jane Austen Society. Escribió biografías de Jane Austen, lady Caroline Lamb, Henry Fielding e Isabel I de Inglaterra, entre otras. Su primera novela fue Virginia Water (1929); la segunda, Harriet, recibió en 1934 el premio Femina Vie Heureuse (imponiéndose a Evelyn Waugh y Un puñado de polvo) y fue un gran éxito de ventas. Otras novelas suyas son Robert and Helen (1944), The Tortoise and the Hare (1954), Brightness (1964) y Dr Gully’s Story (1971). Cuando murió en Londres en 2010, a la edad de ciento cuatro años, el obituario de The Telegraph dijo: «El talento especial de Elizabeth Jenkins en sus novelas fue la descripción de la victimización de frágiles personajes que inspiran simpatía, a manos de gente que lo único que tiene de memorable es su crueldad. Como a Agatha Christie, le fascinaban los crímenes en las zonas residenciales».
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