Animales metafísicos

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El 28 de noviembre de 2013 el periódico inglés The Guardian publicaba una carta de la filósofa Mary Midgley, titulada «The golden age of female philosophy». En ella, Midgley respondía a un artículo del mismo periódico en el que Jonathan Wolff se cuestionaba los motivos de la escasez de mujeres en el mundo de la filosofía, y se preguntaba dónde había ido a parar el espíritu del Oxford de los años cuarenta, donde un grupo de mujeres liderado por Midgley y sus amigas, Elizabeth Anscombe, Philippa Foot e Iris Murdoch, y conocido como el Cuarteto de Oxford, había revolucionado la forma de hacer filosofía durante los años de la Segunda Guerra Mundial. Midgley, la única del grupo con vida cuando ese texto fue publicado, advertía: «As a survivor from the wartime group, I can only say: sorry, but the reason was indeed that there were fewer men about then». Así de sencillo: la guerra se había llevado a muchos hombres de Oxford, y las mujeres habían podido ejercer una influencia hasta entonces desconocida.

La carta, en la que Midgley hacía gala de su inteligencia y del sentido práctico que la distinguía, sirvió de germen para Animales metafísicos. Lo apuntan en su prólogo Clare Mac Cumhaill y Rachael Wiseman, las autoras del libro, donde añaden: «Estábamos aburridas de oír a los hombres hablar de libros sobre hombres escritos por hombres, y queríamos filosofar juntas. Así comenzó este proyecto que se dispone a rescatar el espíritu de aquel Cuarteto de Oxford».

Los años anteriores a la Segunda Guerra Mundial, la filosofía de Oxford había sido dominada por el positivismo lógico, una corriente tremendamente analítica, basada en métodos lógicos y científicos, que había alejado el pensamiento de las cuestiones metafísicas, especulativas y morales. Así, habían desaparecido del debate preguntas habituales de la historia del pensamiento, tales como «¿Cuál es el sentido de la vida?» o «¿Existe Dios?». Con la llegada de la guerra, esta metodología analítica –para la que cualquier cuestión debe ser demostrada empíricamente–, se reveló como una herramienta ineficaz para dar respuesta a la terrible realidad de la época (el nazismo, la bomba atómica, el Holocausto, etc.).

El grupo de amigas, rodeadas por otras mujeres que recuperaban espacios con la marcha de los hombres, rescataron materias del pensamiento como la ética y la moral, revindicando a su vez la importancia de la filosofía y de la trascendencia y redescubriendo algunos conceptos claves como «empatía» o «generosidad». Pero, sobre todo, lograron volver a introducir la metafísica y la poesía en el pensamiento, tal y como explican las autoras del libro: «A través de los ojos de esas amigas emerge una nueva imagen. Nuestro mundo familiar se transforma en un suntuoso tapiz con motivos que se entremezclan, tachonado de objetos culturales de poder metafísico y rebosante de vida vegetal, animal y humana. Y a nosotros, los individuos humanos cuyas vidas ayudan a crear y a preservar esos motivos y objetos, se nos vuelve a ver como la clase de animal cuya esencia debe cuestionarse, crearse y amarse. Somos animales metafísicos».

Con motivo de la publicación del libro y coincidiendo con una efeméride muy especial, pues ayer se cumplían veinticinco años de la muerte de Iris Murdoch, la más conocida de las integrantes del grupo (aunque, curiosamente, la fama le llegó gracias a la ficción, principalmente por ser la autora de las novelas Bajo la red y El mar, el mar, escritas en 1954 y 1978 respectivamente), reivindicamos la obra del Cuarteto y de aquello que las unía: el espíritu crítico, el amor por la filosofía y una profunda amistad.

Sinopsis:

La peripecia vital e intelectual de cuatro mujeres que dejaron huella en la filosofía, en unos tiempos en que estaba dominada por los hombres.

Oxford, 1 de mayo de 1956. En la solemnidad de la Biblioteca Bodleiana, el claustro de la universidad se ha reunido para decidir si se le concede un honoris causa al expresidente de los Estados Unidos Harry S. Truman. Una de las personas presentes, la filósofa Elizabeth Anscombe, se opone con vehemencia, porque considera que este reconocimiento no debe concederse a quien, al ordenar el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki, fue culpable de la muerte de miles de inocentes.

En unos tiempos en que la filosofía había virado hacia los métodos analíticos y científicos del positivismo lógico, ella y sus colegas y amigas en Oxford Philippa Foot, Iris Murdoch y Mary Midgley, bajo el impacto de la Segunda Guerra Mundial, consideraron que la filosofía debía afrontar de nuevo las grandes preguntas éticas: ¿qué es moralmente correcto? ¿Qué principios morales deberíamos seguir? ¿Existe un criterio objetivo de moralidad?

Este libro reconstruye la peripecia vital e intelectual de estas cuatro mujeres que dejaron su huella en la filosofía, en unos tiempos en que esta disciplina estaba dominada por los hombres.

Autora:

Rachael Wiseman es profesora en la Universidad de Liverpool y una autoridad reconocida en el obra de Elizabeth Anscombe. Junto con Clare Mac Cumhaill es coeditora de In Parenthesis, un proyecto académico pionero que centra la atención en las cuatro mujeres protagonistas de Animales metafísicos.

© Anagrama. Febrero 2024

1 COMENTARIO

  1. Muy interesante, básico para configurar la literatura del siglo XXI que será ética, metafísica, estética o no será.

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