Los habitantes del antiguo Egipto gozaban despreocupadamente del sexo, utilizaban substancias estimulantes y remedios naturales para potenciar la libido, y los faraones participan en orgías. Sin embargo, aunque el sexo no fuera tabú para aquella sociedad, apenas se encuentran representaciones de la sexualidad hasta época ptolemaica, pues no fueron tan prolíficos como griegos o romanos en iconografía erótica. Pero tenemos algunos testimonios, entre ellos el famoso papiro de Turín que induce a pensar que sí existió una literatura erótica.
Sexo, vida y muerte
Es lógico pensar que el clima ayudaba a los antiguos egipcios a asumir el cuerpo con naturalidad. Debido al calor, que predomina allí buena parte del año, los antiguos egipcios usaban ropas livianas o transparentes en los estratos sociales más altos, por otra parte las personas de las clases más desfavorecidas iban completamente desnudos.
En cuanto a la religión, ya el mito solar de Atum indicaba que el mundo fue creado gracias a la masturbación de este dios, que con su semen dio vida al aire y al agua, y de estos nacieron la tierra y el cielo. No en vano uno de los títulos de la gran esposa real era “la mano del dios”.
Por otra parte, la sexualidad desempeñaba un papel decisivo en algunas ceremonias, así hay ejemplos conservados de ritos funerarios en los cuales la viuda del difunto simularía realizar una felación, es lo que los egiptólogos llaman la “animación del falo” (como en el papiro funerario Ani de XVIII dinastía, ca. 1400 a.C.). También hay abundante constancia en grabados y pinturas de las tumbas tebanas de banquetes y orgías en honor del fallecido con danzarinas desnudas y exquisitas viandas. Y es que el baile, que tiene origen milenario en el culto a las divinidades, se convirtió en Egipto, andando los siglos, en espectáculo erótico-acrobático y obsceno −según el historiador griego Heródoto−.
La escultura de bulto redondo no se prodigó en este tipo de representaciones, excepto las itifálicas del dios Min. Sin embargo, en la época ptolemaica o greco-egipcia ya aparecen abundantes manifestaciones eróticas. También fueron los egipcios aficionados a los amuletos, así tenemos numerosas figurillas de fertilidad de mujeres desnudas y hombres con enormes penes. En cuanto a las divinidades, Hathor, identificada con Afrodita, era la protectora del amor, las fiestas, la bebida y el desenfreno. Mientras que el dios Bes, representado como un enano barbudo, era el patrón de las alcobas conyugales y los bailes.
La pornografía
Los documentos pornográficos son escasos hasta la época ptolemaica, pero a pesar de ello los antiguos egipcios han dejado algún “Kamasutra” −salvando las diferencias− en papiros y ostraca de prácticas sexuales en la corte faraónica. El más conocido es el mencionado papiro de Turín núm. 55001, que se custodia en el Museo Egipcio de dicha ciudad italiana. Pertenece dicho papiro al reinado de Ramsés II (siglo XIII a.C.), pero no se publicó hasta 1973 debido a que los primeros egiptólogos, como Champollion, lo consideraron obsceno. Fue encontrado en Deir el-Medina, cerca del Valle de los Reyes, en la antigua Tebas. Estaba muy fragmentado y deteriorado y parece que su fin fue divertir a las élites, algo satírico, no para adoctrinar. En cualquier caso, reúne numerosas posturas sexuales e incluso retazos de conversaciones entre hombres y mujeres del siguiente cariz: “Ven y hazme el amor, por detrás, exige impetuosa la mujer a su pareja, dotada de una verga descomunal”.
Al parecer, uno de los faraones más libertinos fue Ramsés II, que gustaba de ver strip-tease, desfiles de jovencitas y de carros llenos de mujeres, atadas o en insólitas posturas, de los que iba saltando de uno a otro. Y es que espías contratados por este faraón buscaban a las más bellas de todo Egipto y las llevaban a sus fiestas particulares. También habría que recordar que este faraón tuvo más de ciento sesenta hijos con sus esposas y concubinas. Y disfrutó de un harén de viaje, como un servicio sexual volante.
Las liberales egipcias
La emancipación de las mujeres egipcias sorprendía a otros pueblos de la antigüedad como los griegos o los hebreos, así Heródoto creía que en Egipto el mundo estaba al revés debido a la liberación de sus mujeres, o los judíos en el Antiguo Testamento las pintan en exceso mundanas, vanidosas y atrevidas, como en la historia de José y la mujer de Putifar. Dejando de lado que griegos y judíos eran bastante misóginos, lo cierto es que las egipcias no vivían encerradas como las griegas, sino que participaban activamente en su sociedad, incluido el sexo.
En el Egipto antiguo las parejas probaban la convivencia, y si la cosa funcionaba firmaban un contrato matrimonial, pero sin sacerdotes ni religión de por medio, pues era un hecho tan secundario en sus vidas que no se otorgaba al acto una dimensión oficial, sino privada. Según el historiador griego Diodoro, que vivió en Alejandría, los egipcios eran polígamos y solo los sacerdotes eran monógamos. Pero parece que solo en las capas altas de la sociedad existía la poligamia, pero era más una cuestión económica que moral, pues la ley obligaba a los hombres a tener los suficientes recursos si deseaban tener más de una esposa. En caso de separación todo se resolvía con un acto privado y siempre se aseguraba la manutención de la mujer.
Imágenes
A partir de una reconstrucción del papiro de Turín, núm. 55001, custodiado en el Museo Egipcio, Turín.
Para saber más
Nacho Ares, “La alegría incesante del sexo”, Misterios de la arqueología, n. 2 (Especial Egipto Secreto: Sexo, tumbas y dioses), 1999, págs. 28-33.
© Ana Morilla.Febrero 2024. Todos los derechos reservados.