La verdad sobre el caso Harry Quebert

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La verdad sobre el caso Harry Quebert

—JOËL DICKER


Por JAIME MOLINA GARCÍA

Un buen puñado de mis primeras lecturas fueron novelas policiales, un género que, entre todas sus cualidades, la más destacada para mí siempre fue la de ofrecer el más puro entretenimiento, la de la lectura como un pasatiempo, sin mayores pretensiones. Considerando que el mercado lleva tiempo inundado por historias policiacas, muchas de ellas provenientes del frío territorio nórdico, resulta difícil esperar que una novela de este tipo pueda sorprendernos sin que la trama vaya perdiendo coherencia o interés conforme avanza. La verdad sobre el caso Harry Quebert lo consigue sobradamente.

No tiene mucho mérito, a estas alturas, lanzar elogios a una novela que se ha convertido en un fenómeno editorial, pero la obra en cuestión lo merece. Y lo merece no sólo porque logra el objetivo de entretener al que antes he aludido. Además de ser una narración que absorbe y engancha, tiene una alta calidad literaria y la trama está perfectamente definida, sin fisuras, con una solidez impecable. El autor, el suizo Joël Dicker, construye una compleja trama cuyo principal virtud es la de no dejar un momento de respiro, con continuos giros y contragiros que nunca dejan de sorprender.

Como cabe esperar de una historia de este tipo, el interés primordial consiste en desvelar un misterio, en este caso, el asesinato de la quinceañera Nola Kellergar. El protagonista de la novela es Marcus Goldman, un joven escritor que con 28 años se ha convertido, con solo una novela publicada, en la nueva gran promesa de la literatura norteamericana. Acosado por su agente y por su editorial para que publique la segunda novela, se ve sumergido en una terrible crisis de la página en blanco, en un bloqueo que le impide ponerse a escribir. Desesperado, acude a la única persona que considera que puede sacarle de ese embrollo, Harry Quebert, su maestro y mentor, el hombre gracias al cual se convirtió en escritor.

Harry Quebert es un escritor de renombre una de cuyas obras, titulada El origen del mal, lo ha convertido en una leyenda literaria, en uno de los iconos literarios de América. La amistad de Harry con Marcus proviene de los años en que Marcus estudió en la Universidad, donde Harry trabajaba como profesor. Desde hace varios años Quebert vive en una pequeña y tranquila localidad llamada Aurora. Allí Marcus descubre casualmente que su amigo tuvo una antigua relación con una chica llamada Nola, pero Harry se niega a contarle detalles de aquel asunto del que nunca le había hablado antes. Poco después de que Marcus regrese a Nueva York tras visitar a Harry en su casa de Aurora, la policía detiene a Harry Quebert, acusado del asesinato de Nola Kellergan, cuyo cadáver ha sido descubierto en el jardín de Harry. Se trataba de un crimen sin resolver, pues Nola había desaparecido en el verano del año 1975, cuando Harry no era más que un desconocido aspirante a escritor que se había refugiado en ese pueblo en busca de tranquilidad e inspiración para escribir una novela. Al enterarse de la noticia, Marcus regresa a Aurora y comienza a investigar por su cuenta qué fue lo que pasó el año en que Harry conoció a Nola.

La trama de la novela discurre en momentos temporales diferentes, principalmente entre el año 1975, cuando Harry llega a Aurora, y 2008, el año en el que se produce la detención de Harry y la investigación posterior. Marcus recurrirá a la ayuda de un policía local para tratar de desentrañar la verdad sobre un caso en el que nada, absolutamente nada, es lo que parece. Con una habilidad portentosa, el autor nos lleva, de un personaje a otro a través de una serie de historias que parecen encajar pero que nunca lo hacen del todo. Siguiendo los consejos literarios que Harry Quebert le proporciona a Marcus Goldman en el libro, Joël Dicker utiliza el punto de vista y una estructura a modo de cajas chinas para ir sacando una historia de otra, sin que éstas parezcan agotarse nunca y, lo más importante, sin que en ningún momento nos parezcan increíbles. Todo es asombrosamente verosímil o, al menos, el autor logra crearnos esa percepción. La novela alterna la acción en distintos espacios y tiempos, lo que le proporciona agilidad y ligereza a su lectura. Pero su logro más destacable, a mi juicio, es que durante las más de seiscientas páginas que tiene el libro, el autor nos muestra a unos personajes que no son mero atrezzo, que no parecen, como en otras novelas policiales, simples figurines de cartón piedra. Cada personaje esconde un secreto relacionado con Nola y eso es sin duda importante para la trama pero, al mismo tiempo, cada personaje acaba desvelando una historia personal que los humaniza. De este modo llegamos a conocer sus sentimientos, ideas, opiniones y miedos. Y la psicología de los personajes es algo fundamental para encajar el complejo rompecabezas que esta novela propone. Conforme avanza la novela, veremos que Marcus estará siempre, aparentemente, a punto de resolver un misterio, pero tras un misterio aparecerá otro y tras éste, el siguiente.

Al tiempo que investiga, Marcus aprovecha la oportunidad para escribir el libro que su editorial le está reclamando y que debe presentar en un plazo muy breve. De este modo tangencial Joël Dicker aprovecha para diseccionar sin piedad el mundillo literario y editorial, con todas sus grandezas y miserias. El libro que Marcus comienza a escribir se convierte en un momento dado en el libro que nosotros estamos leyendo, un complejo círculo con el que su autor se complica conscientemente todavía más y que resuelve con inusitada habilidad. También conocemos una parte del mundo académico, universitario, volvemos al pasado para ver cómo Harry le explica a su brillante alumno Marcus cómo es el proceso de construcción de una novela, como dicho proceso se parece en ocasiones a un combate de boxeo y, en definitiva, a la propia vida.

© Jaime Molina. Junio 2023. Todos los derechos reservados. (Cicutadry)

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