El cazador
EL CAZADOR, PUBLICADA ORIGINALMENTE EN 1967, ES LA LLAVE DE TODA LA NARRATIVA DE JAVIER TOMEO. UNA NOVELA DELIRANTE QUE EXPLORA EL CORAZÓN Y LOS SUEÑOS DE UN GENIAL E INOLVIDABLE EMPLEADO DE OFICINA.
«JAVIER TOMEO. UNA INESPERADA COLISIÓN ENTRE KAFKA Y BUÑUEL». JORGE HERRALDE
El día que Julián cumple 35 años toma una drástica decisión: nunca volverá a salir ya de su habitación. Allí, acompañado por un monje de barro, un reloj que siempre marca la misma hora, una colección de toreros de juguete y un ejército de soldaditos de plomo, podrá desarrollar sus múltiples habilidades en los parajes más fabulosos y alucinantes. Encerrado en un mundo de doscientas cuarenta baldosas, mientras su madre llama insistentemente a la puerta, Julián será cazador de tigres, príncipe, estratega militar, hormiga, ventrílocuo, matador valeroso, ruiseñor, analista en lenguajes cifrados o especialista en materias cosmológicas y botánicas.
Julián, único habitante de un mundo perfecto repleto de humor desbordante y absurdo cotidiano, pertenece a la mejor estirpe de otros grandes personajes incomunicados de la literatura: la de un Gregor Samsa atrapado en la piel de un insecto, la del obstinado Bartleby o la de un Leopold Bloom cautivo en Dublín. Porque comparte con ellos un destino que parece perfectamente delineado y una extraña sensación de que la comedia disparatada pronto se convertirá en tragedia.
El Autor:
Javier Tomeo (1932-2013) estudió derecho y criminología en la Universidad de Barcelona. Desde 1967, año de la primera edición de El cazador, ha publicado más de cincuenta títulos, una feroz galería de eternos (novela, narrativa breve, teatro) en la que se dan cita el humor, la lucidez, el ingenio y la imaginación más inquietante y perturbadora. Una obra original e inimitable que le ha confirmado como uno de los mejores y más personales narradores contemporáneos.
«Tengo una retina especial, un juego de espejos cóncavos y convexos, la realidad me entra por los ojos, la veo, la capto, me penetra, la siento y la devuelvo deformada en las cuartillas. Pero la devuelvo deformada no con la intención de hacer una caricatura, sino con la intención de que el lector pueda reconocerse mejor a sí mismo a través de esta deformación de una realidad que él conoce».