Poderosa Afrodita

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Poderos Afrodita


Afrodita, “la radiante diosa rubia”, la “mujer nacida de las olas”, es la divinidad griega del amor, la belleza y la risa. Seduce y engaña a los dioses y a los hombres, incluso a los más prudentes. En su ausencia no hay placer, alegría ni contento, pero también es traidora y maliciosa, y acarrea una influencia fatal y destructiva. De su poder nadie escapa y ella misma cae en sus propias redes.

Le están consagradas las islas de Chipre y Citera, dos ciudades fenicias donde se encuentran sus santuarios más antiguos, por eso responde a los nombres de Citerea y Cipris, así se cree que su culto procede de Asia, donde se veneraba una dividad lunar, el principio de la fertilidad y la fecundidad. Era Atargatis entre los filisteos, Milita entre los babilonios, Ishtar entre los asirios, y Astarté para los semitas. Su religión se difunde por Asia Menor y llega al monte Érix, en Sicilia, Cartago y el Lacio. Se identifica en Roma con Venus.

En el monte Érix y en Corinto los templos de Afrodita estaban habitados por hieródulos que se prostituían con los extranjeros de paso. Si en principio esta función estaba reservada a las muchachas que entregaban así su virginidad a la diosa, poco a poco se reservó a los esclavos asignados al templo, profesionales del amor.

Sobre el nacimiento de Afrodita hay dos tradiciones, una, la que sigue Homero, dice que es hija de Zeus y Dione (una de las diosas más antiguas, bien hija de Urano y Gea o de Océano y Tetis), y otra, la más conocida, la que sigue Hesíodo en la Teogonía, dice que es hija de Urano cuyos órganos sexuales cortados por Crono cayeron al mar y engendraron a Afrodita que nació del semen del dios, de la espuma del mar, pues aphros en griego significa ‘espuma’. Apenas nacida la diosa fue llevada por los Céfiros a la isla de Citera o Cíteres, y luego a la costa de Chipre, donde fue acogida por las Horas o Estaciones y llevada a la morada de los dioses.

Platón imaginó en El banquete dos Afroditas distintas: la diosa del amor puro, nacida de Urano, el Cielo, llamada Afrodita Urania, y la nacida de Dione, Afrodita Pandemo o Popular, la diosa del amor vulgar.

Las plantas consagradas a la diosa fueron las rosas y el mirto o arrayán, y sus animales las palomas, los gorriones y los cisnes.

Los amores de Afrodita

Son numerosas las leyendas de los amores de Afrodita, así su boda con Hefesto, la divinidad del fuego, el dios cojo y feo de Lemnos. También sus amores con Ares, el dios de la guerra. Homero cuenta que los dos amantes, Ares y Afrodita fueron sorprendidos por Helio, el Sol, que contó la aventura a Hefesto. Este preparó una red mágica para capturarlos. Una noche en que Ares y Afrodita se encontraban en el lecho, Hefesto cerró la red sobre ellos y llamó a todos los dioses del Olimpo para que contemplaran el espectáculo.

De los amores de Ares y Afrodita nacieron Eros, el amor; y Anteros, el amor correspondido; Deimo, el terror, y Fobo, el Temor; Harmonía, y Príapo, el dios de los jardines.

Otros amores de Afrodita fueron el bello Adonis y el pastor Anquises, con quien engendró al héroe troyano Eneas. También amó a Hermes, a Dionisio, con quien engendra a Príapo.

La manzana de la Discordia

Un día la Discordia lanzó una manzana destinada a la más hermosa de las tres diosas: Hera, Atenea y Afrodita. Zeus ordenó a Hermes que las condujese al monte Ida de Tróade para que fuesen juzgadas por Alejandro, Paris.

Las tres le prometieron regalos. Hera le ofreció el universo. Atenea hacerlo invencible en la guerra, y Afrodita el amor de Helena, la más bella de las mortales. Paris declaró vencedora a Afrodita dando lugar a la guerra de Troya.

Afrodita concedió su favor a los troyanos durante la misma, aunque no pudo impedir la caída de Troya ni la muerte de Paris, pero sí salvó a Eneas y conservar la raza troyana, pues Anquises, Eneas y Ascanio, también llamado Julo, huyeron en busca de nueva patria y así llegaron a Roma, dando lugar a dinastía de los descendientes de Julo: la Julia. Por esto Venus es la protectora de Roma.

Venus

Mucho antes de que llegase la influencia griega a Roma, existía Flora, diosa de la naturaleza y de la fecundidad, con dos templos y unas fiestas, las floralias. Luego se asimilan Venus y Afrodita, diosa de los campos, los huertos y la belleza, se le dedican templos y fiestas: las vinatia priora y veneralia, en abril. Sila venera a la Venus Felix, César erigió el templo de la Venus Genetrix, diosa que Augusto une a la ciudad, y Adriano la asocia a Roma en el templo Urbis. Las Venus se multiplican: la Venus Victrix, la Venus Calva, la Venus Salacia, la Venus Equestris y otras.

Para saber más

Pierre Grimal, Diccionario de Mitología griega, Barcelona, Paidos, 2000.

Fernand Comte, Mitos y divinidades de los cinco continentes, Barcelona, Larousse, 2011.

Edith Hamilton, La mitología. Grecia, Roma y norte de Europa, Barcelona Daimon, 1976.

Imágenes

A partir del óleo de Lord Frederick Leigton (1830-1896), A Bather, colección privada.

A partir del óleo de Date Gabriel Rossetti, Venus Verticordia, 1864-1868, Russell Cotes Art Gallery, Bournemouth.

© Ana Morilla. Abril 2023. Todos los derechos reservados.

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Doctora en Teoría de la Literatura y del Arte y Literatura Comparada; máster en Estudios Literarios y Teatrales; DEA en Literatura Hispanoamericana y licenciada en Filología Hispánica. Dirigió la editorial Artificios y fue lectora y correctora para la editorial Traspiés. Realizó un proyecto en el sello Dorothy (junto a la ilustradora Sabina Morante). También es coach literario y profesora de talleres de escritura creativa.

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