EL CANALÓN
Hace unos días camino de una panadería, serían las doce de la mañana, al pasar por un edificio de dos plantas de ladrillo visto; haciendo esquina con otra calle perpendicular; pasé frente a la salida de un canalón. En ese momento un gran chorro de agua y hojas comenzaron a mojar mis pies. Miré hacia arriba, con el fin de recriminar el hecho de regar a esa hora no recomendable. Pese a no ver a persona alguna, oí con claridad que alguien en la terraza del edificio, se ocupaba de regar sus plantas y tal vez el suelo para mantenerlo fresco y limpio, dados los calores que soportamos.
Cada mañana paso por el mismo lugar y casi a la misma hora, de modo que tengo oportunidad de comprobar la rutina que esa persona, quien sea, realiza cada mañana. Ahora procuro retirarme para que mi calzado no se moje de agua ni se manche de hojas.
Durante más de quince días la situación se repite. Casi siempre miro hacia arriba con la pretensión de conocer a esa persona, desconozco si es hombre o mujer, preocupado por la limpieza y riego de su terraza.
Hace dos, escuché una discusión y segundos después un grito desgarrador. Paré preocupado. Esperé unos segundos y comencé a oír como cada mañana, el ruido del agua bajar por el canalón hacia la calle. Me retiré para no mojarme. En esta ocasión, además de hojas, el agua resbalaba tintada de rojo. No le di importancia, por supuesto desconocía la floresta de aquella terraza.
Al día siguiente pasé de nuevo, pero esta vez no sucedió lo de tantas veces, el canalón no ofreció hojas ni agua. Dos días después leí en prensa una noticia que hacía referencia a un suceso acaecido en mi barrio, concretamente en el edificio del canalón.
La policía solicita ayuda de los ciudadanos para encontrar a una mujer, que según sus vecinos, ha desaparecido. Al parecer sufría maltrato físico de su marido, aunque no se ha podido localizar para comprobar los extremos. No existen denuncias por parte de ella.
Más tarde y sobre el mismo tema apareció la siguiente nota:
La policía busca a la mujer que al parecer sufría maltratos de su esposo. En la investigación iniciada se ha descubierto el cadáver del supuesto maltratador en un armario situado en una esquina de la terraza. Su cuerpo estaba cubierto con una manta, sin duda alguna fue acuchillado en más de diez ocasiones. Su muerte sin duda se produjo al desangrarse por las heridas recibidas. La esposa, supuestamente sospechosa, no ha sido localizada.
Hoy cuando paso por el edificio, a la altura de canalón espero a que caigan agua y hojas, pero no sucede. Confío en que ella, posiblemente la mujer que regaba, estará haciéndolo en otro lugar, lejos del maltrato y tal vez disfrutando de una tranquilidad merecida.
© Anxo do Rego. Marzo 2023. Todos los derechos reservados.