No es miedo, es costumbre

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Daniel S. Lardon: Diario de un eterno finalista

Clara me ha llamado esta mañana. Lo hace pocas veces, y cuando lo hace, suele ser por algo.

Tengo una propuesta indecente —ha dicho, con ese tono que usa cuando quiere sonar ligera, pero lo que quiere decir pesa más—. Vente a casa en Nochebuena. No cocino nada raro, prometido. Solo somos tú, yo y un poco de jazz de fondo.

He tardado demasiado en responder. El silencio en una llamada telefónica es como un hueco en la mesa: se nota.

No es que no quiera —he balbuceado, inútilmente—. Es que no sabría qué hacer.

Clara ha soltado una risa breve. No burlona. Como si entendiera. Y lo ha dejado ahí. Me ha dicho que lo piense. Que se lo diga antes del 23. Que no pasa nada si no. Que sí pasa, pero que no lo va a decir. Cuelgo. Me quedo mirando el móvil como quien examina una herida antigua. Luego lo dejo sobre la mesa, boca abajo. Como si así pudiera frenar el mundo.

Me gusta Clara. Me gusta su voz, su manera de mirar las cosas sin necesidad de explicarlas. Pero hay una barrera invisible, una distancia que me auto impongo sin saber muy bien por qué. Tal vez sea miedo, sí. O quizá no es miedo, sino costumbre. Uno se acostumbra a la soledad como a un abrigo viejo: no es bonito, pero abriga.

Además, ¿qué llevo yo a una Nochebuena? ¿Un vino barato y una conversación densa? ¿Un par de anécdotas sobre escritores que no me firmaron sus éxitos? ¿Un sarcasmo en papel de celofán?

Me asusta esa intimidad repentina que ocurre cuando se apaga la música y queda solo el sonido de los cubiertos. Me aterra que Clara me mire como alguien que espera algo de mí, cuando yo ya no sé si puedo ofrecer nada que no esté roto.

He abierto el correo. Otro rechazo editorial. Esta vez al menos han firmado con nombre y apellido. Algo es algo. Me planteo responderles con un villancico adaptado, pero me contengo.

Fuera, Madrid se prepara para la gran función del 24. Luces encendidas, colas en las panaderías, niños disfrazados de pastores digitales. Yo tengo una bandeja de lasaña congelada y una botella de vino que guardé para una ocasión especial que nunca llegó.

Clara no sabe que estoy tentado. No sabe que me he puesto su voz de fondo mientras dudo. No sabe que, en el fondo, quiero ir. Solo que no sé cómo.

Quizá el 23 me anime. O quizá le escriba una nota y se la deje en el buzón. Algo así como: “Perdón. No es miedo. Es costumbre. Feliz Navidad.”

© Anxo do Rego 

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Narrador. Fundador, director y editor de la extinta editorial PG Ediciones. Actualmente asesora y colabora en las editoriales: Editorial Skytale y Aldo Ediciones, del Grupo Editorial Regina Exlibris. Director y redactor del diario cultural Hojas Sueltas. Fundador en 2014 de una de las primeras revistas digitales del género negro y policial «Solo Novela Negra». Participa en numerosas instituciones culturales. Su narrativa se sustenta principalmente en la novela policíaca con dieciséis títulos del comisario del CNP, Roberto H.C. como protagonista, aunque realiza incursiones en otros géneros literarios, tales como la ficción histórica, ciencia ficción, suspense y sentimentales. Mantiene su creatividad literaria con novelas, relatos, artículos, reseñas literarias y ensayos.

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