Para aludir a la acción de colocar alarmas en productos para evitar su robo, se recomienda emplear expresiones asentadas, como poner alarmas, en lugar del verbo alarmar o su participio alarmado: objeto dotado de alarma, mejor que objeto alarmado.
No obstante, es habitual encontrar ejemplos en los medios como los siguientes: «Productos cotidianos que no deberían estar alarmados», «La cadena de supermercados amplía su sistema de vigilancia para la prevención de hurtos de productos alarmados» o «Una usuaria ha publicado una imagen en la que se pueden ver las botellas alarmadas en el estante».
Alarmar significa, de acuerdo con el diccionario académico, ‘asustar, sobresaltar, inquietar’ y ‘dar alarma o incitar a tomar las alarmas’. No se registra, sin embargo, ningún significado relacionado con la acción de colocar alarmas en productos. Por lo tanto, con este sentido es preferible hacer uso de otras expresiones como poner alarmas, colocar alarmas o dotar de alarmas, entre otras.
Lo mismo se aplica al participio alarmado, que puede sustituirse, en función del contexto, por dotado de alarma, que lleva alarma o, simplemente, con alarma.
Así, en los enunciados anteriores habría sido preferible escribir «Productos cotidianos que no deberían llevar alarma», «La cadena de supermercados amplía su sistema de vigilancia para la prevención de hurtos de productos dotados de alarma» y «Una usuaria ha publicado una imagen en la que se pueden ver las botellas con alarmas en el estante».
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