En una esquina cercana a la Piazza Navona en Roma se encuentra la estatua de Pasquino, una escultura helenística del siglo III a.C. que representa, según algunos estudios, a Menelao sosteniendo el cuerpo de Patroclo. Esta estatua se convirtió en el siglo XVI en el epicentro de una forma única de expresión popular: las «pasquinadas».
Las pasquinadas eran versos satíricos y críticas políticas que los ciudadanos pegaban en la base de la estatua de forma anónima. Esta práctica permitió a los romanos expresar su descontento con las autoridades, especialmente durante períodos de censura y represión. La estatua de Pasquino se convirtió así en la primera de las llamadas «estatuas parlantes» de Roma, sirviendo como una especie de tablón de anuncios para la crítica social .
El nombre «Pasquino» proviene, según algunas teorías, de un sastre o barbero local conocido por su ingenio y comentarios mordaces. Tras su muerte, los vecinos comenzaron a atribuirle los versos satíricos colocados en la estatua, perpetuando su legado como símbolo de la libertad de expresión .
Hoy en día, la tradición de las pasquinadas continúa, y la estatua de Pasquino sigue siendo un símbolo de la voz del pueblo y la crítica social en Roma. Es un recordatorio de cómo el arte y la cultura pueden convertirse en herramientas poderosas para la expresión y la resistencia.
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