La fachada de la Universidad de Salamanca, construida en el siglo XVI, es una obra maestra del estilo plateresco español. Entre su rica ornamentación, destaca una pequeña figura que ha capturado la imaginación de generaciones: una rana posada sobre una calavera. Esta escultura, aunque diminuta, se ha convertido en un símbolo de la ciudad y en una atracción para los visitantes, quienes buscan encontrarla entre los intrincados detalles de la fachada.
La interpretación más común es que la calavera representa la muerte y la rana simboliza la lujuria o la tentación. Juntas, servirían como una advertencia a los estudiantes sobre los peligros de los placeres mundanos y las distracciones que podrían alejarlos de sus estudios. Otra teoría sugiere que la rana era una firma del cantero que trabajó en la fachada, mientras que algunos creen que se trata de un mensaje oculto destinado a burlar la censura de la Inquisición.
La tradición popular sostiene que aquellos que logran encontrar la rana sin ayuda tendrán buena suerte en sus estudios. Esta creencia ha convertido la búsqueda de la rana en un rito de paso para los estudiantes y visitantes de Salamanca. La fachada, con sus «libros de piedra», continúa siendo una lección visual sobre la historia, la religión y la moralidad, enseñando a quienes la observan incluso antes de entrar al aula.
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