¡SÚPER HALLOWEEN!

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Lito y Lota participaban en el programa Cocinan Famosos, Especial Halloween, vestidos de cocineros. Solo permitían en el equipaje un paquete con doce bragas. Lito dijo:

—Lota es tan suprema, que no lleva nunca bragas.

¡PLASSS! Del tortazo que le dio Lota, acabó Lito con su silueta estampada en la pared. Quintero el Cocinero les propuso empezar con cócteles de licores.

—¿Qué pasa —dijo Lito—, no te gusta el licor de menta?

—No —repuso Lota—, porque tú eres licor demente. ¡BLERGGG!

Quintero el Cocinero les encargó una sencilla ensalada. Lito dijo:

—Las cebollas son hortalizas que lloran.

—Las cebollas no lloran —repuso Lota—. Lloro YO cuando las corto. ¡BUAHHH!

En la cocina del plató había una gran cucaracha negra, que se escondía corriendo por los recovecos y muebles. Lito lavaba los platos y, cuando volvió a la salita… se encontró a la cucaracha sentada en su sofá, viendo la tele de brazos cruzados. “¡GRRR!”.

Tuvo que luchar con ella a torta limpia para echarla del plató. ¡PLAS! Mas la ley de okupas la amparaba, así que la cucaracha volvió con sus maletas y se instaló en la cocina.

Para entrar en la cocina del plató, Lito tenía que apartar un cortinón que no estaba antes. Vio que era una telaraña creada por una enorme araña, que le pedía pagar una entrada por pasar a la cocina. Lito libró un combate desigual de boxeo, pues la araña tenía ocho brazos, armada con sendos guantes de boxeo. ¡POM! ¡POM! ¡POM!…

Los invitados estrella al programa eran Kemola Harris y Donald Trampa.

—No es que sepa lo que no quiero —dijo Kemola—. Yo sé lo que quiero.

Se sentó en uno de los altos taburetes, pero se dio un trompazo en el suelo. ¡BAMM!

—Oigh —dijo Kemola—, qué bajo está el suelo. Ojalá estuviera más alto.

Se le acercó Donald Trampa con aviesas intenciones. Kemola le dijo:

—Yo soy muy activa, yo realizo muchas actividades.

—Yo tampoco —repuso Donald Trampa.

Lito se pegó con la lengua fuera a Kemola Harris, le dio lametones y le dijo:

—Quiero conseguirte, sí o sí.

—Pues tú a mí me gustas… no o no —repuso Kemola, haciéndole la cobra.

Le empujó, Lito se estrelló contra la vajilla de la repisa. ¡CRASHHH!

—Yo quiero un tío que sea muy activo —le dijo Kemola—, muy deportista.

—Yo soy muy deportista —replicó Lito—. Veo todos los partidos de fútbol en el bar.

Lota se aproximó compasiva y le dio a Lito a chupar un limón. “¡PUAJJJH!”.

—¿Qué pasa —le dijo Lota—, ya no crees en tu media naranja?

—Si veo a mi media naranja —repuso Lito—, ya no creo que me guste.

Sin embargo, a Kemola Harris no le agradó nada oír eso, le dijo a Lito:

—So tonto, que sepas que te imagino haciendo popó.

—Claro —dijo Lito—, tú juegas con ventaja, como tú no haces popó…

Para presumir de cachas, Lito le tiró del pelo a Kemola Harris… Pero resultó que llevaba peluca y la dejó calva. ¡PLAFFF! Se llevó el tortazo del siglo.

Al cabo, varias concursantes denunciaron a Lito porque NO intentó nada con ellas.

—Te estaba esperando —declararon—, pero no hiciste nada conmigo, carcamal.

Lito se aplicó al concurso, abrió el cubo de la basura y… “¡AHHH!”. Salió un enorme cocodrilo, que le atacaba como defendiendo su territorio. “¡GRRR!”. Lito huyó aterrado.

A pesar de sus diferencias, decidió sincerarse con Kemola Harris, le dijo:

—¿Por qué no me dices que sí? Me harías el tío más feliz del mundo.

—¿Para qué hacerte el más feliz, si puedo hacerte el más desgraciado? Jajajaja.

Lito lloraba mohíno, Kemola Harris reía malvada, le dijo:

—Como me faltes el respeto, te machaco.

—Tranquila, conmigo no te faltarán espetos, yo vendo espetos en la playa.

¡PLOMM! Kemola le derribó de un empujón, que dejó a Lito en el suelo, viendo pájaros alrededor. Donald Trampa dijo que le llamaran “Francisco” y añadió:

—¿Os importa que creemos aquí un sistema llamado opaco?

—O Paco, o Francisco —dijo Lito—, te llamamos como quieras.

“¡BRRR!”. Donald Trampa prendió un cartucho de dinamita, se lo pasó a Lito y salió corriendo. Lito mantuvo agarrado el cartucho de dinamita sin inmutarse y dijo:

—Jajaja. Reconozco un cartucho de falsa dinamita. A mí no me engañ…

¡¡BOOM!! Quedó chamuscado perdido, el plató entero saltó por los aires.

Manuel del Pino

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