Cumplir años es más que sumar cifras al calendario; es un momento de introspección, de mirar atrás y reconocer el camino recorrido. Hoy 6 de septiembre, al celebrar un año más de vida, me encuentro en un punto donde los sueños de juventud se han cumplido, las metas han sido alcanzadas y la compañía de mi actual pareja y amigos llena de sentido cada día. Con cada vela encendida, no solo celebro el tiempo vivido, sino también la plenitud que siento al haber llegado a este horizonte tan deseado.
Siempre soñé con llegar a este punto, con cumplir las metas que me propuse en mis años más jóvenes: quizás formar una familia, tener hijos, establecerme profesionalmente y, sobre todo, encontrar un equilibrio interno. Hoy, me doy cuenta de que la mayoría de esos sueños se han materializado, y la sensación de plenitud es inmensa. Cumplir años ya no se trata de lo que falta por lograr, sino de lo que he construido a lo largo del tiempo. Cada año nuevo es una oportunidad para reconocer con gratitud el camino recorrido y para disfrutar de los frutos de mis esfuerzos.
Si algo aprendí en este viaje es que no hay mayor fortuna que compartir la vida con seres queridos. Mi actual pareja y mis amigos han estado a mi lado en los momentos de alegría y en los desafíos, sosteniéndome con su cariño y su presencia. Celebrar un año más junto a ellos es uno de los mayores regalos que puedo recibir. Ellos son testigos de mi historia, de mis aciertos y mis tropiezos, y su compañía hace que cada momento valga la pena. Más que un número, cumplir años es un recordatorio de la importancia de esos lazos que nos sostienen y nos inspiran.
A medida que pasan los años, ya no los veo como una cuenta regresiva, sino como una afirmación de la vida misma. Cada cumpleaños me recuerda la resiliencia que me ha traído hasta aquí, la sabiduría adquirida con cada experiencia y la capacidad de abrazar la imperfección de mi propia historia. Hoy 6 de setiembre, más que nunca, aprecio cada arruga y cada cicatriz, porque son señales de una vida vivida a plenitud, de los desafíos superados y de los momentos de dicha que me han moldeado.
Llegar a este punto no significa que el viaje haya terminado. Al contrario, se abre ante mí un nuevo horizonte de posibilidades. Con las grandes metas cumplidas, ahora es tiempo de explorar nuevos intereses, de dedicarme a aquello que quizás postergué en el pasado. Disfruto de los pequeños placeres cotidianos, de las actividades que me llenan de alegría sin presión ni urgencia. Esta es la etapa donde redefino el concepto de éxito, ya no basado en logros externos, sino en el simple acto de disfrutar cada día.
Hoy, más que nunca, siento un profundo agradecimiento a cuantos formaron parte de mi vida, especialmente a quienes me amaron aunque fuera solo por unos años, meses o momentos. Agradezco por todo lo vivido, por las personas que me rodean y por la oportunidad de seguir descubriendo la vida con la misma curiosidad de siempre. Cumplir años es para mí un acto de gratitud, una celebración de lo que soy, de lo que tengo y de lo que aún está por venir. Cada año vivido es un regalo, una invitación a seguir sumando momentos llenos de significado.
La vida, en su complejidad y belleza, me ha permitido llegar hasta aquí. Cumplir años con el horizonte cumplido es un privilegio que no tomo a la ligera. Hoy celebro no solo mi edad, sino la posibilidad de seguir creciendo, de reinventarme y de disfrutar plenamente de cada instante. A cada año vivido, a cada sonrisa compartida y a cada sueño realizado, respondo con un sincero y profundo “gracias” a cuantos me habéis querido y recibido mi cariño: Tú, tú y tú también. No es preciso mencionar vuestros nombres, todos sabéis que os quise y seguro que os sigo queriendo aunque no lo mencione directamente, pues siento el cariño recíproco desde un rincón de mi corazón.
© Anxo do Rego.
Muchas felicidades querido Anxo. Un placer siempre leerte, te siento feliz y eso es una alegría