El cambio es inherente al ser humano; nos lo muestra la Naturaleza, la gran madre sabia, en cada una de sus estaciones. Árboles que se desnudan, frutos que se reciben, semillas que se engendran, animales que se cobijan. Una rueda que vuelve a empezar año tras año, aunque nunca exactamente igual al anterior.
Sin embargo, nosotros, los racionales, nos resistimos a la transformación orgánica que la vida nos trae. Intentamos controlar, a nivel mental, qué es lo que sucede y cómo nos sucede; cuándo empieza un proceso y cuándo termina, cómo me siento, y hasta dónde puedo permitirme sentir, sin darme cuenta, que cuando más intento controlar, más me traen las olas de la vida, la incapacidad para darle la forma que yo deseo a este proceso.
Y claro, sufro.
Sufro porque las cosas no salen como quiero, porque no recibo lo que me gustaría, sin percibir, que quizás tengo un conocimiento limitado de lo que es mejor para mí.
Eso es lo que más nos cuesta;
Soltar
Confiar
Porque quizás, en nuestra infancia, no supimos, o nadie nos enseñó, a confiar.
Pero la vida es una fiel compañera y mejor maestra, que siempre nos trae las lecciones que estamos preparados para vivir y transcender.
Y no nos va a juzgar, tan cruelmente como nos hacemos nosotros, si no hemos salido victoriosos en esta batalla; la vida simplemente nos acompaña.
No hace ruido, ella simplemente está.
Cuando la rigidez mental se destruye, el corazón sonríe. Sabe que llegó su momento.
Confiar es eso, es un sentimiento interior que nos sostiene, que nos permite abrirnos como una flor que no tiene miedo, se abre a mostrar la belleza de sus pétalos interiores.
El cambio forma parte de ti, y de mí; lo único permanente, es mi Ser, mi esencia. Para poder llegar a este templo interior, tengo que soltar todo lo que creo que soy, y así, desnuda,
SER.
© María del Mar García. Enero 2023.