Bajo la mirada de Occidente

0
241

La novela plantea un dilema moral complejo: ¿qué harías en el lugar de Razumov? ¿Correrías la misma suerte que tu amigo, aun no compartiendo sus sentimientos, o traicionarías la confianza que ha depositado en ti?
También explora la complejidad del temperamento ruso, mostrando cómo las personas pueden ser víctimas de un proceso histórico que las atrapa.


El ser humano no tiene límites. Por satisfacer una ambición o sostener una idea es capaz de llegar hasta el límite de sus fuerzas, incluso hasta la muerte. Acaso, Joseph Conrad (1857-1924) haya sido uno de los escritores ingleses que más profundamente ha ahondado en la inquietante oscuridad de las almas atormentadas que tratan de sobrevivir a circunstancias adversas. De ascendencia polaca, no pudo ocultar su origen eslavo a la hora de escribir Bajo la mirada de Occidente, en la que quiso reflexionar sobre la mentalidad rusa. Estamos en 1911; según sus palabras, con esta novela trata de confrontar la ferocidad e imbecilidad de un poder absoluto que se sostiene sobre un completo anarquismo moral frente a la imbécil y atroz respuesta de un movimiento revolucionario utópico que trata de arruinar las instituciones humanas mediante la destrucción. ¿Cuál será el resultado de esta confrontación?

Para darnos la respuesta, imaginó a Razumov, un joven normal, con una saludable capacidad de trabajo y unas sanas ambiciones, que un día se encuentra en su casa con un viejo conocido suyo, que acaba de matar a un alto funcionario del gobierno. El amigo sólo le pide que lo esconda durante una noche y lo ayude a huir de San Petersburgo. En definitiva, que se convierta en cómplice de la revolución. En tales circunstancias, no valen las medias tintas: o se está con las víctimas o con los verdugos. Razumov intuye que millares de policías estarán a esa hora buscando a aquel hombre, que su destino está en manos de un hecho en el que él no ha participado, que ni siquiera tiene por heroico. El amigo, Haldin, es un hombre que llama la atención. El peligro crece por momentos. La policía averiguará pronto todo lo que ha de saberse sobre él, y los que hayan tratado a Haldin correrán un grave peligro. Razumov sólo tiene una noche para tomar una decisión.

Conrad, en estos momentos, detiene el relato como queriendo hacer una pregunta al lector: ¿Qué haría usted en su lugar? ¿Correr la misma suerte que el amigo, aun no compartiendo sus sentimientos, o traicionar la confianza que ha depositado en una persona que cree fiel? El personaje se enfrenta al dilema moral y nosotros lo acompañaremos en sus profundas reflexiones, en sus dudas, en el último recorrido por las calles de San Petesbursgo que puede salvar o condenar a una persona.

Un tiempo después volveremos a ver a Razumov, esta vez en Ginebra, una ciudad que acoge a una buena parte de los conspiradores rusos que preparan su ofensiva contra las autoridades. Allí también viven la madre y la hermana de Haldin, que esperan noticias del desdichado joven. El ambiente revolucionario será tratado con una mirada distante, es decir, cínica, por parte del escritor inglés. Conoceremos a un gran feminista, famoso por sus libros progresistas, que realmente maltrata a las mujeres que no le son útiles; o al anarquista conocido por sus atentados, que en verdad oculta a un asesino despiadado. No hay un solo personaje masculino que no sea criticable; sin embargo, la mayoría de las mujeres serán mostradas como personas íntegras, de un admirable temple y una gran seguridad en sus ideas.

Esta mirada realmente descubre a uno de los mejores personajes de la novela, el narrador, un profesor de idiomas inglés que ha tenido acceso a los diarios de Razumov y que nos cuenta desde su punto de vista los hechos que va conociendo. Este importante detalle es lo que diferencia la novela de Conrad de cualquier novela rusa, por ejemplo, de Dostoievski. Es la mirada de Occidente, que trata de entender las reacciones morales y emocionales del temperamento ruso bajo la presión de un titánico desorden tanto en la propia Rusia como en los ambientes revolucionarios internacionales. Y mientras tratamos de comprender el carácter y el destino de estos individuos, se desarrollará una trama casi detectivesca a través del personaje de Razumov: ¿qué hace en Ginebra? ¿Espiará a sus conciudadanos a favor de las autoridades rusas o estará conspirando para lograr la libertad en su país? Los revolucionarios lo acogen como uno de los suyos: es un hombre de plena confianza, un hombre en el que creyó Haldin para salvarse a sí mismo y el destino de la revolución. ¿Por qué el profesor inglés tiene los diarios de Razumov? ¿Huiría de Suiza, se entregó a la causa libertaria?

Joseph Conrad nació en Polonia, bajo la tiranía del gobierno ruso. Su propio padre sufrió persecución y cárcel por defender la libertad. Sin embargo, el escritor inglés hizo un gran esfuerzo de imparcialidad en esta novela. La presenta como un muestrario de acontecimientos y personalidades que se mueven en un ambiente represivo y oscuro, nos enseña a los oprimidos y a los opresores, sus conductas, sus ideales, sus poco fiables maquinaciones. Conrad nos quiere decir con ello que las personas son ante todo víctimas de un proceso histórico que las atrapa. Pero sobre todo, Conrad nos enseña, según él mismo escribió, que la verdad es la única justificación de cualquier ficción que intente acceder a la categoría de arte. Bajo la mirada del Occidente es una extraordinaria novela, que puede leerse en clave política, psicológica o de aventuras, pero que es, ante todo, una obra de arte.

© José Luis Alvarado. Diciembre 2023. Todos los derechos reservados. (Cicutadry)

Artículo anteriorNo te duermas
Artículo siguienteDetectives Victorianas
Dijo el sabio griego que nada es comunicable por el arte de la escritura; tras apurar la copa de seca cicuta, su discípulo dilecto lo traicionó y acaso lo perfeccionó transmitiendo por escrito sus irónicos conocimientos. Como antes hiciera Montaigne, pienso que la obra de un autor se prolonga y modifica cada vez que se escribe sobre ella. La memoria, que fue oral y minoritaria, ahora se multiplica con cada palabra que integra y justifica el continuo universo, también llamado la Red.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí