Aunque la obra de Hector Hugh Munro, alias Saki, ha sido traducida al castellano hace mucho tiempo, sigue siendo un escritor poco conocido en nuestro país. Confieso que yo no lo conocía hasta hace un par de años, cuando investigando sobre el epigrama atribuido a Winston Churchill en relación a la indigestión de historia que sufren los Balcanes (identificar citas falsas o apócrifas es uno de mis vicios) supe que, en realidad, la frase original, «The people of Crete unfortunately make more history than they can consume locally», proviene de un relato de Saki, «The Jesting of Arlington Stringham», incluido en The Chronicles of Clovis (1911). Creía no haber leído nada más suyo pero, repasando ahora los relatos recopilados y nuevamente traducidos por Manuel Ortuño Aleu, algunos de ellos me han resultado familiares. Quizás les suceda a otros lectores, que hayan leído narraciones sueltas de Saki en alguna antología o en una página de internet sin recordar luego al autor. Probablemente, sus relatos sean más conocidos que su persona.
Saki retrata, por no decir caricaturiza, a las clases altas de la sociedad victoriana/eduardiana en la que vivió. Gente que, tanto en sus mansiones londinenses como en sus casas de la bucólica campiña inglesa, parece llevar una vida muy poco interesante. Gente más bien ociosa que vive sobre todo de rentas y cuyas ocupaciones más importantes son tomar el té con británica puntualidad, comentar la prensa, cazar o intercambiar visitas de cortesía con amigos y parientes, cotillear sobre las vidas ajenas y mantener conversaciones superficiales sobre temas trascendentes y conversaciones trascendentes sobre cuestiones triviales. Saki combate el mortal aburrimiento que debían de provocarle sus contemporáneos, tal como se trasluce en sus breves relatos, provocando situaciones grotescas, introduciendo azarosas y chocantes casualidades o sucesos sobrenaturales, nunca terroríficos ni angustiosos sino impregnados de la misma calma que preside la vida de sus personajes, o algunas bromas y trastadas de las que suele protagonizar su recurrente protagonista, Clovis Sangrail, un travieso joven empeñado en ridiculizar a sus semejantes. Con deliciosa ironía desarrolla una anécdota tras otra dentro de ese universo cerrado que se nos hace tan familiar a los lectores actuales gracias a otros coetáneos suyos que cultivaron el mismo humor isleño: el irlandés Oscar Wilde o los ingleses Thomas Hardy, G. K. Chesterton y P. G. Wodehouse.
La lectura presente de Saki se ve irremediablemente empañada por un sentimiento de literaria añoranza hacia un mundo pretérito que se vería bruscamente alterado pocos años más tarde por la Gran Guerra, que también haría desaparecer al propio escritor. Las circunstancias de su muerte, alcanzado un amanecer en una trinchera en Francia por el disparo de un francotirador alemán segundos después de decir «Put that bloody cigarette out!», parecen propias de uno de sus más sarcásticos relatos.
© Miguel Izu.Noviembre 2023.