LA PRIMAVERA IMPUNTUAL

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Autor: Víctor Celemín Santos. Editorial: Ediciones Camelot

Reseña

La vida es un milagro de inabarcables paradojas llena de momentos selectivos desde que nacemos determinados por la herencia genética y por el azar. O eso dice Víctor Celemín en La primavera impuntual, una sucesión de historias que arrancan un día de Reyes de 1917 bajo el reinado de Alfonso XIII: Marcelo, ganadero y pobre, no sabe leer a pesar de que la modernidad avanza y de que en Oviedo han instalado farolas eléctricas. Por su parte, el arquitecto municipal teme la llegada del comunismo libertario. A los señoritos juerguistas que deambulan de noche alumbrados por dichas farolas, sin embargo, no les preocupa la revolución. A Marcelo, por el contrario, no le preocupa la electricidad porque a su casa no llega; si llegan no obstante los “predicadores” comunistas…

        La primavera impuntual es una magnífica representante de la novela social protagonizada por un colectivo humano, que tuvo en el siglo XX insignes maestros, Cela, Sánchez Ferlosio, Luis Romero. Si bien conducida por un narrador de ecos galdosianos, clarininianos, unamunianos, que expone la intrahistoria de aquellos que no tienen historia, sus anhelos e intimidades con ironía: Braulia, una funcionaria triste y sin ventana y para colmo platónicamente enamorada, acompaña a su madre anciana a misa por las tardes, allí, don Prida, un cura viejo que huele a jabón, se ha acostumbrado a estar en Oviedo; enfrente, la cafetería de Alipio se beneficia de los parroquianos de la iglesia, especialmente durante los funerales…

EL AUTOR

        Víctor Celemín Santos (León, 1970) es licenciado en Filología y doctor en Derecho. Aunque ya había publicado alguna obra relacionada con el mundo de las leyes, su primera publicación literaria fue el poemario Geografías y sonetos insensatos (2008). Dentro del mismo género publicó En el amor la lluvia (2019). Es autor además de varios ensayos históricos: El derecho en la literatura medieval (2011) y Anís de la Asturiana: una historia que contar (2020). Su incursión en la novela se había iniciado con El expediente Altamirano (2017). Hoy hablamos con él de La primavera impuntual (2023), una obra muy recomendable, de ágil lectura y breve, que sorprende por su belleza –algo cada vez menos habitual–, por su sentido de lo humano y lo trascendente.

ENTREVISTA

¿De dónde nace tu necesidad de contar esta historia? 

Tenía la ansiedad de contar una historia con protagonistas que se parecen a personas de verdad que yo he conocido en la vida; como Matilde, como Aurora, como Tulio… se trata en realidad de gente humilde que acaba haciendo cosas muy grandes, cosas que trascienden a la memoria de los demás. Tal vez por eso me ha pasado que lectores de sitios distantes me han dicho que el libro contenía episodios que les resultaban familiares. En realidad, es lo mismo que pasa en la vida: la gente pequeña siempre participa en lo que perdura.

¿Qué procedimiento narrativo sigue La primavera impuntual?

Enlazando con ese propósito que te comentaba, he ido un poco contra corriente a la hora de enfrentarme a su proceso de creación. Quiero decir que cualquier autor se acerca a la construcción de un texto, y la finalidad es que le quede un gran relato por medio de una sucesión de historias que se van acumulando. Y en La primavera impuntual sucede justo lo contrario, grandes historias que acaban conformando una obra más pequeñita. Por eso este libro recuerda a un joyero, o a una caja de música.

¿Por qué te decantaste por protagonistas colectivos y un narrador omnisciente?

En todos los capítulos puedes ver que hay un denominador común, una obsesión un poco primitiva diría yo… La tensión entre los habitantes de un determinado lugar, que van cambiando de generación en generación, y el cielo cuyo ritmo es constante, permanece siempre inalterable, a salvo de acontecimientos inesperados, que de alguna manera lo acaban trastocando todo. Por eso es un libro mágico, en el sentido de que tiene muchas pistas ocultas…

¿Cuáles son tus autores y lecturas de referencia, tus influencias más directas?

En el libro se habla de una novela ficticia Breviario de la nada que es un agradecimiento a un maestro de maestros, Luis Mateo Díez. Para todo lo demás, yo vuelvo siempre a la Sonata de Invierno y a La Regenta. Para mí es un misterio cósmico que las dos mejores obras de la literatura española se escribiesen con un intervalo de apenas dos décadas.

¿Y han influido tus orígenes (León y lo leonés, Asturias y lo asturiano)? 

Sí. Claramente. La novela parte de una vieja deuda que tenía pendiente con León y con Asturias, que son los escenarios de mi vida. Aunque al final no sea tanto una novela de geografía física como de geografía sentimental. Es decir, no habla de León y de Oviedo como espacios en concreto, sino de unos lugares irrepetibles que yo conocí. También la novela cuenta como, al final, aunque el mundo sea enorme, la vida de las gentes se reduce prácticamente a cuatro calles.

Actualmente trabajas en el servicio de minas del Principado de Asturias. Eres también profesor asociado de la Universidad de Oviedo. ¿Hasta qué punto es la novela deudora de ello?

Al revés que con lo anterior, aquí te diría básicamente que no ha habido influencia. O que he intentado huir de ella deliberadamente.

Háblanos de la siguiente obra que estás preparando.

Ahora lo que toca es esperar y que sean los lectores quienes lean La primavera impuntual y digan qué les parece. Yo de momento me voy a tomar un descanso…

© Ana Morilla. Octubre 2023. Todos los derechos reservados. 

 

 

 

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