Cuentos completos de Hans Christian Andersen

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Cuentos completos de Hans Christian Andersen

Hans Christian Andersen


Soy un lector de libros de la infancia. Que no de libros infantiles. Son libros que para mí significan infancia, desde el punto de vista subjetivo que proporciona mi experiencia personal. Imagino que lo mismo será para muchos de nosotros si nos referimos a los cuentos de Andersen. Conocía las antologías de cuentos publicadas por Alianza Editorial con sus cuentos más famosos. Pero después de leer todos los cuentos, hay que decir mucho más.

Muchos cuentos de Andersen son insoportables. Lamento empezar por esto, pero aparte de los que reflejan la sociedad en la que vivía (sociedad misógina y dominante, moralizante), numerosos cuentos son efectivamente un reflejo de los defectos de su personalidad. Cuando esos sentimientos se recubren de buenas intenciones, ya no podemos aguantarlo más. Y por eso se hace muy cuesta arriba leer todos los cuentos de cabo a rabo, sobre todo porque los buenos cuentos son una minoría, difícil además de cuantificar.

Dicho esto, sí, hay cuentos preciosos. Cuando Andersen no está moralizante, ni hace de patito feo, ni convoca la bondad del incomprendido por el mundo, escribe fábulas que son un tesoro. Por esos cuentos vale la pena hacer una extracción personal de una antología sentimental propia, después de haber soportado la lectura de varias páginas de valores cristiano-protestantes, con el corazón en la mano.

En la cesta de manzanas podridas relucen manzanas de oro. Y donde Andersen reluce con luz propia es en los cuentos de objetos. Los objetos más inverosímiles son protagonistas de sus cuentos más divertidos y originales, pequeñas obras de arte, encaje de bolillos que parece hecho con despreocupación, pero tremendamente elaborado.

También en la aparición de la muerte y otras desgracias humanas, Andersen describe con enorme fuerza los sentimientos más profundos. El dolor, la vejez, la pobreza: algo que Andersen expone de una manera muy diferente a como lo hace Dickens. No trata las desgracias con humor, sarcasmo o católico castigo divino, sino como algo que inevitablemente es parte de nuestra existencia. Entonces es cuando la poesía de Andersen escribe sus mejores líneas, incluso en los pocos cuentos que tratan la desgracia sentimental. Vale la pena tragar esas manzanas podridas, los «Cuentos completos» son como la vida.

© Rafa. Julio 2023. Todos los derechos reservados (Cicutadry)

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