Jaime Molina –
Si bien el origen de la novela negra se sitúa en Estados Unidos, a principios del siglo XX, encontró gran acogida en toda Europa, en donde comenzó a afincarse rápidamente, gracias a grandes autores y también a los misterios que encierran las historias que los autores han plasmado en el último siglo.
Etapa clásica del género: Inglaterra es la líder
Después de los escritos de Sir Arthur Conan Doyle que tuvieran como protagonista al sumamente inteligente y complicado Sherlock Holmes, sin duda Inglaterra se puso a la cabeza de la etapa clásica de la novela negra en Europa.
Y es que los oscuros callejones de Londres encerraban tantas historias de asesinatos y detectives con el recién nacido Scotland Yard que, de hecho, era verdaderamente consecuente que la novela negra encontrara allí una excelente ancla para proyectarse luego a todo el continente.
En Francia fue conocida como roman noir y allí entremezclaba profusamente la sensualidad femenina con argumentos sumamente violentos en los que la separación entre el bien y el mal en los personajes quedaba básicamente difuminada.
La atmósfera asfixiante de miedo, violencia, corrupción, poder político e inseguridad que las dos Guerras Mundiales dejaron en los supervivientes, después de haber visto tantas atrocidades, hizo que este tipo de novelas se leyera más en secreto que abiertamente, y como lo prohibido es objeto del deseo, hubo una gran comercialización de ellas.
Su genuina preocupación social, las descripciones naturalistas y urbanas en ambientes marginales, unificada a la corrupción gubernamental hicieron de la novela negra una forma de escape a un mundo imaginario en el que los malos de una forma o de otra recibían su castigo.
Además, el lenguaje inquisitivo en el que la acción es rápida, y la violencia sumamente descriptiva, tanto como la sensualidad, además del muy a menudo satírico, fuerte e inteligente protagonista atraían principalmente a jóvenes lectores.
Los crímenes perpetrados en la novela negra europea siempre eran producto de alguna debilidad humana: lujuria, ira, ansiedad de poder, envidia o codicia. Por este motivo incluyen en los diálogos un lenguaje crudo, que varía dependiendo del país en el cual se haya escrito.
Mientras que en Inglaterra se sigue la historia de los criminales de una forma muy similar al original Sherlock, en Alemania Friedrich Ani escribe novelas en las que introduce en sus tramas temas que no eran nada frecuentes en la novela negra, por ejemplo, el abuso a los niños que quedaron abandonados porque sus padres murieron en la guerra o fueron juzgados por crímenes de guerra
Así por ejemplo en su obra Nackter Mann, der brennt (Hombre desnudo en llamas) Friedrich Ani hace que una victima de abusos en su infancia tome la palabra y describa su vida hasta transformarse en un terrible asesino impulsado por una rabia insaciable que lo lleva a cometer diversas atrocidades, incluso contra sí mismo.
Aguas heladas de Gisa Klónne, El caso Collini de Ferdinand von Schirach, o Azul de Prusia de Philip Kerr son algunos ejemplos de la novela negra en Europa y particularmente en Alemania que llegaron a ser exitosas por su contenido violento altamente explícito.
Es tal la influencia de la novela negra en Alemania que actualmente en Renania del Norte se encuentra un hotel temático dedicado exclusivamente al tema de la novela negra, ya que Jaques Berndorf escribió allí al final de los años 80 su primera novela negra exitosa, lo que atrajo numerosos visitantes, de tal forma que, en la ciudad de Hillesheim se puede encontrar, por ejemplo, el café Sherlock en donde se puede pedir un café expreso «muerte negra»
El presente de la novela negra en Europa
En la literatura negra europea se ha producido un gran auge. Esto sucede porque en Europa la literatura se ha visto directamente influenciada por factores de tipo histórico, psicológico y comercial.
En los distintos tiempos de crisis que ha vivido Europa se ha producido una indudable pérdida de confianza de los individuos en las estructuras de poder y en las instituciones públicas lo que ha provocado, curiosamente, que el consumo de la novela negra aumente. Es por ello que en ocasiones varias editoriales europeas se han centrado en publicar muchas obras de esta temática.
La novela negra se ha sintonizado con esta forma de «respiración literaria» y comprueba la inquietud del aire inquisitivo, cazando en las calles asuntos y personajes que luego captarán en su inquietante atmósfera.
Además, los lectores de este género ya no solo buscan entretenimiento, también buscan cierta reflexión acerca de la sociedad que les rodea, de tal forma que los autores europeos de novela negra aíslan unas cuantas voces de los mensajes sociales, mezclándolas y haciéndolas interactuar en historias que sean realmente atractivas.
Las novelas negras enigmáticas que buscan un culpable desconocido para el lector son las preferidas por los europeos, y curiosamente, suelen desarrollarse en espacios cerrados como barcos, hospitales, oficinas, barcos y trenes. En otra modalidad se incluyen las novelas en las que el culpable tiene a menudo asesinatos múltiples y no forma parte del grupo de personajes que se presentan desde el principio de la obra.
Estos asesinatos casi siempre tienen algún tipo de ritual escabroso que suele ser muy llamativo, y que los detectives comienzan a identificar como una línea común. El islandés Arnaldur Indridason, por ejemplo, es el creador del inspector Erlendur Sveinsson, y autor de Las marismas, una exitosa novela negra. Henning Mankell es uno de los autores suecos más prolíficos de la novela negra en Europa, con obras que son clásicas del género como El hombre sonriente, La falsa pista, La leona blanca, Asesinos sin rostro, Los perros de Riga, Cortafuegos, o Huesos en el jardín, realmente puede ser muy entretenido recorrer todas sus obras.
España además es tan prolífica en la producción de obras de novela negra que será necesario ampliar su contenido en otro momento. Y por supuesto, no podemos dejar de lado la novela negra en Italia cuyos autores más conocidos son Andrea Camilleri (El ladrón de meriendas), Luca D’Andrea (La sustancia del mal), Sandrone Dazieri (El ángel) y, por supuesto, Antonio Manzini (Una primavera de perros).
©Jaime Molina. Septiembre 2023. Todos los derechos reservados.