La novela negra en Hispanoamérica

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La novela negra en Hispanoamérica


El origen de la novela negra se centra en Estados Unidos durante la gran depresión, a comienzos del siglo XX, y rápidamente se extendió por Hispanoamérica, aunque su gran auge fue en el siglo XX, principalmente desde los años 60 hasta los 80.

Su desarrollo fue simultáneo en Argentina, México, Cuba y Nicaragua, y un poco posterior en Venezuela y Chile. Sin embargo, actualmente casi en cada país de habla hispana en América se puede encontrar al menos un autor reconocido del género de novela negra, siendo un denominador común de todos ellos una crítica implacable a la injusticia social y la corrupción política.

La injusticia, el abono de la floreciente novela negra en Hispanoamérica.

Según el escritor argentino Raúl Argemí, la diferencia básica entre la novela negra latinoamericana y la de otros lugares como Estados Unidos y Europa es que en estos lugares es un poco más conservadora mientras que en Hispanoamérica es mucho más desgarradora, pues existe una profunda sensación de injusticia.

Es por esto que en la mayoría de las novelas de este género en Hispanoamérica no se cuenta con un detective representativo, porque la policía no es precisamente un sinónimo de buena conducta. Más bien al contrario, es vista como un respaldo para los malos gobiernos y los criminales, por lo que, sin duda, es una novela todavía más oscura. Sin embargo, en Hispanoamérica también se encuentran presentes los famosos detectives como Edgar «el zurdo» Mendieta, protagonista de las estupendas novelas negras de Elmer Mendoza Efecto tequila, Balas de plata, La prueba del ácido o Nombre de perro, por citar solo algunas. Elmer Mendoza es conocido por sus tramas relacionadas con el mundo del narcotráfico, lo que algunos críticos han bautizado como narcoliteratura. Al respecto, el propio Elmer Mendoza comenta:

«La narcoliteratura es una estética de la violencia que se está dando en el cine y la música pero también en la ópera, la danza, las artes plásticas y el teatro. Es todo un movimiento, no es oportunismo. Es como descubrir una veta de metales: habrá quien saque las mejores pepitas y quienes solo rasquen. Me gusta la palabra narcoliteratura porque los que estamos comprometidos con este registro estético de novela social tenemos las pelotas para escribir sobre ello porque crecimos allí y sabemos de qué hablamos».

Eso sí, existe un límite claro entre la novela política y la novela negra, pues es obvio que, si la segunda tuviese una intención política definida, ya se hubiera agotado. Aquí es donde hay que hilar muy delgado, pues la novela negra en Hispanoamérica pone un punto y aparte en el género, integrando casi siempre los dos temas.

Es casi que un momento de reflejo inmediato, que ha entrado en una etapa de búsqueda de otras historias que contar, por ejemplo introduciendo la temática de las dictaduras y las historias que de ellas derivan, aunque no es el tema único, pues también hay historias urbanas, a veces con elementos mixtos entre la fantasía y la realidad.

Novela negra hispanoamericana, sin finales felices

La típica novela negra estadounidense es cruel y cruda, pero suele tener un final relativamente feliz: el crimen es resuelto y, finalmente, el malvado es atrapado, encarcelado, o de algún modo paga por sus crímenes. Sin embargo, no es el caso en Hispanoamérica.

Debemos tener en cuenta que, en general en las historias criminales en Hispanoamérica, la percepción de la sociedad es que los criminales poderosos raramente van a prisión en la vida real así que ¿por qué iban a hacerlo en las novelas? Mientras que las novelas norteamericanas siguen el «procedimiento policial», en las tramas de las novelas negras hispanoamericanas, las autoridades suelen estar del lado malvado, por lo que los detectives protagonistas tienen su camino verdaderamente difícil.

Además, existen dos tendencias que se repiten en ellas: los cárteles de drogas y las repercusiones de las dictaduras de los años 70, de las que muchos de los autores mencionados tuvieron que huir, así que la escritura al respecto suele ser una tendencia bastante particular en este género literario.

Detectives recomendados de la novela negra en Hispanoamérica

Para el lector interesado en conocer los títulos de algunas de las mejores obras del género, incluyo un pequeño listado con algunos de los que quizá sean los más interesantes y conocidos, aunque hay muchos más de excelente calidad, pero creo que puede ser un buen comienzo para iniciarse en la lectura de novelas negras hispanoamericanas.

Filiberto García en El complot mongol.

Esta novela del mexicano Rafael Bernal está considerada la fundadora del género en México, su protagonista es un verdadero «fabricante de muertos» acostumbrado a disparar a todo lo que se mueve, sin ningún rastro de angustia o remordimiento.

Filiberto García es el detective privado y protagonista, un tipo duro y con pocos escrúpulos que colabora de cuando en cuando con la policía, que tiene conexiones en los barrios bajos de la ciudad y formado como asesino durante la Revolución Mexicana.

El complot mongol Fue escrita en plena guerra fría en 1969, y se desarrolla en ciudad de México, en donde estadounidenses y soviéticos creen que China está preparando un complot para asesinar al presidente de Estados Unidos quien en unos cuantos días visitará México. Para evitar esta situación, las autoridades mexicanas contactan a García, un experimentado detective, esperando que resuelva el caso, antes de que la situación política realmente se vuelva complicada.

Héctor Belascoarán Shayne, el detective de Paco Ignacio Taibo II

Según su creador el hispano-mexicano Paco Ignacio Taibo II, este detective vive, entre refrescos embotellados, tacos y crímenes.  Las novelas protagonizadas por él fueron publicadas entre 1976 y 1993 y conforman una serie de diez novelas entre las que destacan Días de combate, Cosa fácil, o Amorosos fantasmas.

El detective Héctor Belascoarán Shayne es un personaje curioso. De ingeniero mecánico de General Electric, decide meterse a detective a través de un curso por correspondencia. Las razones que aduce para ello ya se ganan al lector como personaje de novela negra:

«Me metí a detective porque no me gustaba el color que mi mujer quería para la alfombra, el diploma me lo dieron por trecientos pesos y nunca leí novelas en inglés».

De esta forma Héctor Belascoarán Shayne consigue una licencia de detective, una pistola y decide lanzarse a una verdadera aventura recibiendo casos de asesinatos para resolver.

A diferencia de los detectives de corte racional típicos de la novela policial, como Sherlock Holmes o Hércules Poirot, Héctor Belascoarán Shayne se define como un detective inductivo, que se guía más por la pro la intuición que por las pruebas racionales. Esa característica lo hace bastante original pues se deja llevar por sus impresiones y de esta forma logra descifrar los enigmas.

La carga social de las novelas de Paco Ignacio Taibo II es indudable. De hecho la carga ideológica de del personaje (una especie de anarquista de izquierdas) es palpable. Como buen detective de novela negra, se ve enfrentado a diatribas morales  que lo conducen por senderos arduos y peligrosos al tiempo que se enfrenta a un sistema burocrático y corrupto que lo desespera.

Mario Conde, creado por Leonardo Padura

Leonardo Padura es un magnífico escritor cubano de novela negra y policial. Mario Conde es un detective que se mueve como pez en el agua sobre el bajo mundo, vive en La Habana y tiene un amigo llamado Carlos, a quien apodan «el flaco», quien lleva 10 años en una silla de ruedas, y ambos investigan una buena cantidad de asesinatos, robo y extorsiones que los van llevando cada vez más a una intrincada serie de delitos que deben resolver de la mejor forma posible, y no siempre con los métodos más legales.

Es complicado hacer una selección de los libros de Leonardo Padura, pero citaré estos pocos: Vientos de cuaresma, Paisaje de otoño, La neblina del ayer y El hombre que amaba a los perros.

Las novelas negras de Leonardo Padura tienen elementos de crítica a la sociedad cubana. El propio autor dijo al respecto:

«Es posible una novela policial que tenga una relación real con el ambiente del país, que denuncie o toque realidades concretas y no sólo imaginarias».

Heredia, detective de la saga creada por el chileno Ramón Díaz.

En Santiago de Chile, los casos de Heredia se encuentran entrecruzados por un momento histórico terrible: la dictadura de Augusto Pinochet. Su primera aparición fue en 1987, en la novela negra llamada La ciudad está triste, y de allí en adelante, a través de estas creaciones literarias el lector puede llegar a conocer una crónica de la historia chilena, y los horrores de un gobierno que asesinaba estudiantes sin ninguna piedad.

Otras novelas destacadas de la «serie Heredia» son Ángeles y solitarios, Los siete hijos de Simenon, La oscura memoria de las armas, o La cola del diablo.

Juez Alejandro Barón Roca, el detective de Fernando López López.

Fernando López es un escritor argentino y en la Odisea del cangrejo, el Juez Alejandro Barón Roca comienza su relato desde una unidad de terapia intensiva de un hospital, en donde está a punto de morir, y desde allí comienza a recapitular su vida, desde sus mejores amigos de infancia en el imaginario pueblo de San Tito hasta la terrible investigación que le dejó con 5 balazos en la espalda y relegado en esta cama, desde donde escribe su historia.

Sin lugar a dudas el género de la novela negra en Hispanoamérica aún tiene mucho para ofrecer, así que esperamos que estas recomendaciones te animen a indagar y disfrutar de estupendas historias narradas con un pulso potente.

© Jaime Molina García. Mayo 2023 . Todos los derechos reservados.

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