Cuentos, de H. P. Lovecraft

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Editorial Austral  – PVP  9,95€

Los relatos reunidos en esta compilación permiten una entrada concentrada —y eficaz— en el territorio narrativo de H. P. Lovecraft, uno de los grandes modeladores del miedo moderno. El volumen traza un arco que va desde la inquietud insinuada y progresiva hasta el espanto frontal, pero siempre bajo una misma convicción estética: el terror no nace tanto de lo que se ve como de lo que, de pronto, se intuye inconmensurable. En estas páginas comparece una parte significativa del universo de los mitos de Cthulhu, ese ciclo en torno a entidades primigenias que no encajan en categorías humanas ni admiten explicación consoladora. No se trata aquí de monstruos al uso, sino de presencias cuya mera posibilidad desajusta la idea de realidad.
Junto a esa veta “cósmica”, el libro incluye uno de los cuentos más perturbadores del autor, «Las ratas de las paredes», donde Lovecraft desplaza la amenaza hacia lo doméstico y lo hereditario: la casa, el linaje y la memoria como dispositivos de horror. La lectura conjunta de estos textos muestra una poética reconocible: atmósferas densas, narradores que reconstruyen un hecho a partir de indicios y documentos, y un crescendo de revelación que rara vez conduce a la claridad, sino a una forma de colapso mental. Lovecraft, en suma, propone un terror que no se limita a asustar: erosiona la confianza en la razón y en la centralidad del ser humano.

Nota de orientación a la lectura

Conviene leer estos cuentos atendiendo menos a la intriga que al método. Lovecraft trabaja por acumulación: fija un escenario, introduce una anomalía mínima y va estrechando el cerco mediante rumores, hallazgos parciales, testimonios y el peso de lo no dicho. La prosa —a veces deliberadamente enfática— está al servicio de un efecto: construir una presión atmosférica que hace verosímil el desmoronamiento final. Si se entra en el texto esperando ritmo de thriller, se pierde su música; si se acepta el tempo de la sugestión, la recompensa es mayor.
También ayuda situar el “horror cósmico” como un desplazamiento del terror gótico: donde antes había culpa, transgresión o castigo, aquí aparece la indiferencia del universo. La amenaza no se resuelve; el conocimiento no salva; comprender equivale a quedar expuesto. Por eso estos relatos suelen culminar en una experiencia límite —una visión, una constatación, una prueba— que deshace la escala humana. Léanse, pues, como piezas de una misma cosmología: cada cuento añade un fragmento a un mapa incompleto, y esa incompletud es parte esencial del estremecimiento.

Datos biográficos del autor

Howard Phillips Lovecraft nació en Providence (Rhode Island) en 1890 y murió en la misma ciudad en 1937. Su obra, escrita en gran medida para revistas populares, no alcanzó en vida un reconocimiento amplio; la consolidación de su prestigio llegó de forma póstuma, impulsada por la circulación de sus relatos y por la defensa de su legado por parte de lectores, editores y autores cercanos. Se le considera, junto con Edgar Allan Poe, una figura decisiva del imaginario del terror en lengua inglesa.
Lovecraft fijó las bases de un subgénero que hoy se denomina “horror cósmico”: una concepción del miedo ligada a la vastedad del universo y a la fragilidad de las certezas humanas. Ese planteamiento, unido a una imaginación de gran potencia visual y a una arquitectura narrativa que mezcla erudición, documento y rumor, ha ejercido una influencia extensa que rebasa la literatura e impregna la cultura contemporánea, del cine a la música y de ahí a los videojuegos. Su nombre funciona, más que como etiqueta, como un repertorio de temas —lo innombrable, lo ancestral, lo no humano— que sigue ofreciendo formas nuevas de inquietud.

Redacción

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