Club de lectura de Albolote
Giuseppi Tomasi de Lampedusa nace en Palermo -1886-1957. Pertenecía a una familia aristocrática, participó en dos guerras mundiales, viajo por Europa, hombre culto y muy aficionado a la lectura. Decidió escribir en los dos últimos años de su vida y lo hizo; tenía algo que contar y lo contó. El Gatopardo es su única novela. Fue publicada póstumamente en 1958, galardonada con el premio Strega y convertida en una de las obras clásicas del siglo XX.
El título de la novela es debido al emblema de la familia Salina en el que aparece la figura de un felino al que llaman gatopardo. Familia de aristócratas sicilianos cuya cabeza es el príncipe Don Fabrizio, hombre ilustrado, dotado de un físico imponente y un carácter seductor, a la vez que dirige con mano de hierro a su beata esposa Stella, a sus 7 hijos, así como a los criados y arrendatarios de sus tierras.
La obra está dividida en 8 capítulos y está narrada en tercera persona por un narrador omnisciente.
Este aristocrático y feudal mundo está a punto de cambiar. El desembarco de Garibaldi en Sicilia, el derrocamiento del rey Francisco II y el advenimiento de Víctor Manuel II, suponen el declive de la aristocracia y el ascenso de la burguesía, nueva clase social esta que sacará provecho del régimen establecido tras la unificación de Italia.
Estos acontecimientos son la base de la historia que Lampedusa nos cuenta inspirada en la vida de un antepasado suyo.
Don Fabrizio, hombre fuerte acostumbrado a mandar, tiene que tomar la decisión de si oponerse o adaptarse a esta nueva situación. Al mismo tiempo siente que se hace viejo, y al fin opta por convertirse en observador y dejarse llevar, contemplando cómo una burguesía, sin lustre aristocrático pero con poder económico, asciende. Al contrario, su amado sobrino Tancredi, sí se apunta al “carro vencedor” y con su famosa frase “si queremos que todo siga igual es necesario que todo cambie”, trata de explicar y convencer a su tío para que acepte la nueva situación.
El gatopardo supone una mirada nostálgica sobre un mundo que se acaba, un retrato a la vez poético y crítico en el que Don Fabrizio reflexiona sobre lo efímero de la vida y los valores que construyen su mundo.
Se trata de una historia que nos transporta a un mundo lleno de sensaciones y sentimientos. Las descripciones de los espacios son pura poesía: los olores embriagadores de las flores, el calor, el polvo del verano siciliano, las comidas, el amor y el desamor, la vida y la muerte, el cambio y la renovación, están tan bellamente descritos que hacen que su lectura sea un auténtico disfrute.
Los personajes, y son muchos, están magníficamente descritos, poseen una gran capacidad evocadora, están dotados de alma y personalidad propia , incluso el perro de la familia Bendicó tiene la suya. Se podría hacer una breve descripción de cada uno, pero mejor leemos el libro, merece mucho la pena.
La novela termina con la muerte del príncipe y la reflexión de su hija Conchetta en 1910, décadas después de que su mundo se desmoronara. Un final marcado por el paso del tiempo y lo inevitable del cambio.
Reseña de: Mª Carmen Giménez