24 de abril de 2024 – Ciudad de México
Hoy ha sido un día de altibajos emocionales y tensiones con quienes me rodean. La mañana comenzó con una sensación de inquietud que no logro sacudirme. Las miradas furtivas y los murmullos a mis espaldas en la escuela me hacen sentir fuera de lugar, como si estuviera atravesando un campo minado social.
En la clase de Historia, al expresar mi opinión sobre un tema polémico, recibí miradas de desaprobación y comentarios sarcásticos por parte de algunos compañeros. Es agotador sentir constantemente la presión de encajar en un molde preestablecido por los demás.
Durante el almuerzo traté de encontrar refugio en mis pensamientos mientras escribía en este diario, pero incluso aquí siento la sombra de la crítica. Algunos compañeros curiosos se burlaron de mi afición por escribir, insinuando que es una actitud poco masculina y digna de risa.
La tarde no mejoró, ya que una discusión acalorada con un familiar sobre mis elecciones futuras me dejó con un nudo en el estómago y una sensación de soledad abrumadora. Es difícil sentirse incomprendido y juzgado incluso por aquellos que deberían apoyarte incondicionalmente.
A pesar de todo, intento recordar que mis emociones son válidas y que tengo derecho a expresarme y ser quien soy. Mañana será otro día, y espero encontrar la fuerza para enfrentar los desafíos con valentía y autoaceptación.
Ana Cachinero