La Lonja de Valencia: el «lujo» de comer y beber en los escalones de un monumento Patrimonio de la Humanidad
La Lonja de los Mercaderes o de la Seda de Valencia lleva años ofreciendo la posibilidad de degustar allí un menú muy variado para aquellos visitantes que se acercan a sus escalones para comer y beber allí mismo. Una opción barata y muy cutre, propia de un turismo de calidad ínfima y de una educación y respeto nulos hacia nuestro Patrimonio de la Humanidad UNESCO.
Entre la rica variedad gastronómica que se puede degustar en este monumento podemos encontrar el clásico bocadillo de jamón y queso, preparado allí mismo con la materia prima comprada en el cercano Mercat Central, además de ensaladas y de todo tipo de tapas tales como aceitunas, gambas, patatas, y un largo etc. acompañado todo ello de una lata de cerveza o de un botellín (quinto o tercio).
César Guardeño Gil
Presidente de la asociación Círculo por la Defensa y Difusión del Patrimonio Cultural
Un sábado de mayo, a mediodía, una familia montaba un pícnic allí y preparaba las lonchas de jamón serrano, el queso y el pan para comerse un buen bocata en el mejor lugar de la ciudad. Una estampa habitual que puede verse de lunes a domingo, a la hora del almuerzo y de la comida, principalmente, y que algunas personas defienden bajo el paraguas de que esto lo convierte en un monumento «vivo» y «útil». Argumentos absurdos y contrarios a la propia declaración y protección del bien.
Un turismo “respetuoso” y supuestamente de «calidad», que bebe, come, fuma, mancha y deja su basura en los escalones de un edificio con la máxima protección y reconocimiento internacional, ante la pasividad de un Ayuntamiento de Valencia… SEGUIR LEYENDO