Italo Calvino, aunque de padres italianos, nace en Santiago de las Vegas (Cuba). Con dos años se traslada con su familia a Italia, para vivir en San Remo (Liguria), donde pasa más de veinte años. En 1957, con 33 años, escribe «El Barón rampante», novela que se mueve entre la fantasía y la realidad.
La novela se desarrolla en el siglo XVIII y está narrada por el hermano del protagonista, que aunque a veces crítico, su complicidad y admiración queda patente en la narración.
Biaggio, hermano de Cosimo, representa la cordura, la sensatez, la realidad, frente a la fantasía, la aventura y la excentricidad de Cosimo (simbólicamente representada por el autor, en su vida en lo alto de un árbol).
Lo que comienza siendo un acto de rebeldía de Cosimo hacia su padre, que con 12 años se sube a un árbol prometiendo no bajar, se convierte en su forma de vida. Su familia no le es indiferente, aunque la relación prácticamente inexistente, excepto con su hermano y varias veces con su padre, observa la vida familiar desde su posición privilegiada, la ventana de la casa es su escaparate. Desde allí en lo alto los acompaña en los acontecimientos importantes, incluso cuida a su madre en sus últimos días. Cosimo también estará muy presente en su familia, nunca dejan de observarlo y de intentar ayudarlo.
Calvino nos sumerge con gran maestría descriptiva, casi poética, en la naturaleza y en el conocimiento de las aves que habitan en ella.
Su figura ataviada con ropajes propios de este siglo, para más tarde vestir con pieles de animales que caza, formará parte del paisaje del pueblo ficticio de Ombrosa, llegando a acostumbrarse su familia y vecinos, tratándolo conforme a la categoría de Barón de Rondò, aunque considerándolo un loco.
Ayudado por su padre y por su hermano Biaggio (su mayor aliado), y bajo la atenta mirada de su madre, Cosimo no abandona sus estudios ni la lectura, llegando a inculcar en un personaje (un peligroso ladrón) el amor por los libros.
A pesar de vivir aislado encima de los árboles, su vida social es intensa y participativa con sus vecinos de Ombrosa.
Se enamora de Viola desde el instante en el que la ve; ella es una joven de gran belleza, que por su dulce aspecto y como la presenta el autor (columpiándose en su jardín, cabalgando sobre un pequeño caballo blanco), podría parecer la princesa de un cuento, nada que ver con su personalidad caprichosa y coqueta. Con ella vive un amor apasionado y tormentoso, con características propias del Romanticismo, movimiento presente en la época.
En el protagonista convergen los tres principios de la Revolución Francesa, que también se origina en la misma época.
Cosimo vive en libertad en medio de la naturaleza, sin acatar ninguna imposición familiar. Trata a todas las personas por igual, aunque sea de procedencia noble. Se hermana con todo aquel que necesite su ayuda, prestando esta desinteresadamente.
Por su fácil y agradable lectura, repleta de aventuras, podría considerarse una novela de estilo juvenil, cuyo protagonista a veces nos recuerda a Robinson Crusoe luchando por su supervivencia y otras a un noble Robin Hood, ayudando a los más pobres.
La inagotable imaginación del autor lleva al lector a pasar de una aventura a otra sin tregua, algunas de ellas las vive junto a la inestimable compañía de Óptimo Máximo, su mascota, un perro salchicha abandonado. Son aventuras sin denominador común, sin ningún tipo de semejanza, dejando al lector expectante. Algunas de ellas despiertan la sonrisa y el asombro por su marcado carácter absurdo y surrealista.
El deterioro físico de Cosimo va ligado de alguna manera con el declive de la naturaleza en esa zona, pues desaparecen gran cantidad de árboles. Este paralelismo lo pone de manifiesto en los fuertes lazos de unión entre ambos, pues el protagonista se convierte en una pieza más del bosque ombrosense.
Su última aventura, ya muy enfermo, no deja indiferente. Un final muy acorde con su vida.
La libertad, la belleza de la naturaleza y la lealtad y el compromiso con uno mismo, forman los cimientos de El Barón rampante, una increíble historia de un personaje fascinante, que según el prisma con que se mire, pudiera ser o no posible.
Reseña de Teresa Sancho Ponce (Club de Lectura de Albolote)