Cuando no era más que un adolescente, catorce años, leí por primera vez “El padrino” y me impactó tanto que volví a leerlo meses después. Su trama, sus personajes fuertes y con personalidad, el desenlace… La película fue genial, buenísima, pero el libro todavía mejor. Era empezar a leer y no poder parar.
El amor por la lectura se lo debo a mi padre, ya fallecido. Siempre recuerdo verlo con un libro en las manos, pero si hoy soy escritor de novela negra y no de otro género es por esa gran obra.
En la actualidad tengo cuatro novelas negras publicadas y en unas semanas saldrá la quinta: “Decisiones que matan”. Mis obras no tienen nada que ver con “El padrino”, obviamente, pero comparten cosas: trama envolvente, personajes fuertes y con personalidad y un desenlace espectacular. Todas con un ritmo trepidante para que el lector no pueda dejar de leer.
Por mis manos han pasado muchos libros, algunos buenísimos y otros no tanto, pero ninguno me causó tanto impacto. Es obvio que era muy joven y por lo tanto fácilmente impresionable, pero he vuelto a leerlo años después y me sigue encantando.
Como decía mi padre: “pocas cosas aportan tanto como un libro”.
Sabias palabras.
—Clemente Roibás—