Un hipocorístico es un nombre alternativo de persona de carácter afectivo, familiar o eufemístico, y no es lo mismo que un diminutivo.
En los medios, sin embargo, no es raro que se confundan ambos términos, como en «Ha defendido que la cadena pública emplee el diminutivo Pepe para rotular», «A la reina Victoria la llamaban Drina, un diminutivo de su primer nombre, Alexandrina» o «Pita, el diminutivo del diminutivo de Guadalupe, fue la menor de esa familia».
Tal como explica la gramática académica, un hipocorístico puede ser un acortamiento, es decir, una variante en la que se suprime parte del nombre, como Sebas o Lupe, de Sebastián y Guadalupe, respectivamente, o puede adoptar una forma especial, sin relación obvia o directa con la original, como Pepe o Paco (de José y Francisco).
En cambio, un diminutivo se basa en añadir, sin una alteración sustancial del nombre real, el correspondiente sufijo, como Clarita y Lorencín, de Clara y Lorenzo. Los hipocorísticos a menudo tienen un diminutivo (Charito y Manolito, de Charo y Manolo), aunque el proceso inverso, por el que se crea un hipocorístico a partir de un diminutivo, es mucho más infrecuente (Pita, de Lupita o de Guadalupita).
Por ello, en los ejemplos anteriores, lo adecuado habría sido «Ha defendido que la cadena pública emplee el hipocorístico Pepe para rotular», «A la reina Victoria la llamaban Drina, un hipocorístico de su primer nombre, Alexandrina» y «Pita, el hipocorístico del diminutivo de Guadalupe, fue la menor de esa familia». En los dos últimos casos, también sería posible hablar de acortamiento (como «Pita, el acortamiento del diminutivo de Guadalupe»), en referencia al procedimiento para su creación.
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