Vocalizar, vocalizar y…vocalizar

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La voz de la pantalla: una llamada urgente a la vocalización en el cine español

Me preocupa la vocalización, y no solo la de la gente común con la que convivimos en el día a día, tanto en el ámbito laboral como en el privado. Esta preocupación va más allá, tocando un espacio que para muchos es sagrado: el cine. Como amante del séptimo arte, y especialmente del cine producido en España, disfruto enormemente de las historias que se cuentan en nuestras pantallas. Sin embargo, hay algo que se ha convertido en una barrera casi insalvable para el disfrute pleno: la mala vocalización de los actores y actrices en un buen número de producciones.

No ocurre en todas las películas, pero sí en un porcentaje lo suficientemente elevado como para que sea un problema que no puede seguir ignorándose. En muchas escenas, los diálogos se pierden entre murmullos, frases atropelladas y una extraña mezcla de sonido que parece conspirar contra la claridad. Y lo cierto es que, como espectador, es desesperante. No se trata solo de la dicción; es como si existiera una ruptura entre lo que intentan comunicar y lo que finalmente se escucha y percibe. ¿A qué se debe? No lo sé con exactitud: puede ser por hablar muy deprisa al ajustarse al guion, por el sonido directo o tal vez por un sinfín de cuestiones técnicas de las que no soy experto. Lo que sí sé, porque lo he comprobado más de una vez, es que mi capacidad auditiva está perfectamente en orden. He pasado por la incómoda experiencia de subir el volumen de mi equipo hasta el punto en que las paredes vibran, y aun así, hay diálogos que siguen resultando ininteligibles. La consecuencia es siempre la misma: me veo obligado a abandonar la versión original y recurrir a las versiones dobladas al castellano de películas extranjeras, que al menos me permiten seguir el hilo de la historia sin tanta frustración. Y créanme, no es una decisión que tome a la ligera, pues disfruto del matiz y la autenticidad de las voces originales.

Esta situación, sin embargo, plantea una pregunta que no puedo dejar de hacerme: ¿Cómo es posible que en un país con tanta tradición actoral, con escuelas de teatro y cine reconocidas, hayamos llegado a este punto? No quiero que se malinterprete; no es un ataque a la profesión, sino más bien una llamada de atención. Hablar claro y vocalizar adecuadamente es, sin duda, una de las bases fundamentales del oficio actoral. No basta con transmitir emociones, con llenar de vida un personaje, si las palabras no llegan al espectador con la nitidez y la precisión necesarias.

Por eso, me permito levantar la voz, no solo como espectador, sino también como amante del cine, para reclamar a los técnicos de sonido, a los directores y, especialmente, a los propios actores y actrices, que dediquen un mayor esfuerzo a la vocalización. Que vuelvan a los básicos, a esos ejercicios de dicción que, en su momento, fueron la base de su formación. Que se preocupen, en definitiva, por ser entendidos, por hacer llegar cada palabra al público sin tener que luchar contra el sonido, la prisa o el desinterés.

Sé que el cine es un trabajo en equipo y que todos los elementos tienen su peso e importancia, pero la voz, esa herramienta única y personal de cada intérprete, merece un cuidado especial. No se trata solo de articular sonidos, sino de transmitir con claridad lo que se siente y se piensa, de respetar al espectador que ha venido a escuchar y a emocionarse, no a adivinar diálogos entre ruidos de fondo.

Así que aquí va mi petición, mi humilde reclamo: vocalicemos. Hablemos claro, despacio si es necesario, pero hagámoslo entendible. El cine español tiene tanto que contar y tanto que mostrar que no podemos permitirnos perderlo en el camino. La historia no solo se ve, también se escucha. Y nosotros, como público, queremos escucharla bien.

© Anxo do Rego. Todos los derechos reservados.

 

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Narrador. Fundador, Director y Editor de la extinta editorial PG Ediciones. Actualmente Asesor y colaborador en Editorial Skytale y Aldo Ediciones, del Grupo Editorial Regina Exlibris. Director y Redactor del diario cultural Hojas Sueltas. Fundador de una de las primeras revistas digitales de novela negra «Solo Novela Negra» en la actualidad incorporada a la sección LEYENDO en el diario cultural HOJAS SUELTAS que dirige. Partícipa en numerosas instituciones culturales. Su narrativa se sustenta principalmente en la novela policíaca con dieciseis títulos del comisario del CNP, Roberto H.C. como protagonistal. Mantiene su creatividad literaria con relatos, artículos y reseñas en algunas revistas digitales culturales. Redactor del diario cultural Hojas Sueltas.

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