La novela costumbrista e histórica: Una armonía narrativa
En la literatura contemporánea, no existe una contradicción entre la novela costumbrista y la novela histórica. Mientras el primer adjetivo se refiere al escenario y la vida cotidiana en la que se desarrolla la acción, la segunda aborda contextos históricos, aunque no siempre con rigor documental. Este es el caso de Los alemanes de Sergio del Molino, donde se traza un inventario de la alimentación, el ocio y el amor de una clase media alta en Zaragoza. El autor se recrea en modismos y neologismos que, aunque pueden parecer otro idioma o dialecto, no son más que el lenguaje estándar urbano español.
En un principio, Los alemanes se presenta como una novela histórica, donde se esperaría que se narraran sucesos reales con toques de ficción. Sin embargo, la anécdota histórica es solo un telón de fondo, y la trama principal se inserta más en el género policial contemporáneo.
La narrativa se remonta a 1916, cuando varios centenares de alemanes residentes en la colonia de Camerún, ante la inminente derrota en la Primera Guerra Mundial, huyeron a la vecina colonia española. Desde allí, fueron trasladados a España, donde formaron comunidades cerradas y exitosas, viviendo su cultura en un entorno extraño pero no hostil.
La novela se enfoca en la segunda generación de la familia Schuster. Eva, una prometedora política, y Federico, un prestigioso filólogo, alternan la narración de su historia. La trama se inicia con la muerte del hermano homosexual de ambos, y también se incluye la perspectiva de Berta, nieta de otro alemán de Camerún, quien intenta un romance con el filólogo mientras vive en Alemania.
Un grupo de inversores propone un negocio incierto al ayuntamiento de Zaragoza, que requiere la aprobación de Eva. Al negarse, los empresarios amenazan con revelar secretos de su familia y abortar la carrera académica de Federico.
Los chantajistas conocen el pasado nazi del padre de los Schuster, un fabricante de salchichas, insistiendo en lo dañino de este alimento y trazando una correlación entre las factorías de cárnicos porcinos y los campos de concentración. La fábrica Schuster financió campañas terroristas de la extrema derecha europea. Es Berta quien desenreda esta compleja trama, su abuelo combatió junto a los nazis en el frente ruso, regresando traumatizado.
Los delincuentes, en este relato, son israelitas, un recurso narrativo que refleja cómo los grandes grupos mafiosos pueden constituir un estado dentro del Estado de Israel. Con estos elementos, Sergio del Molino construye una novela bien narrada, de trama interesante y original, agradable de leer y una candidata sólida para el Premio Alfaguara 2024.
Redaccion Leyendo