La isla de Sajalín (Anton P. Chéjov)

0
63

La idea de viajar a Sajalín, una remota y enorme isla en aguas del Pacífico, al norte de Japón, que albergaba en la época una colonia penitenciaria, y escribir «cien o doscientas páginas» sobre ella se le ocurrió a Chéjov a principios de la década de 1890. Pese a la oposición de su familia y su editor, él decía que de ese modo podría «saldar una deuda que he contraído con la medicina» y que le serviría de base para su tesis doctoral (que luego, una vez realizada, no sería aceptada). Pero al mismo tiempo estaba convencido de su profundo interés social: «A excepción de la Cayena en la actualidad y de lo que Australia era en el pasado, Sajalín es el único lugar donde se puede estudiar la colonización por parte de delincuentes». Al volver, escribiría: «Ahora sé muchas cosas, pero la impresión que me ha dejado el viaje es bastante penosa. Mientras estaba en Sajalín sólo sentía en mi interior un sabor amargo, como después de haber comido mantequilla rancia; ahora, en cambio, Sajalín se me aparece en el recuerdo como un verdadero infierno».

Consciente de que no podía competir con otros testimonios carcelarios, especialmente con las Memorias de la casa muerta de Dostoievski, que tanto admiraba, La isla de Sajalín es producto de una investigación más científica y ajena, y de una mirada severa pero no sesgada. El libro, que la censura expurgó y que no se publicó íntegro hasta 1895, puede considerarse el primer reportaje sobre un presidio, realizado con criterios modernos de objetividad. Nunca dedicó Chéjov tanto esfuerzo y tiempo a una obra suya, hoy ejemplar en la historia de la literatura.

Autor:

Antón Pávlovich Chéjov nació en Taganrog, a orillas del mar de Azov, en el sur de Rusia, en 1860. Hijo de un modesto comerciante, antiguo siervo que había conseguido comprar su libertad, hizo sus primeros estudios en su ciudad natal. En 1879 ingresó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Moscú. Desde el primer curso empezó a publicar «cuadros humorísticos» en revistas, con los que conseguía mantener a toda su familia (su padre, endeudado, su madre y sus hermanos habían tenido que trasladarse con él a Moscú), y pocos años después ya era un escritor profesional reconocido.

1888 fue un año clave en su carrera: publicó su novela corta La estepa (ALBA CLÁSICA núm. LIII, junto con En el barranco), escribió su primera obra teatral, Ivanov, y recibió el premio Pushkin. En 1890 viajó a la isla de Sajalín, «con la intención de escribir un libro sobre nuestra colonia penal», que aparecería al año siguiente con el título de La isla de Sajalín (ALBA CLÁSICA MAIOR núm. XXVI). En 1896 estrenó La gaviota y en 1899 Tío Vania (1899) a las que seguirían Tres hermanas (1901) y El jardín de los cerezos (1904) (todas ellas publicadas en ARTES ESCÉNICAS OBRAS). Maestro del relato corto, algunas de sus obras más importantes se encuentran en ese género, en el que ha ejercido una influencia que aún hoy sigue vigente. Alba Editorial ha publicado una extensa antología de sus Cuentos (ALBA CLÁSICA MAIOR núm. XXI) y un volumen con Cinco novelas cortas (ALBA CLÁSICA MAIOR núm. XLI), así como dos selecciones de textos teóricos a cargo de Piero Brunello, Sin trama y sin final: 99 consejos para escritores (ALBA CLÁSICA núm. LXXVI) y Unos buenos zapatos y un cuaderno de apuntes: Cómo hacer un reportaje (ALBA CLÁSICA núm. LXXVII). Chéjov murió en Badenweiller en 1904.

© Alba Editorial


OPINIÓN DE HOJAS SUELTAS


“La Isla de Sajalín” es una obra singular en la producción literaria de Antón P. Chéjov, quien es mayormente conocido por sus cuentos y obras de teatro. Publicada por primera vez en 1893, esta obra se distingue por ser un reportaje de investigación en lugar de una ficción, fruto del viaje que Chéjov realizó en 1890 a la isla de Sajalín, una colonia penal rusa en el extremo oriente de Siberia.

En el siglo XIX, Sajalín era un destino para los condenados a trabajos forzados y exilio por parte del gobierno zarista. La isla estaba rodeada de un halo de misterio y horror, siendo vista como un lugar inhóspito y casi inhumano. Chéjov, conocido por su profunda humanidad y aguda observación social, decidió emprender este arduo viaje para documentar la vida de los reclusos y las condiciones de la colonia penal.

El viaje de Chéjov a Sajalín fue monumental en sí mismo, recorriendo más de 10.000 kilómetros a través de Siberia, un periplo que tomó varios meses. Una vez en la isla, pasó cerca de tres meses realizando entrevistas, tomando notas detalladas y observando la vida diaria tanto de los prisioneros como de los funcionarios. Su enfoque era el de un etnógrafo y sociólogo, buscando capturar la realidad de una comunidad olvidada por la mayoría de la sociedad rusa.

“La Isla de Sajalín” se presenta como un reportaje detallado dividido en varias partes que cubren diversos aspectos de la vida en la isla:

  • La llegada y el entorno: Chéjov describe el viaje hacia Sajalín y sus primeras impresiones de la isla. Este segmento destaca el aislamiento geográfico y la dureza del clima, que simbolizan el aislamiento social y el sufrimiento humano.

  • La vida de los reclusos: En esta sección, Chéjov ofrece un retrato crudo y empático de los prisioneros, describiendo sus condiciones de vida, trabajos forzados, y las enfermedades que sufrían. Su narrativa es objetiva pero cargada de una crítica implícita a la inhumanidad del sistema penal.

  • Las familias y la población libre: Además de los prisioneros, Chéjov se enfoca en las familias de los convictos y los colonos libres, mostrando cómo la vida en Sajalín afectaba a todos los habitantes de la isla.

  • Las instituciones y la administración: Chéjov analiza la estructura administrativa de la colonia penal, revelando la corrupción, la incompetencia y la falta de recursos que agravaban las condiciones de vida.

  • Reflexiones finales: La obra concluye con una serie de reflexiones y sugerencias de Chéjov sobre posibles reformas para mejorar la situación en Sajalín, mostrando su compromiso no solo como escritor, sino como ciudadano preocupado por el bienestar de los marginados.

Aunque “La Isla de Sajalín” es un reportaje, el estilo de Chéjov se mantiene fiel a su prosa literaria: concisa, precisa y profundamente humana. Su capacidad para captar la esencia de las personas y sus circunstancias se traslada de la ficción a la no ficción con igual maestría. El uso de detalles vívidos y anécdotas personales humaniza el relato, evitando que se convierta en un mero informe estadístico.

La publicación de “La Isla de Sajalín” tuvo un impacto significativo en la sociedad rusa, exponiendo la realidad de las colonias penales a un público más amplio y generando un debate sobre la necesidad de reformas. Chéjov fue elogiado por su valentía y rigor investigativo, y su obra se considera hoy en día un ejemplo temprano de periodismo literario y de denuncia social.

“La Isla de Sajalín” es una obra fundamental para entender no solo la amplitud del talento de Chéjov, sino también su compromiso con la justicia social y la empatía hacia los marginados. A través de este reportaje, Chéjov trasciende su fama de cuentista y dramaturgo, mostrando una faceta de investigador meticuloso y narrador comprometido con la verdad y la mejora de la condición humana.

© Redacción

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí