Obra maestra de imaginación y libertad creadora de Virginia Woolf, quien dice que la escribió en “unas vacaciones de escritor”, durante unos días de descanso en el campo, llena de ironía, jovialidad, sutileza e ingenio nos narra las aventuras del joven Orlando en la que se aúnan lo fantasioso, lo poético y lo histórico. Al parecer es una “novela en clave” o roman a clef [1], aunque no hace falta saberlo, para disfrutarla. Algunas fuentes dicen que se inspiró en la vida de su amante y confidente Vita Sackville-West, a quién estaría dedicada, y en una obra literaria de la misma, un pequeño libro en miniatura, del tamaño de una caja de cerillas, escrito para formar parte de la Biblioteca de la Casa de Muñecas de María Teck, esposa del rey Jorge V, que era una réplica de una casa eduardiana, con el título de “A Note of Explanation”[2]. Como el mismo subtítulo de la novela de Virginia Woolf nos sugiere, se trata de una biografía, aunque presentada en forma de parodia, ridiculizando las técnicas que empleaba este género literario, al que su propio padre se dedicaba, todo lo que se decía sobre el biografiado debía estar contrastado históricamente, documentalmente debido a ello sin entrar en profundidad en la psicología del personaje a retratar. Así nos dice en tono jocoso:
“Hasta esta etapa de la vida de Orlando, copiosos documentos, de orden particular o de orden histórico, han permitido la ejecución del deber primordial de todo biógrafo: rastrear, sin mirar a izquierda o derecha, las huellas indelebles de la verdad; ciego a las flores, indiferente a los matices; adelantando sistemáticamente hasta caer en el sepulcro y escribir finis en la lápida sobre nuestras cabezas”[3].
El recurso al género biográfico utilizando el punto de vista de una mujer, resultó totalmente innovador para la época, dado que hasta el momento había sido el hombre quien predominantemente s había servido de él en la literatura. Esto ha llevado a considerar Orlando como la obra más brillante de la producción literaria de Virginia Woolf, y una de las más fáciles de leer, lo que se ha visto reflejado en su éxito y en su impacto en la literatura posterior.
La novela nos relata la vida del joven Orlando, un noble aristócrata delicado y melancólico poeta que escribe versos, sonetos y tragedias…cuya trayectoria vital llena de andanzas, de encantos y delicadas extrañezas transcurre a lo largo de más de cuatrocientos años, desde la época dorada del Renacimiento con la reina Isabel I de Inglaterra, hasta el período de entreguerras del pasado siglo XX. Empieza siendo un caballero de la corte isabelina, de quién la reina ya en su vejez postrera queda prendada de su belleza, inocencia y juventud, según sus deseos quiere hacer de él “el hijo de su vejez y decadencia”, `para ello le otorga títulos, un castillo y tierras con la única condición de “No desvanecer, no marchitarse, no envejecer ni un solo día” y así nos describe al protagonista Virginia Woolf.
“El largo cabello rizado, la oscura cabeza inclinada con tanta sumisión, con tanta inocencia, prometían un par de las más hermosas piernas que jamás sostuvieran a un joven noble; y ojos violetas; y un corazón de oro; y lealtad y viril encanto todas las cualidades que la vieja adoraba más y más a medida que le fallaban las suyas. Porque iba envejeciendo, cansada y encorvada a destiempo. El estampido del cañón estaba siempre en sus oídos. Siempre veía la brillante gota de veneno y el largo estilete. Al sentarse a la mesa estaba escuchando; oía los cañones en el Canal; recelaba, ¿sería un rumor, una maldición, sería un santo y seña? La inocencia, la sencillez, le eran más queridas por ese fondo oscuro que las destacaba. Y, esa misma noche (según lo quiere la tradición), mientras Orlando dormía profundamente, ella hizo entrega formal, poniendo su firma y su sello en el pergamino, de la gran casa monástica que había sido del Arzobispo y luego del Rey, al padre de Orlando. Orlando durmió toda la noche sin saber nada. Sin saberlo, había sido besado por una reina.(…)
(….)“Fuerza, gracia, arrebato, locura, poesía, juventud —lo leyó como una página. En el acto se arrancó un anillo del dedo (la coyuntura estaba un poco hinchada) y, al ajustárselo, lo nombró su Tesorero y Mayordomo; después le colgó las cadenas de su cargo, y haciéndole doblar la rodilla, le ató en la parte más fina la enjoyada orden de la Jarretera(…)”
El joven Orlando tras la muerte de la reina y la de sus padres cae en desgracia y se aleja de la corte, se dedica a visitar antros y tabernas dónde los marineros cantan y cuentan sus proezas en el bravío y tempestuoso mar hasta caer ebrios y desalmados en el suelo. Parecían interesarle más los barrios humildes, “la mejilla de la hija de un posadero le parecía más fresca, y el ingenio de la sobrina de un guardabosque más vivo” que el de las tímidas, refinadas y aburridas damas de la Corte. A todas escribe versos. “Pero al cabo de escuchar muchas veces las mismas historias, se aburrió y quiso dedicarse a las Artes y las Ciencias”. Tras esto decide regresar a la corte; cuando regresa ya gobierna Jacobo I. Fue entonces, durante lo que se conoció en Inglaterra como “La Gran Helada” en el invierno de 1683 a 1684 cuando Orlando estando comprometido con Lady Euphrosyna, rancia dama de la corte, llega a la corte acompañada de su padre, y séquito , una princesa moscovita, una cosaca de nombre Sasha, fruto de la casualidad, el barco en el que viajaban se había quedado atrapado en las aguas congeladas del Támesis, la llama de la pasión amorosa prende en el pecho de Orlando, la aventura amorosa está asegurada, quizá la parte más hermosa del libro, le escribe un gran poema. En él hay una analogía entre el clima gélido y helado donde trascurre la historia y los sentimientos melancólicos de Orlando, que teme la separación de la que cree forma ya parte de su ser, Orlando es un joven melancólico, enamorado de la muerte. AL derretirse las aguas congeladas del Támesis, el barco zarpa de nuevo, traicionado y abandonado por este amor, se encierra en la mansión y duerme durante siete días y siete noches, al octavo despierta como si hubiera dormido una sola noche, está recuperado, no quiere oír ni mencionar el nombre de la princesa, comienza su gran obra poética. Orlando había adquirido una de esas enfermedades que no tienen cura “ la poesía”. Ya estamos en el siglo XVII, Orlando comienza su carrera política, decide embarcarse hacia Constantinopla, como embajador del rey Carlos II de Inglaterra, período conocido como la Restauración, en Turquía conoce el exotismo de Oriente, su sensualidad y belleza, el amor a la tierra, establece vínculos de fidelidad y lealtad con los turcos, entonces la ciudad es sitiada, y debe tomar las armas y luchar contra el enemigo. Como hombre se desilusiona de la guerra, aborrece la sangre y la lucha sangrienta por ideales inciertos, cae enfermo, casi muerto. Tras una grave crisis vuelve a dormir durante varios días, en los que creen que ha muerto, al séptimo despierta. Es ahí cuando el narrador confiesa: “Hemos de confesarlo: era una mujer”. Orlando ha despertado como una mujer, el cambio se ha producido, una transformación verdadera y permanente, pero que no ha transformado la auténtica esencia de Orlando. Ser hombre es equivalente a ser mujer. No hay diferencias, y de haberlas, son incómodas comprensiones de la sociedad. Nadie se extraña de su renacer femenino, nadie duda de que sea la misma persona; “La misma persona, ninguna diferencia, sólo un sexo distinto”, incluso algunos piensan que siempre había sido una mujer, que Orlando les había engañado a todos(…)Tras esto huye de Estambul, a lomos de un burro con la ayuda de un gitano, que se dirige a las estepas de Anatolia, allí vivirá con una tribu de gitanos nómadas, donde aprende a amar y a contemplar la Naturaleza:
” EL amor de la Naturaleza, era innato en ella, y aquí donde la naturaleza era más vasta y poderosa que en Inglaterra, la dominó con más fuerza que antes. Se diría que su Dios era la Naturaleza”,.. pero pronto saltan las diferencias, los gitanos comienzan a desconfiar a dudar , al fin y al cabo ella es una aristócrata, no trabaja, no ordeña las cabras, se dedica a hablar con el viento y a mirar las montañas, y allí no hay plumas ni papel para escribir, tras rechazar el matrimonio con uno de los gitanos, decide emprender la huida. Tras esto regresa a Londres, a su mansión, todo sigue igual, estamos en plena época ilustrada. Asiste a tertulias literarias, dónde conoce a algunas de las más destacadas personalidades literarias de la época, como Alexander Pope, pero pronto siente toda la opresión a la que se ve sometida el sexo femenino, se siente observada, es extremadamente hermosa, las murmuraciones y comidillas taladran el aire, no podía hablar, expresar sus ideas, sentimientos y emociones…eso sí, debía conocer a la perfección el lenguaje del abanico, y las formas: ser delicada, sumisa, perfumada, ataviada ¡…Es más debido a su nueva condición femenina Orlando no podía tener posesiones, no tenía derecho a heredar, necesitaba un padre o un esposo, o en su caso un tutor legal para mantener su mansión. Orlando se ve envuelta en numerosos litigios que disminuirán considerablemente su riqueza. Tenía 30 años y era una mujer hecha y derecha, ¿en quién se iba a apoyar ahora, a quién debía sostener hasta el final de sus días?,-“no hablaba Orlando, sino el Espíritu de la época”– de una manera u otra todos sus viejos admiradores habían desparecido. El matrimonio lo sentía como un pesada losa que atenazaba su espíritu. Ya no le salían los versos, sólo la tinta emborronada sobre el papel. Y pensaba: “La vida, un amante¡ , no, ¡La vida, un marido¡ Orlando tiene múltiples aventuras con escritores, poetas y amantes, antes de ceder a la presión cultural de los tiempos victorianos, un período aún más oscuro para la mujer. De pronto se vió envuelta en un atrezzo que apenas la dejaba respirar, estamos ya en el siglo XIX:
“ Así estaba lóbregamente en la ventana de la sala (tal era el nombre que Bartholomew daba a la biblioteca), tironeada por el peso del miriñaque[4], que había tenido la sumisión de adoptar. Era el vestido más pesado y estúpido de cuantos se había puesto en la vida. Ninguno como aquél para trabar sus movimientos. Ya no podía andar por el jardín, a grandes pasos con sus perros, o correr al cerro y tirarse bajo la encina. Sus faldas juntaban paja y hojas húmedas. La brisa le quería llevar el sombrero con plumas. Los finos zapatos se empapaban y se enfangaban. Sus músculos habían perdido su elasticidad” (…)“Orlando había propendido, naturalmente, al espíritu isabelino, al espíritu de la Restauración, al espíritu del siglo XVIII, y, por consiguiente, apenas había notado el cambio de una época a otra. Pero el espíritu del siglo XIX le era muy antipático, y por eso la tomó y la quebró y ella se sintió derrotada …”
Más difícil es resistirse al espíritu de los tiempos, lucha con tal fuerza que si no te unes a él te arrastra como hojas de otoño y te destruye en el húmedo invierno.
, “ella estaba sola, impar, soltera”, debía casarse si no quería perderlo todo. Se le ofrece la posibilidad.
“ Apuró el paso; corrió; tropezó; las ásperas raíces de la maleza la tiraban al suelo. Se había roto el tobillo. No se podía levantar. Pero ahí se quedó tirada, feliz. La fragancia del mirto de los pantanos y de la ulmaria estaba en sus sentidos. La risa ronca de los grajos en sus oídos. « He dado con mi compañero», murmuró. «Es el campo. Soy la novia de la naturaleza», murmuró, entregándose en éxtasis a los fríos abrazos de la hierba, envuelta en su capa, en la hondonada, junto al estanque. “Aquí me quedaré”.
“«¡Ah!», suspiró hundiendo con delicia la cabeza en su espinosa almohada. «Muchos años he buscado la felicidad y no la he encontrado; la fama y la he perdido; el amor y no lo he tocado; la vida —y la muerte es mejor. He conocido muchos hombres y muchas mujeres», continuó. «No he entendido a ninguno. Más vale que me quede aquí, en paz, bajo el solo cielo —como el gitano me dijo hace tantos años”.
Pero entonces sintió el trote de un caballo que se le venía encima, era su “príncipe azul”, un marinero, aventurero y explorador de Oriente, Esquire Marmaduke Bonthrop Shelmerdine.. El Espíritu de la época había hecho mella en su pecho, y sin apenas conocerse parecían saberlo ya todo el uno todo del otro. Se habían enamorado al instante como se enamoran los románticos, “En apenas unos minutos estaban comprometidos” Orlando conoce el amor y el sexo y vive una relación en la que no hay diferencias por cuestión de género. Bonthrop parte hacia uno de sus viajes.
El futuro se aproxima, el caballo es cambiado por la locomotora, Orlando deberá tener un hijo, sino quiere perder sus propiedades, los litigios continúan. Estamos ya en el siglo XX, en el período de entreguerras, Orlando consigue publicar su obra, “La Encina”, la ha estado gestando durante más de trescientos años, estamos en 1928, justamente la fecha en la que se publicó este libro, la realidad y la ficción se solapan. Ahora Orlando es libre, por fin ha publicado su obra, ha tenido un hijo carnal y comienza de nuevo, se ha liberado de los roles de género y regresa a su mansión, podrá pagar sus deudas y legársela a su hijo. Orlando es feliz aunque su rostro expresa tristeza y melancolía. ¿Quizá porque sigue siendo el mismo a pesar de todo?
La obra de Virginia Woolf es un viaje apasionante por la Historia, y por las diferentes épocas en las que de una forma sutil, jovial y rebosante de ingenio realiza una crítica social de las mismas recreando el espíritu de los diferentes períodos históricos, que no es sino la peripecia vital de Orlando, de sus aventuras y andanzas, en ella se atreve a abordar temas tan inusuales para su época como son el género, la identidad y el arte de la escritura, en un mundo profesional y artístico gobernado por los hombres, temas que le atañen directamente, pero es sobre todo y principalmente una obra apasionante por su trepidante ritmo e imaginación, por su innovador estilo y delicioso sentido de la historia y de la literatura en la que ficción y fantasía se entrelazan de una manera asombrosa.
Añado la obra original de Virginia Woolf y la traducción al español de Jorge Luis Borges. Todos los entrecomillados son de esta traducción.
Adjunto adaptación cinematográfica de “Orlando”
https://www.youtube.com/watch?v=gphWi4N83qs
[1] http://unlibroaldia.blogspot.com/2010/08/virginia-woolf-orlando.html
[2] Virginia Woolf se inspiró para su libro en un libro en miniatura para una casa de muñecas. Veáse https://www,lapiedradesísifo.com>VirginiaWoolf. También hemos de citar como fuentes clásicas al “Orlando furioso” de Ludovico Ariosto,(1532) poema épico caballeresco de tradición medieval, basado en la Chanson de Roland y continuación del romance inacabado “Orlando enamorado” de Matteo Maria Boiardo, publicado póstumamente en 1495.
[3] El texto entrecomillado pertenece a la traducción de la obra Orlando de Jorge Luis Borges. http://novelas.rodriguezalvarez.com/pdfs/Woolf,%20Virginia%20”Orlando”-Xx-En-Sp.pdf
En la que aparece el texto en versión original en lengua inglesa y en español. Muy recomendable. Alianza Editorial también tiene la publicación de Jorge Luis Borges.
© Antoñeta Bernardino