La elección entre una narrativa en primera o tercera persona es una de las decisiones más fundamentales que un escritor debe tomar al comenzar una obra literaria, ya sea un relato corto o una novela. Esta elección no solo afecta la forma en que se presenta la historia, sino también cómo los lectores perciben y se relacionan con los personajes y los acontecimientos narrados. A través de este ensayo, exploraremos las diferencias clave entre estas dos perspectivas narrativas, destacando cómo cada una puede influir en la experiencia de lectura y en la profundidad emocional y psicológica de la obra.
Narrativa en primera persona: Intimidad y subjetividad
La narrativa en primera persona se caracteriza por el uso del pronombre «yo» para contar la historia. Esta perspectiva ofrece una visión íntima del mundo interior del narrador, permitiendo a los lectores acceder directamente a sus pensamientos, sentimientos y percepciones. La principal ventaja de esta técnica es su capacidad para generar una conexión profunda entre el narrador y el lector, ya que facilita una experiencia inmersiva en la psique del personaje.
Uno de los ejemplos más emblemáticos de la eficacia de esta perspectiva es «El guardián entre el centeno» de J.D. Salinger, donde la voz narrativa de Holden Caulfield ofrece una visión cruda y honesta de su lucha contra la adultez y la pérdida de la inocencia. La primera persona permite a Salinger explorar la complejidad emocional de Holden con una autenticidad que sería difícil de lograr desde una perspectiva externa.
Sin embargo, la narrativa en primera persona también impone limitaciones significativas, especialmente en términos de la objetividad y el alcance de la narración. El narrador no puede proporcionar información o perspectivas que estén más allá de su experiencia directa, lo que puede resultar en una visión de túnel de los acontecimientos.
Ejemplos de narrativa en primera persona
«El tiempo entre costuras» de María Dueñas: Esta novela, narrada en primera persona, sigue la vida de Sira Quiroga, una joven modista que abandona Madrid antes del inicio de la Guerra Civil Española, viviendo diversas aventuras que la llevan desde el protectorado español de Marruecos hasta Lisboa. La elección de la primera persona permite a los lectores vivir de cerca las experiencias, emociones y transformaciones de Sira, creando una conexión íntima y profunda con el personaje.
«Soldados de Salamina» de Javier Cercas: En esta obra que mezcla ficción y realidad, Cercas utiliza la primera persona para narrar una investigación sobre un episodio de la Guerra Civil Española. La utilización de esta perspectiva no solo aporta una sensación de inmediatez y participación en la búsqueda del narrador sino que también permite explorar reflexiones profundas sobre la memoria, la historia y la identidad.
Narrativa en tercera persona: Flexibilidad y amplitud
Por otro lado, la narrativa en tercera persona utiliza pronombres como «él», «ella» o «ellos» para contar la historia desde una distancia. Esta perspectiva puede variar desde una visión omnisciente, donde el narrador conoce todos los pensamientos y sentimientos de los personajes, hasta una visión más limitada, enfocada en la experiencia de uno o varios personajes sin acceso a sus procesos internos.
La tercera persona ofrece una mayor flexibilidad narrativa, permitiendo al autor explorar múltiples personajes y subtramas con mayor libertad. Esta perspectiva puede enriquecer la narrativa al proporcionar un panorama más amplio de los acontecimientos y las relaciones entre los personajes. «Cien años de soledad» de Gabriel García Márquez es un ejemplo magistral de cómo la tercera persona omnisciente puede ser utilizada para tejer una compleja red de historias que abarcan varias generaciones, ofreciendo una visión profunda de la condición humana a través de la saga de la familia Buendía.
No obstante, la narrativa en tercera persona puede, en ocasiones, crear una distancia emocional entre los personajes y los lectores, ya que la intimidad y la inmediatez que ofrece la primera persona se ven atenuadas. La clave para superar esta barrera radica en la habilidad del escritor para infundir sus personajes y narrativa con suficiente profundidad emocional y psicológica que enganche al lector a pesar de la distancia narrativa.
Ejemplos de narrativa en tercera persona
«La sombra del viento» de Carlos Ruiz Zafón: Aunque mencionada previamente como ejemplo de primera persona, es importante señalar que «La sombra del viento» juega hábilmente con ambas perspectivas. Zafón utiliza una mezcla de primera y tercera persona para contar las historias entrelazadas de los personajes que rodean a Daniel Sempere y el Cementerio de los Libros Olvidados. Este enfoque permite a Zafón explorar la rica historia de Barcelona y la vida de varios personajes desde múltiples ángulos, creando una narrativa envolvente y polifacética.
«La ciudad y los perros» de Mario Vargas Llosa: Aunque Vargas Llosa es peruano, su influencia en la literatura de lengua española es indiscutible, y esta obra es un buen ejemplo de narrativa en tercera persona. La novela explora la vida de un grupo de cadetes en un colegio militar en Lima, utilizando una tercera persona que permite adentrarse en la psicología de varios personajes, exponiendo la brutalidad y las tensiones dentro del colegio militar. Este enfoque brinda una visión amplia y multifacética de la experiencia dentro de esta institución.
Estos ejemplos subrayan cómo escritores españoles y de habla hispana han utilizado las perspectivas narrativas para profundizar en temas de identidad, memoria y transformación personal y social. La primera persona, en casos como «El tiempo entre costuras» y «Soldados de Salamina», crea una conexión íntima y personal con el narrador, permitiendo a los lectores un acceso directo a sus pensamientos y emociones. Por otro lado, la tercera persona, como se ve en «La ciudad y los perros», ofrece una visión más amplia y objetiva de los acontecimientos, permitiendo explorar la complejidad de múltiples personajes y sus interacciones.
Cada perspectiva tiene su fuerza al contar historias que requieren un enfoque particular, ya sea la inmersión en la experiencia individual de un personaje o la exploración de un tejido social y cultural más amplio. La elección entre una y otra dependerá de los objetivos narrativos del autor y de la experiencia que desee ofrecer a sus lectores.
La elección depende del propósito
La elección entre la primera y la tercera persona no debería basarse únicamente en una preferencia estilística, sino en lo que el escritor desea lograr con su obra. La primera persona es ideal para explorar la psicología de un personaje específico y para crear una conexión íntima con el lector, mientras que la tercera persona es más adecuada para narrativas complejas con múltiples personajes y tramas entrelazadas.
Ambas perspectivas ofrecen herramientas poderosas para el escritor, y la decisión entre una u otra debe ser guiada por la naturaleza de la historia que se desea contar y la experiencia que se quiere ofrecer al lector. Al final, sea cual sea la elección, el éxito de la narrativa dependerá de la habilidad del escritor para utilizar la perspectiva elegida de manera efectiva, creando un mundo literario que sea a la vez convincente y emocionalmente resonante.
© Anxo do Rego. Redacción