Un clásico moderno de la novela negra italiana.Una nueva traducción de una obra maestra del giallo.
Un día de 1972 al despertar, la ciudad de Turín se vio obligada a reconocer algo que podía alterar su legendaria respetabilidad. De pronto tuvo que tomar conciencia de que se había convertido, como Los Ángeles, en un fascinante escenario de crímenes y pesquisas policiales. En otras palabras: acababa de publicarse La mujer del domingo, donde, rodeado por la hipocresía, la vanidad y la cháchara que animaban el mundo de la alta burguesía piamontesa, el inspector Santamaria investigaba un crimen entre magnates con una doble vida y damas atractivas y esnobs.
Entre las obras de Fruttero & Lucentini —desprejuiciados, visionarios, «dos Watson sin Sherlock Holmes», como gustaban definirse, y una de las voces más originales de la literatura italiana del siglo XX—, esta es la primera y sin duda la más popular, apasionante y entretenida, algo que demuestra su éxito meteórico. Pero hay más. Se la puede considerar la progenitora de un género literario, un ejemplo de narración noblemente legible, que disimula su complejidad, pero no oculta su fina ironía, la elegancia de la trama y su sabiduría psicológica.
Autores:
Franco Lucentini (1920-2002) y Carlo Fruttero (1926-2012) se asociaron en la inmediata posguerra, cuando se conocieron en París. En Turín se convirtieron en editores de Einaudi, donde tradujeron por primera vez al italiano a Borges, Beckett, Salinger o Robbe-Grillet. Unidos por su pasión por la ciencia-ficción y los cuentos de fantasmas, editaron juntos varias antologías, y así nació la firma Fruttero & Lucentini. Aunque debutaron con un libro de poemas, el primer gran éxito les llegó con La mujer del domingo, que sería llevada al cine por Luigi Comencini en 1975, con Marcello Mastroiani, Jacqueline Bisset y Jean-Louis Trintignant en los papeles protagonistas
© Siruela. Febrero 2024.