Irene Solà-
Irene Solà cuenta las circunstancias en las que escribió su novela.
«Lo primero que supe, o que intuí, al empezar a trabajar en esta novela fue que en el centro de la historia había un pacto con el diablo. A finales del siglo XVI, el personaje de Joana le vendió el alma al diablo a cambio de un hombre entero, que fuera heredero y tuviera un trozo de tierra y un trozo de techo. Y se casó con Bernadí Clavell, que era el heredero del Mas Clavell. Pero a Bernadí le faltaba el meñique del pie izquierdo, y Joana pudo romper el pacto y conservar el alma, el hombre y la casa. Aunque pronto descubrió (o creyó descubrir) las consecuencias de esa ruptura, que se harían extensivas a su familia. A todos sus hijos, a todos los descendientes del Mas Clavell, les faltaría alguna cosa: un cuarto de corazón, la lengua, el nombre, las pestañas, el hígado, la capacidad de sentir dolor, el agujero del culo, una oreja o la memoria.
Luego, a lo largo de semanas, meses y años de proceso de trabajo, mientras vivía dentro de la novela, y aprendía a escucharla y a darle forma, entendí (y decidí) que este libro sucede en la contemporaneidad, durante un solo día, y que se sitúa en una masía de las Guilleries, el Mas Clavell. En esa casa, Bernadeta, una mujer muy vieja, imposiblemente vieja, tan vieja que no sabe cuántos años tiene porque ha perdido la cuenta, se está muriendo. El día en el que se sitúa el libro es su último día de vida. Pero velándola están las mujeres que han nacido, vivido y muerto en esa masía desde finales del siglo XVI, sus parientas, que son los fantasmas o espíritus que habitan la casa, y que están preparándole una fiesta.»
Una novela desbordante, llena de historias y personajes malditos más allá del tiempo.
Escondida entre riscos lejanos, en algún remoto lugar de las Guillerías transitado por cazadores de lobos, bandoleros, emboscados, carlistas, hechiceras, maquis, pilotos de rally, fantasmas, bestias y demonios, la masía Clavell se agarra al suelo como una garrapata. Es una casa, sobre todo, habitada por mujeres, y donde un solo día contiene siglos de recuerdos. Los de Joana, que para encontrar marido hizo un pacto que inauguró una progenie aparentemente maldita. Los de Bernadeta, a quien le faltan las pestañas y, de tanta agua de tomillo que le vertieron en los ojos cuando era una niña, acabó por ver lo que no debía. Los de Margarida, que en vez de un corazón entero tiene uno de tres cuartos, rabioso. O los de Blanca, que nació sin lengua, con la boca como un nido vacío, y no habla, solo observa. Estas mujeres, y más, hoy preparan una fiesta.
La Autora:
Irene Solà (Malla, 1990) és autora de Canto jo i la muntanya balla (Premi Llibres Anagrama de Novel·la), que ha estat traduïda al castellà (Anagrama, 2019), l’anglès, el francès, l’alemany i l’italià, entre més d’una vintena de llengües, i ha estat guardonada amb l’European Union Prize for Literature i els premis Maria Àngels Anglada, Punt de Llibre de Núvol i Cálamo Otra Mirada: «Hi ha tanta bellesa en aquesta meravellosa novel·la polifònica que cada pàgina t’enamora altra vegada de la natura, de la imaginació, de les paraules, de la vida. Atemporal i única» (Mariana Enriquez). El seu poemari Bèstia (Premi de Poesia Amadeu Oller; Galerada, 2012) ha estat publicat en edició bilingüe castellà-català per La Bella Varsovia i també ha estat traduït a l’anglès i l’italià. La seva primera novel·la, Els dics (L’Altra Editorial, 2018), publicada en castellà a Anagrama amb el títol Los diques, va guanyar el Premi Documenta 2017: «Hi ha una pila de bones raons per gaudir amb aquestes pàgines en part desbordades i en part serenes, disperses a consciència, lluminoses, madures» (Nadal Suau, El Cultural).
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