El misterio clásico vuelve a conquistar el género criminal en todo el mundo
El asesinato no solo puede ser una de las bellas artes, sino también algo entrañable, familiar y disfrutable. Y el enigma, en su variante detectivesca, es tanto o más cosa de mujeres, que de hombres.
No lo llamen «novela negra», por favor. Olvídense de los polis atormentados por el alcohol y los problemas familiares. De los psicópatas eruditos que escenifican la biblia en verso para sus crímenes sangrientos. De las grandes ciudades con sus policías corruptos, mafias y depravación sistémica. De los detectives que solucionan los problemas a golpes y a tiros. De la contaminación ambiental, física y moral a la que combaten inútilmente los y, sobre todo, las protagonistas de la mayoría de novelas policíacas de las últimas décadas.
Olvídense del aburrido trabajo forense, de laboratorios y comisarías abarrotados con burocracia y pruebas de ADN…
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