El rico y sabio Salomón

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El rico y sabio Salomón

Por Ana Morilla


Salomón no solo compuso mil proverbios y cinco mil poemas, sino que extendió su poder hasta el Éufrates, el país de los filisteos, y la frontera con Egipto, además de que tuvo numerosos reyes tributarios. Disfrutó de riquezas y gloria como no las tuvo ni tendría nunca ningún rey. Su templo y su palacio de cedro estaban recubiertos de oro puro de Ofir, con colosales columnas de bronce, querubines de cinco metros de altura, así como piedras preciosas.

Reinó cuarenta años en Jerusalén y en todo Israel, en el primer milenio antes de Cristo, ca. 970-930. Da la Biblia (Reyes y Crónicas)cifras descomunales, y aunque las unidades de medida de la Antigüedad eran distintas a las contemporáneas (codos, pies, batos, etc.), los cálculos arrojan números desorbitados. Solo de avituallamiento, dice la Biblia que precisaba a diario la corte de Salomón trece mil quinientos kilos de flor de harina, veintisiete mil de harina corriente, diez bueyes cebados y veinte de pasto, cien ovejas, además de ciervos, corzos, gacelas, gansos y aves, y que entre sus riquezas se contaban 666 talentos anuales de oro, eso sin tener en cuenta los tributos de los reyes de Arabia y otros. Cada tres años su flota de Tarsis volvía cargada de oro, plata, marfil, monos y pavos reales. Tenía cuarenta mil caballos de tiro y doce mil caballos de montar (con sus doce mil caballeros acuartelados) y unos mil cuatrocientos carros. Las piedras preciosas y oro para embellecer su palacio y el templo fueron traídos por la ruta caravanera de Ofir mientras que las maderas de cedro, ciprés y sándalo del Líbano fueron fletadas por mar.

El suministrador de los lujosos materiales de construcción del templo y el palacio, según la Biblia, fue un aliado de Salomón, el rey Hiram de Tiro, que recibió una extraordinaria compensación económica: veinte ciudades en Galilea, más de cuatro mil kilos de oro, nueve millones de kilos de trigo y novecientos mil litros de aceite de oliva, según nos informa la Biblia. Para tan lujosas construcciones el rey Salomón dispuso de un ejército de obreros: treinta mil leñadores, a cuyo frente estuvo Adoniram, setenta mil acarreadores, ochenta mil canteros y tres mil trescientos capataces. Al frente de los artesanos se colocó a Hiram-Abi, un destacado orfebre.

El templo de Yaveh

Dice la Biblia que el rey sabio construyó el templo de Yaveh en Jerusalén, sobre el monte Moria. Puso la primera piedra el día veinte del mes segundo (ziv) del cuarto año de su reinado, es decir, el año 480 de la salida de Israel de Egipto, según el historiador judío Flavio Josefo (Antigüedades judías) el año 592 tras el éxodo, el año 1020 tras la partida de Abraham de Mesopotamia a Canaán, el año 1440 tras el diluvio, y el año 3102 desde Adán. Según la Biblia, Salomón terminó el templo en el mes octavo (bul) del año undécimo de su reinado. Se inauguró con la inmolación de veintidós mil bueyes y ciento viente mil ovejas.

El edificio era de piedras sillares talladas en la misma cantera. Según explica el texto sagrado, el templo de Yaveh tenía unos cimientos excavados de treinta metros de largo por diez de ancho. Las dimensiones del templo eran las mismas de los cimientos más quince metros de alto. El vestíbulo tenía diez metros de largo por cinco de ancho; el pórtico delantero diez metros de largo por diez de ancho y sesenta metros de alto; y la cámara del santísimo, donde se situaba el arca de la alianza, situada a viente metros detrás del santo, era un cuadrado de diez metros a cada lado.

El templo estaba constituido por tres plantas unidas entre sí mediante una escalera de caracol. La planta baja medía dos metros y medio de ancho, la planta primera tres metros, y la última tres metros y medio. Tenía el templo ventanas protegidas con rejas. La puerta de entrada del templo estaba al lado derecho del edificio. En torno al templo los muros estaban esculpidos por dentro y por fuera de bajorrelieves de querubines, palmas y flores. Adosado al muro estaba su anejo en torno al santuario y el santísimo, con pisos alrededor de dos metros y medio de alto.

Lujo oriental

Según la Biblia en el interior del templo de Yaveh construido por Salomón no se veía la piedra. Paredes, pavimentos, artesonados y vigas estaban recubiertos de planchas de madera de cedro y de ciprés con bajorrelieves de coloquíntidas y guirnaldas de flores. La madera a su vez estaba recubierta de oro puro de Parvaim, incluso jambas, dinteles y clavos eran de oro. Y el pavimento, además de oro era de piedras preciosas.

Las puertas de entrada al templo, con forma de pentágono, eran de madera de olivo y estaban talladas de querubines, palmas y guirnaldas de flores, y todas recubiertas de oro. Mientras que las puertas del interior eran cuadradas y de madera de ciprés, con hojas giratorias, y estaban talladas y cubiertas de oro.

Dentro del santísimo había dos querubines de madera de olivo revestidos de oro, que medían cinco metros de altura, que con las alas extendidas alcanzaban una envergadura de diez metros en total, de punta a punta de la sala. La balaustrada y las gradas del templo eran de madera de sándalo.

Además del recubrimiento interior del templo, también era de oro puro el arca de la alianza, que estaba dentro del santísimo, en el debir, bajo las alas de los querubines. Dentro del arca se guardaban las dos tablas de piedra depositadas por Moisés en el Horeb. El altar y la mesa del santísimo eran de cedro recubiertos de oro, como lo eran sus diez candelabros, cinco situados a la derecha y cinco a la izquierda, la flores, lámparas y despabiladeras de oro, así como los cuchillos, aspersorios, copas, incensarios y ceniceros del altar.

Jaquín y Boaz

En el vestíbulo o pórtico del santo, nos indica la Biblia, que Salomón mandó construir dos columnas huecas de bronce bruñido, de dos metros de espesor, modeladas por Hiram-Abi, y llamadas Jaquín, la de la derecha, y Boaz, la de la izquierda. Tenían nueve metros de alto y estaban coronadas por sendos capiteles de dos metros de alto con forma de flor de loto, y con sendas esferas adornadas por cuatrocientas granadas cada una. Las cornisas también se adornaban con guirnaldas de flores y al menos doscientas granadas entrelazadas.

El mar de bronce y los aguamaniles

Al lado derecho del templo de Salomón, al sudeste, estaba situado el mar de bronce donde se lavaban los sacerdotes. Era redondo, de cinco metros de diámetro por cinco metros de altura y dieciséis metros de circunferencia. Bajo el borde del mar de bronce había una orla de coloquíntidas. Este enorme depósito de agua descansaba sobre doce toros también de bronce, tres situados al norte, tres al oeste, tres al sur y tres al este. El grosor del mar de bronce era de veintidós centímetros, y el borde era como una copa con forma de flor de loto o de lirio. Cabían ciento treinta y cinco mil litros de agua.

En el templo de Salomón también había diez aguamaniles o fuentes de bronce de dos metros, con capacidad para mil ochocientos litros, en los que eran purificadas las víctimas del holocausto. Cinco aguamaniles estaban dispuestos al lado derecho del templo y otros cinco al lado izquierdo, y estaban sustentados por sus respectivas diez basas de bronce, de cinco metros de largo por dos metros de ancho y un metro y medio de alto. Cada basa estaba adornada con leones, bueyes, guirnaldas de flores y querubines esculpidos. Tenía cada basa cuatro ruedas de bronce fundido, de setenta y cinco centímetros de altura, que eran como las ruedas de un carro, con ejes, llantas, radios y cubos. Todos los elementos de bronce del templo de Salomón habían sido fundidos en la región del Jordán entre Sucot y Sared. También había calderos, palas y aspersorios de bronce.

El oro y la plata

Cuenta el historiador Flavio Josefo que en el templo de Salomón había miles de objetos de oro: veinte mil copas, diez mil candelabros, ochenta mil jarras, cien mil redomas, ochenta mil platos, sesenta mil cuencos, veinte mil incensarios para mirra y olíbano y cincuenta mil incesarios para fuego, mil trajes de sumo pontífice con piedras preciosas, diez mil vestidos sacerdotales, doscientos mil vestidos para cantores, doscientas mil trompetas y cuarenta mil instrumentos musicales de electro. De plata: cuarenta mil copas, doscientas mil redomas, ciento sesenta mil platos y ciento veinte mil cuencos.

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El palacio

El palacio de Salomón, dice la Biblia, estaba construido de sillares de piedra como el templo, recubiertos de madera de cedro en el interior. Tardó trece años en ser construido y se llamó Bosque del Líbano. Tenía cincuenta metros de largo por veinticinco de ancho y quince de de alto. Y estaba sostenido por cuatro hileras de columnas de cedro, en total cuarenta y cinco columnas, a quince por hilera, que eran las que daban nombre al edificio. Disponía en total de tres pisos y constaba de al menos tres pórticos, uno de ellos llamado de la Justicia o del Trono. La vivienda del rey se situaba en un atrio separado.

El palacio estaba adornado con doscientos escudos de oro batido de siete kilos de peso cada uno, y otros trescientos escudos de oro de tres kilos y medio cada uno. El trono de Salomón era de marfil recubierto de oro puro, tenía seis gradas, un cordero grabado en el respaldo y dos leones en los brazos. En las gradas del trono había doce leones rampantes. La vajilla y el mobiliario de palacio también eran de oro.

La Biblia, que nos informa de las maravillas del templo y el palacio del rey Salomón, no solo es uno de los grandes textos de la literatura universal, sino la consagración del genio narrativo hebreo que sobrevivió a la desaparición de sus magnas obras arquitectónicas, demostrando que la palabra es más duradera que la piedra.

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Para saber más

Libro Primero de los Reyes, Reinado de Salomón (I Reyes 4, 4-5, 26 -11, 20-12, 9); Libro Segundo de Crónicas, Reinado de Salomón (II Crónicas 2, 4-4, 4 -9, 30- 11, 20); Flavio Josefo, Antigüedades judías, cap. IV-V.

Imágenes

A partir de la vidriera de los prerrafaelitas Burne Jones y Edward Coley, El rey Salomón sosteniendo el templo, 1890, en Leigh, Staffordshire.

A partir de la ilustración de Isaak Asknaziy para la Enciclopedia judía de Brockhause y Efron (1906-1913).

© Ana Morilla. Marzo 2023. Todos los derechos reservados. 

 

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Doctora en Teoría de la Literatura y del Arte y Literatura Comparada; máster en Estudios Literarios y Teatrales; DEA en Literatura Hispanoamericana y licenciada en Filología Hispánica. Dirigió la editorial Artificios y fue lectora y correctora para la editorial Traspiés. Realizó un proyecto en el sello Dorothy (junto a la ilustradora Sabina Morante). También es coach literario y profesora de talleres de escritura creativa.

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