Leer un libro a través de un club de lectura, nos ofrece una excelente oportunidad para profundizar y compartir los diferentes puntos de vista y las reflexiones de cada uno de sus miembros. En definitiva, contribuye a enriquecer la experiencia literaria. En este caso, el libro que nos ocupa es “After Dark” de Haruki Murakami, publicado en 2004.
Murakami, es uno de los escritores contemporáneos más influyentes que goza de un amplio reconocimiento a nivel internacional. Nació en Kioto, Japón, el 12 de enero de 1949. A lo largo de su carrera, ha creado una obra literaria caracterizada por la mezcla de elementos surrealistas, oníricos y filosóficos, así como la exploración de temas tan sugerentes como la soledad o el vacío existencial.
Todo esto, lo convierte en uno de los autores favoritos de nuestro club de lectores.
La historia se desarrolla en una única noche y describe a una serie de personajes cuyas vidas transcurren bajo un mismo escenario: la ciudad de Tokio. La protagonista es Mari, una joven de 19 años que pasa la noche en un bar leyendo y observando lo que ocurre a su alrededor. A lo largo de la obra, se van desarrollando diferentes tramas que acaban entrelazándose. Entre ellas, la de su hermana, Eri, la cual lleva un largo tiempo sumida en un misterioso y profundo sueño; la aparición de Takahashi, un trompetista de jazz, que también conoce a Eri y las de otra serie de personajes que se van relacionando en la oscuridad de la noche.
Particularmente, en nuestro análisis de “After Dark”, se han discutido temas concretos que han despertado especial interés.
Hay coincidencias de opinión en cuanto al estilo de la novela: El lenguaje es directo y accesible, lo cual permite que sea fácil de leer. Aunque su forma de escribir sea aparentemente sencilla, es capaz de transmitir emociones complejas y situaciones surrealistas de una forma muy natural.
Los capítulos son cortos, lo que imprimen un carácter muy dinámico a la historia.
En cuanto a los personajes, Mari Asai, en sus interacciones personales, se nos muestra como una mujer que, a pesar de su aparente aislamiento, busca algún tipo de contacto humano.
El estado de “largo y profundo sueño” de Eri Asai, puede interpretarse como una metáfora de la desconexión emocional y psicológica, así como una reflexión sobre el paso del tiempo.
A través de Takahashi, se introduce el tema de la memoria y la búsqueda de un propósito definitivo. La relación entre él y Mari es un ejemplo de cómo las personas que coinciden en momentos puntuales, pueden llegar a ser importantes en el transcurso de sus historias.
El hombre de negocios, la prostituta y el resto de los personajes, podrían representar las tensiones sociales y económicas de la vida urbana. Sus encuentros reflejarían la brutalidad y el sufrimiento humano, también la capacidad de algunas personas para encontrar consuelo en medio de la oscuridad. Todo esto recogido en un marcado tono de “crítica social”.
Por otro lado, la noche: La obra tiene lugar, casi completamente, durante esas horas, lo que genera una atmósfera de misterio. El autor parece utilizar este recurso para describir cómo los personajes se encuentran en una especie de limbo, alejados de la luz y del mundo «normal», lo que les permite comportarse de manera diferente. En esta oscuridad, se revelan diferentes aspectos de la naturaleza humana. El entorno trasnochador de Tokio, casi onírico, aparece como uno de los grandes protagonistas de la novela.
Es destacable el ambiente único que crea Murakami: un Tokio a la vez real y surreal, donde las fronteras entre lo cotidiano y lo extraño se desdibujan.
También se consideró interesante debatir sobre el concepto del tiempo: La vida se suspende o discurre de una forma controlada temporalmente. Un detalle curioso es la aparición de la imagen de un reloj que va marcando las horas y que encabeza cada capítulo.
Los personajes de “After Dark” experimentan un sentimiento de aislamiento, Mari, por ejemplo, vive una vida que no le satisface por completo. El hecho de que ella y su hermana estén tan distantes, a pesar de ser cercanas en términos familiares, hace palpable esta situación. A lo largo de la obra, las interacciones, aunque fugaces, revelan el deseo de encontrar una conexión más profunda, pero también ponen de manifiesto la dificultad para conseguirla.
Como en muchas de las obras de Murakami, aparecen factores surrealistas. La transición entre lo real y lo surreal es fluida, como el hombre que aparece en la pantalla de un televisor, que inexplicablemente permanece apagado, o en el caso de Eri, que sobrevive atrapada en ese extraño y prolongadísimo sueño. El espejo, en el que aparecen y desaparecen las imágenes, también actúa como un ingrediente inquietante y perturbador. Todas estas circunstancias, aumentan la sensación de fantasía y confusión e invitan a reflexionar sobre la naturaleza de la percepción de la realidad.
Es destacable la inclusión de referencias a la música, especialmente de jazz y de elementos de la cultura popular, algo que, por otro lado, es muy común en todas las obras del escritor. La música en sus libros no es solo una referencia superficial, sino que cumple un papel importante para crear una determinada atmósfera y en el propio desarrollo de los personajes.
Otro aspecto a señalar es el marcado carácter cinematográfico de la obra que, mediante diferentes recursos, nos traslada a ese atractivo universo.
Podríamos concluir diciendo que “After Dark” es una magnífica novela que ha despertado, en general, gran interés y ha propiciado un estimulante debate sobre las múltiples cuestiones planteadas en el curso de su lectura.
Muy recomendable.
—Lola Olías—
Del análisis que del libro hace Lola Olias se puede deducir la densidad de la obra q descansando en la peculiaridad de cada personaje, le dan coherencia y agilidad, haciendo de una abstracción algo relatable y asumible.
Excelente reseña q me animan a juzgar por mí mismo los entresijos del autor.