La Voz de… CAROLINA MOLINA

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A la salida de clase me pasaba por la sección de libros de un centro comercial. Corrían los años 80 y tenía en la cabeza esos pájaros literarios que luego fui desarrollando. Entre tantas publicaciones vi aquel libro que me llamaba a voces: Federico y su mundo. El autor era, Francisco, ese hermano que conocía todos sus secretos íntimos y entre cuyas páginas pude ver las primeras fotos familiares de los Lorca. Doña Vicenta estaba allí, en la Huerta; Federico sonreía, se le presentía vivo y de pronto me vi entre ellos, encarnada como fantasma. «Yo debí estar allí en algún momento», me dije y a riesgo de no encontrarme en un segundo vistazo, rebusqué en mi monedero y compré el libro con el dinero ahorrado para todo el mes. Fue un antes y un después. Un después de La Casa de Bernarda Alba, de un deseo de escribir teatro y de viajar a Granada, aunque para ello pasara una década. Entré en Periodismo, creamos un grupo de teatro entre algunos amigos, me presenté a concursos, escribí y escribí…y… ese libro siempre estuvo en mi mesilla de noche.

Federico y su mundo fue de las primeras biografías sobre Federico recuperadas por un sector editorial dañado por la antigua censura. Si querías leer sobre el poeta tenías que recurrir a los libreros de viejo y no era fácil en una sociedad sin internet y para una joven estudiante. Luego llegaron a mis manos las de Mora Guarnido, Auclaire o Gibson pero… aquélla fue la primera. Su lectura fue rápida, como un suspiro, en la terraza de mi casa familiar madrileña. ¡Quién me habría de decir a mí lo que llegaría después mientras soñaba con Federico y Granada!

© Carolina Molina

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