Es un placer compartir con todos una de mis lecturas preferidas “Cumbres Borrascosas” de la escritora Emily Brönte. De hecho fue la única novela que publicó, escrita bajo el seudónimo de Ellis Bell en 1847, es una obra fundamental de la literatura inglesa del siglo XIX, y ella me ha acompañado en este viaje de vida desde el día que llegó a mis manos. Su inspiración al hilvanar cada palabra como poesía envuelta de música y retratar la esencia de sus personajes en una realidad absoluta, ha sido incluso una influencia muy positiva en mi última novela publicada “Matilde”. Después de siete novelas publicadas en género negro decidí volar al género histórico y rescatar las luces y sombras de la naturaleza humana que tan bien nos muestra “Cumbres Borrascosas”. Una lectura obligada donde los sentimientos más viscerales, amor, odio, venganza y la búsqueda de la verdad mueven las acciones y sus consecuencias. Una novela pionera en su época al compartir la libertad, gritar contra el racismo y mostrar desde la trama de dos familias vecinas, los Earnshaw y los Linton, como sus destinos se entrelazan entre secretos, traiciones y rencores con la llegada de Heathcliff, un enigmático niño gitano. Es un libro con una gran carga emocional, con una historia súper bien construida que me sacude las entrañas cada vez que la leo. Emily Brönte rompió estereotipos sociales y mujeres encorsetadas en una novela cargada de dramatismo, con aire gótico y siniestro que no deja indiferente a nadie.
En la novela se muestran temas espinosos como la anorexia, la locura y el suicidio que sufren los dos personajes principales Catherine Earnshaw y Heathcliff, el suicidio pactado y la locura que los convierte en dos seres miserables y a vez idolatrados y amados.
Por desgracia Emily Brönte murió joven a causa causa de la tuberculosis, que no pudo conocer y disfrutar del extraordinario reconocimiento de su novela que salió por primera al público vez autopublicada y a día de hoy se han producido siete versiones cinematográficas.