La noche en que Daniel desapareció fue como si la oscuridad se lo hubiera tragado. No se halló el menor rastro del niño; solo encontraron el cuerpo de su madre estrangulada en la casa donde vivían, en un pequeño pueblo de los Pirineos. Siete años después, la criminóloga Lena Mayoral es contratada por la familia de la víctima para recabar nuevas pistas de ese caso que sigue envuelto en una densa bruma de misterio.
Huyendo de sus propias pesadillas —aún está recuperándose del ataque del asesino en serie conocido como «el Verdugo»—, Lena acepta instalarseen la misma casa donde desapareció el niño. Sin embargo, sus investigaciones darán un giro cuando en una de las iglesias del valle aparezca el cadáver de un adolescente de quince años, la misma edad que ahora tendría Daniel.
Mientras tanto, encerrado en la cárcel a la espera de juicio, el Verdugo no olvida a la mujer que lo desenmascaró y cuenta los días para volver a enfrentarse con ella. Rodeada de amenazas que parecen multiplicarse y aislada en un lugar donde los fantasmas a veces parecen reales, Lena se verá arrastrada en una cuenta atrás vertiginoso.
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